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sábado, 19 de enero de 2008

Hillary Clinton gana en Nevada


Esta vez las encuestas tenían razón. Hillary Clinton ganó los caucus Demócratas de Nevada. Su ventaja fue estrecha, como es la tónica de esta campaña: ganó con cerca del 51% de las preferencias, versus 45% de Barack Obama. Sin duda el senador y sus partidarios tenían esperanzas de arremeter a última hora, pero dentro de todo era un resultado predecible. Por otro lado ya está consagrado que es una carrera de dos cabezas. John Edwards ya puede empezar a despedirse: en Nevada sacó menos del 4% de los votos, lo que Ben Smith en The Politico llama una "derrota devastadora".
"Supongo que así fue como se ganó el Oeste", le dijo la senadora Clinton a sus partidarios. Nevada hasta hace unos meses estaba prácticamente en su bolsillo, pero últimamente las cosas se habían estado complicando para la campaña de Hillary. Clave en sus preocupaciones, sus esfuerzos de última hora y su éxito fue el papel del sindicato de trabajadores de los casinos: Se demoraron en decidir a quién apoyar, decidieron apoyar a Obama, elementos ligados a la campaña Clinton trataron de impedir que votaran en masa a través de una demanda (que buscaba que los casinos no fueran autorizados como lugar de caucus) y finalmente pidieron a sus afiliados que no votaran en bloque sino "a conciencia". Eso era más difícil porque en un caucus la votación no es secreta, sino a vista y paciencia de todo el mundo. Pero aún así fue una de las primeras sorpresas: los miembros de ese sindicato no votaron en bloque. De hecho (y esto es algo que hay que confirmar más tarde) parece que en su mayoría apoyaron a Hillary Clinton. 
Otras "claves" del triunfo de Hillary Clinton en Nevada fueron la población latina y la población femenina. De acuerdo a las encuestas a boca de urna, un 65% de los latinos votó por la senadora. Geográficamente, los condados del sur del estado fueron sus fuertes. 
En el conteo de delegados, Barack Obama  -quien hoy no habló; su campaña emitió un comunicado escrito- sumó casi igual número de delegados que Clinton, dado el estrecho margen. Podría decir que es un empate, sí, pero lo que cuenta es ganar, tener imagen de ganador(a) y empezar a verse como candidat(a). Momentum, ya saben. 
Ampliaremos los datos y los análisis más adelante, pero podemos adelantar que para Obama las primarias del próximo sábado 26 en South Carolina, donde es favorito para ganar, son cruciales. Por lo menos hoy los afroamericanos en Nevada -que en South Carolina son cerca de la mitad del electorado- lo apoyaron (en un 83%). Si Obama llega a perder el sábado, su política de la esperanza se va a empezar a quedar sin apellido

Romney gana Nevada


Tal como se esperaba (y como él lo había planeado) Mitt Romney ganó los caucus Republicanos de hoy en Nevada. Por supuesto, la atención de su partido hoy está en South Carolina, estado que puede resultar crucial en desempatar la carrera. Romney fue el único candidato en hacer campaña en Nevada; así de poco le importaba al resto de sus compañeros. Los delegados electos igual suman (de hecho son más que el que se llevará el ganador de South Carolina), pero lo que importa más a estas alturas es el bendito "momentum". O "mo", si quieren adoptar la jerga. 

