jueves, 17 de enero de 2008

Los Demócratas en español y el ex presidente agitado


Hay una razón aparte del hambre para que Hillary coma ese taco con tanto entusiasmo. El
voto latino es la niña bonita de la fiesta Demócrata estos días previos a los caucus de Nevada de este sábado. Si las primeras estaciones de las primarias el juego se trataba de convencer a blancos rurales, ahora que la carrera se acerca al Río Grande el color de piel del grupo objetivo se va haciendo más tostada. Los latinos componen cerca de un 25% de la población de Nevada, aunque de la población con derecho a voto son menos: del 10% al 15%. La lógica de cortejar tan activamente a los latinos, como explica esta nota del Los Angeles Times, es adelantar trabajo en los otros estados donde esa población es más -y cada vez más- activa y relevante: California, Arizona, Colorado y Nuevo México, por ejemplo. Hay que preparar el SuperMartes del 5 de febrero desde ya (de hecho tanto Hillary Clinton como Barack Obama han estado visitando California). Por eso muchos avisos políticos de estas semanas han estado en dos idiomas o derechamente en español. 
    Para Hillary Clinton -que ganó el gentil auspicio del alcalde de Los Angeles, Antonio Villarraigosa- podría beneficiarle el hecho de que el público con menos educación y más problemas económicos parece conectar mejor con su mensaje que con el de Obama, visto aún por muchos como un intelectual de Harvard (que de hecho tiene más arrastre entre el público más educado). Para Barack Obama podría ser complicado también el tradicional conflicto entre afroamericanos e hispanos en Estados Unidos, donde ambas minorías no suelen tener las mejores relaciones (particularmente en ciudades como Los Angeles, Nueva York y Chicago). Obama, por su parte, ha sacado a relucir su trayectoria como organizador social con las comunidades pobres de Illinois, donde hay muchos hispanos. 
En otro asunto relacionado con los caucus Demócratas en Nevada: un juez federal rechazó la validez de la demanda (de la que hablamos en un posteo anterior) presentada por el sindicato de profesores del estado (cuyos líderes están ligados a la campaña de Hillary Clinton) para evitar la utilización de nueve casinos de Las Vegas como sedes de votación este sábado. La medida, que se aprobó en marzo del año pasado, fue objetada en tribunales por ese sindicato justo cuando otro gremio, el de los trabajadores culinarios, anunciara que apoyaría a Barack Obama. Muchos de esos trabajadores son empleados de casinos, y la medida les permite participar de los caucus. La campaña de Hillary Clinton emitió un comunicado advirtiendo que aunque no eran parte en esa demana, consideran que es injusto que se permita a unos trabajadores y no a otros participar del caucus (mucha gente que trabaja el sábado en otros rubros no alcanza a llegar a los lugares de votación). 
Antes de que se conociera el dictamen del juez federal, Bill Clinton se anduvo alterando cuando un periodista de televisión de San Francisco le preguntó por la demanda. "Me has preguntado de manera acusatoria", le dijo el ex presidente a Mark Matthews, de KGO-TV, una filial local de ABC News. "Así que te voy a preguntar a ti: ¿realmente crees que todos los Demócratas entendieron qye habían aprobado darle a las personas que trabajaban en el casino un voto que vale cinco veces más que el de la gente que votó en sus propios precintos (lugares asociados a sus domicilios)?", dijo, estimando el impacto numérico potencial basado en una fórmula muy discutible (que depende de cuántos voten en el área de los casinos y cuántos voten en otras áreas del estado). "Anda a tu canal y di: 'no me importa la crisis hipotecaria. Todo lo que me importa es asegurarme de que algunos votantes tengan más posibilidades que otros, y que cuando sí voten -cuando ya es más fácil para ellos- sus votos valgan cinco veces más'. Si quieres asumir esa posición, anda a tu canal y dilo. No seas acusatorio conmigo. Yo no tuve nada que ver con esta demanda", concluyó un agitado Clinton. Este es el video de la nota que se transmitió en KGO-TV. 
Por supuesto, con semejante pasión, es más difícil creer que la campaña de Clinton era simple espectadora en este caso judicial. Ahora, por discriminatoria que parezca o sea la medida de los casinos, no deja de llamar la atención que la demanda sólo se haya presentado dos días después de que el sindicato de los trabajadores culinarios -que se demoró en decidir y a cuyo apoyo aspiraba la campaña de Hillary- se inclinaron en favor de Obama, recién la semana pasada. De hecho la pregunta sobre el "timing" fue lo que alteró a Bill Clinton. Menos mal que Matthews no le preguntó por la efeméride de hoy: se cumplen diez años desde que estallara el caso Lewinsky. 

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