Fred Thompson, el ex senador y actor de producciones como "Duro de matar 2" y "La ley y el orden", ha dejado de existir hoy en la lista de candidatos Republicanos para la nominación presidencial.
Su deserción se produjo después de una no tan larga y bastante penosa candidatura que nunca despegó. Su derrota en las primarias de South Carolina el sábado pasado fue el golpe de gracia. Ese día Thompson dio un discurso de agradecimiento con quienes habían trabajado junto a él, pero en lugar de retirarse de inmediato comentó que estaba "considerando sus opciones". Se demoró tres días en darse cuenta de que sus opciones habían dejado de existir. Fue una agonía corta (tiempo en el cual alcanzó a ir a saludar a su madre enferma), pero sus cercanos estaban preparado para este desenlace.
Famoso por su interpretación de fiscal Arthur Branch en la serie de televisión "La ley y el orden", Fred Thompson se hizo un nombre en la actuación interpretando roles tan variados como director de la CIA, político, jefe de policía, senador, abogado viejo y fiscal. La Academia siempre ignoró su talento.
Fue sin embargo como político-de-verdad que Fred Thompson alcanzó sus mayores éxitos. Destacado abogado, lobbista y luego senador por Tennessee (1994-2003) y luego lobbista otra vez, Thompson comenzó a ser considerado a mediados del año pasado como la carta salvadora para un grupo de republicanos que parecían insatisfechos con la oferta que tenían en frente: un Giuliani que parecía tener las mejores opciones pero demasiado liberal en muchas cosas, un McCain a medio morir, un mormón millonario y un evangélico simpático. Thompson, por el contrario, parecía hecho para el trabajo: conservador, serio, ex actor como el cuasi beatificado Ronald Reagan y tan carismático como un tronco. Un Republicano genérico, cuyo proyecto político era irrelevante en tanto fuera suficientemente Republicano.
Después de meses de especulación y de declaraciones del tipo "estoy probando las aguas", Fred Thompson acudió al más solemne de los foros políticos de la nación para anunciar formalmente su candidatura: The Tonight Show, con su anfitrión, Jay Leno. "Estoy en carrera para ser presidente", dijo solemntemente, seis meses después de que sus camaradas del GOP habían iniciado sus propios recorridos.
Sin embargo toda la expectativa quedó en nada: el candidato Thompson no logró convocar ni a los contribuyentes ni a los simpatizantes suficientes, y su tradicionalmente histriónico semblante parecía tan empático como el de un cadáver no identificado en la morgue local. Fue sólo en el debate en South Carolina -estado que al principio de su candidatura se consideraba casi un triunfo seguro- que Thompson pareció reaccionar. El chistoso del curso, Mike Huckabee, lo dijo mejor que nadie al defenderse de los manotazos verbales del ex senador: "parece que despertó y se dio cuenta de que había una carrera", dijo.
Si Thompson despertó, fue demasiado tarde. "Espero que mi país y mi partido se hayan beneficiado de este esfuerzo", dijo al expirar.
Sus camaradas rindieron un sentido homenaje, tratando de paso de transformarse en la opción de los electores huérfanos del hombre de Tennessee. "Defendió firmemente las ideas conservadoras y creyó firmemente en la necesidad de mantener nuestra coalición conservadora unida", dijo Mitt Romney, que espera transformarse en la elección de los conservadores en Florida, el martes 29 de enero (Romney debería ser el más beneficiado con la deserción de Thompson). Como apunta la nota del New York Times, los cristianos evangélicos son cerca del 25 por ciento del electorado de Florida, estado en el que el "otro" religioso, Mike Huckabee, ha dejado de invertir en vista de sus escasas posibilidades.
"Un tipo muy bueno", comentó por su parte John McCain (quien debería ser el más afectado por la "bajada" del Thomson). "No espero que apoye a nadie".
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