viernes, 18 de enero de 2008

Hoy: Nevada y South Carolina


Llegó un día decisivo (uno más. Y tampoco TAN decisivo, pero igual): el enfrentamiendo Demócrata en Nevada y Republicano en South Carolina (también votan en Nevada, pero no lo toman mucho en cuenta, salvo Mitt Romney). Durante la tarde-noche estaremos actualizando resultados. Los caucus en Nevada empiezan a las 11:30, hora central, 16:30, hora de Santiago de Chile, si mis cálculos están en lo correcto. 
Más importante será ver si los cálculos de las encuestas están acertados, después del bochorno estadístico en el lado Demócrata en New Hampshire. De manera que, si le creemos a las encuestas, lo que debería pasar es lo siguiente: 
Hillary Clinton debería ganar en Nevada, por un estrecho margen. Prácticamente todas las encuestas que se han dado a conocer la pone a ella como ganadora, por márgenes variables, que van (si consideramos sólo las realizadas en enero) desde unos estrechos 3 puntos a unos más cómodos 9 puntos porcentuales sobre Barack Obama. El senador sólo aparece como favorito en la encuesta de Research 2000, pero aún ahí su ventaja es una anécdota: 2 puntos sobre Clinton. En promedio, entonces, Hillary Clinton tiene una ventaja de 3,7 puntos. Sigue siendo un margen estrecho, lo que augura una pelea dura, un buen grado de incertidumbre -a esta hora- y una repartición más bien pareja de los 25 delegados en juego. 
John McCain debería ganar en South Carolina, un estado clave para la carrera Republicana, al menos en la historia. Tradicionalmente, el que gana South Carolina termina ganando la nominación (aunque, convengamos, esta está lejos de ser una carrera tradicional). Pero ahí sí que el margen es estrecho: Real Clear Politics promedia una ventaja de 1.8 puntos para el senador de Arizona por sobre el sorprendente Mike Huckabee. Si gana el senador, puede al fin comenzar a consolidarse como líder en la carrera nacional. Si gana el pastor, empezará a ser un candidato real. El que está muy atento a la disputa es Giuliani, que necesita anular a McCain y que todos lleguen lo más desarmados posibles a Florida, donde los está esperando. El tercer lugar se lo pelearían entre Mitt Romney y Fred Thompson. Para este último la campaña luce como una gira de despedida, a menos que hoy nos sorprenda a todos: el ex senador-actor necesita ganar para seguir vivo. Si es así, las encuestas ya le pusieron una etiqueta en el dedo gordo del pie y lo están mandando al cajón refrigerado. 
Mitt Romney debería ganar en Nevada. Es una estación que los Republicanos no toman mucho en cuenta, pero sus delegados igual valen, y como lo contamos en un posteo anterior, Romney decidió ir por ellos en lugar de esperar sentado a perder en South Carolina. Su promedio de ventaja es de 5 puntos porcentuales sobre John McCain
Estaremos atentos a ver cómo se dan las cosas en el paraíso de los matrimonios desechables y los apostadores. Muy buena gente, en todo caso.


jueves, 17 de enero de 2008

Los Demócratas en español y el ex presidente agitado


Hay una razón aparte del hambre para que Hillary coma ese taco con tanto entusiasmo. El
voto latino es la niña bonita de la fiesta Demócrata estos días previos a los caucus de Nevada de este sábado. Si las primeras estaciones de las primarias el juego se trataba de convencer a blancos rurales, ahora que la carrera se acerca al Río Grande el color de piel del grupo objetivo se va haciendo más tostada. Los latinos componen cerca de un 25% de la población de Nevada, aunque de la población con derecho a voto son menos: del 10% al 15%. La lógica de cortejar tan activamente a los latinos, como explica esta nota del Los Angeles Times, es adelantar trabajo en los otros estados donde esa población es más -y cada vez más- activa y relevante: California, Arizona, Colorado y Nuevo México, por ejemplo. Hay que preparar el SuperMartes del 5 de febrero desde ya (de hecho tanto Hillary Clinton como Barack Obama han estado visitando California). Por eso muchos avisos políticos de estas semanas han estado en dos idiomas o derechamente en español. 
    Para Hillary Clinton -que ganó el gentil auspicio del alcalde de Los Angeles, Antonio Villarraigosa- podría beneficiarle el hecho de que el público con menos educación y más problemas económicos parece conectar mejor con su mensaje que con el de Obama, visto aún por muchos como un intelectual de Harvard (que de hecho tiene más arrastre entre el público más educado). Para Barack Obama podría ser complicado también el tradicional conflicto entre afroamericanos e hispanos en Estados Unidos, donde ambas minorías no suelen tener las mejores relaciones (particularmente en ciudades como Los Angeles, Nueva York y Chicago). Obama, por su parte, ha sacado a relucir su trayectoria como organizador social con las comunidades pobres de Illinois, donde hay muchos hispanos. 
En otro asunto relacionado con los caucus Demócratas en Nevada: un juez federal rechazó la validez de la demanda (de la que hablamos en un posteo anterior) presentada por el sindicato de profesores del estado (cuyos líderes están ligados a la campaña de Hillary Clinton) para evitar la utilización de nueve casinos de Las Vegas como sedes de votación este sábado. La medida, que se aprobó en marzo del año pasado, fue objetada en tribunales por ese sindicato justo cuando otro gremio, el de los trabajadores culinarios, anunciara que apoyaría a Barack Obama. Muchos de esos trabajadores son empleados de casinos, y la medida les permite participar de los caucus. La campaña de Hillary Clinton emitió un comunicado advirtiendo que aunque no eran parte en esa demana, consideran que es injusto que se permita a unos trabajadores y no a otros participar del caucus (mucha gente que trabaja el sábado en otros rubros no alcanza a llegar a los lugares de votación). 
Antes de que se conociera el dictamen del juez federal, Bill Clinton se anduvo alterando cuando un periodista de televisión de San Francisco le preguntó por la demanda. "Me has preguntado de manera acusatoria", le dijo el ex presidente a Mark Matthews, de KGO-TV, una filial local de ABC News. "Así que te voy a preguntar a ti: ¿realmente crees que todos los Demócratas entendieron qye habían aprobado darle a las personas que trabajaban en el casino un voto que vale cinco veces más que el de la gente que votó en sus propios precintos (lugares asociados a sus domicilios)?", dijo, estimando el impacto numérico potencial basado en una fórmula muy discutible (que depende de cuántos voten en el área de los casinos y cuántos voten en otras áreas del estado). "Anda a tu canal y di: 'no me importa la crisis hipotecaria. Todo lo que me importa es asegurarme de que algunos votantes tengan más posibilidades que otros, y que cuando sí voten -cuando ya es más fácil para ellos- sus votos valgan cinco veces más'. Si quieres asumir esa posición, anda a tu canal y dilo. No seas acusatorio conmigo. Yo no tuve nada que ver con esta demanda", concluyó un agitado Clinton. Este es el video de la nota que se transmitió en KGO-TV. 
Por supuesto, con semejante pasión, es más difícil creer que la campaña de Clinton era simple espectadora en este caso judicial. Ahora, por discriminatoria que parezca o sea la medida de los casinos, no deja de llamar la atención que la demanda sólo se haya presentado dos días después de que el sindicato de los trabajadores culinarios -que se demoró en decidir y a cuyo apoyo aspiraba la campaña de Hillary- se inclinaron en favor de Obama, recién la semana pasada. De hecho la pregunta sobre el "timing" fue lo que alteró a Bill Clinton. Menos mal que Matthews no le preguntó por la efeméride de hoy: se cumplen diez años desde que estallara el caso Lewinsky. 

La pequeña elección de Romney




Este sábado los Demócratas estarán preocupados de sus caucus en Nevada. Pero los Republicanos tendrán que repartir su atención: también celebran caucus en ese mismo estado, pero además tienen primarias en South Carolina (donde los Demócratas votan el 26).

La atención Republicana está prácticamente monopolizada por este último estado. Es comprensible, dado que desde 1980 se ha cumplido la regla: quien gana South Carolina gana la nominación. Pero esta es una carrera distinta a las demás, o al menos en eso confía Mitt Romney, quien no sólo dejó de hacer campaña -y de gastar plata- en ese estado, concentrándose en cambio en Nevada, sino que además salió a declarar que lo más probable era que South Carolina la gane John McCain y que él está pensando en la "carrera larga". Nada de tonto, el ex gobernador: le suma presión a McCain y hace un buen cálculo matemático, considerando que Nevada suma más delegados (34) que South Carolina (24). De paso, si llega a tener un buen resultado en South Carolina, aunque no gane, puede presentarse como todo un ganador.
Y en las primarias, tal como en el mundo de las bebidas de fantasía
, la imagen es todo.

miércoles, 16 de enero de 2008

Gracias por la "tregua"




En el debate de MSNBC del martes en la noche en Nevada, los tres tenores de la carrera Demócrata -Hillary, Clinton y el otro tipo- cantaron casi al unísono. Conscientes de que la escaramuza verbal basada en el tema de la raza se les estaba escapando de las manos, de que estaban entrando en descalificaciones demasiado amargas y que podían estar trabajando para los Republicanos al presentarse tan irreconciliables, Hillary Clinton y Barack Obama habían llamado, por separado, a un cese del fuego en torno al tema, coincidiendo con frases del tipo "todos queremos lo mejor para el país", o "tenemos muchas cosas en común, no dudo de sus méritos", etcétera. Como tan poéticamente lo describió Roger Simon en The Politico, "la mantequilla se rehusaba a derretirse en sus bocas" (con lo que supongo que se refería a que a nadie se le calentó la lengua). Las divergencias afloraron con temas como el terrorismo (Obama acusó a Hillary de usar el miedo a los ataques terroristas como un arma para ganar votos y la senadora Clinton respondió, sonando muy Republicana, que con el terrorismo no se podía bajar la guardia ni un instante) y la manera correcta de salir de Irak (Edwards acusó a Obama de poco honesto al explicar su salida).

Con la tregua entre las campañas en el tema racial, las críticas y discursos de Hillary, Obama y "the other guy" volvieron a sus cantinelas habituales: "tengo experiencia" (Clinton), "soy el cambio" (Obama), "soy el anti-corporativo que defiende a la gente (Edwards).

Los caucus en Nevada de este sábado han estado además rodeados de otra clase de ruidos: como se realizarán el sábado en la mañana, se han hecho una serie de "ajustes" para que la gente pueda votar, como por ejemplo habilitar locales de reunión-votación (de caucus, ya saben) en nueve casinos. Pero un sindicato, el de profesores del estado (algunos de cuyos miembros están estrechamente relacionados con la campaña de Hillary Clinton), interpuso una demanda alegando que habilitar esos nueve casinos para los caucus el daba "una ventaja injusta" a Obama. Lo curioso es que la demanda no fue interpuesta cuando se acordó la medida, sino justo después de que el sindicato de trabajadores culinarios de Las Vegas acordara apoyar al senador por Illinois. Ese es un sindicato de gran influencia y agrupa a muchos trabajadores de casinos, que sí podrán votar gracias a la habilitación de esos lugares de caucus y que no podrían hacerlo si es que esa medida se revierte. Obama hizo notar la "coincidencia". A la senadora le preguntaron el domingo pasado al respecto en "Meet the press", el clásico matinal de NBC, y ella dijo que no había leído la demanda, pero que la idea de los caucus era que la gente discutiera sobre sus opciones, y que si llegaban apurados en una pausa del trabajo no podrían hacerlo. Obama ha sumado una serie de apoyos de sindicatos y líderes locales, aparentemente movilizados por el peligro de que el senador pierda su "momento" ante la arremetida de Hillary Clinton.

Otra repercusión posible de la programación de los caucus del sábado es que los judíos más ortodoxos teóricamente deberían abstenerse de participar, porque el sábado es día sagrado. Los judíos, incluidos los de Nevada, apoyan mayoritariamente a la senadora Clinton.

Por mucha tregua que haya en el discurso, el ambiente pre-Nevada se está calentando bastante. Apuesto que en un par de días no habrá mantequilla que aguante.

Un debate que casi no fue


Anoche, en Estados Unidos, mientras unos seguían los resultados de las primarias Republicanas en Michigan que elevaron a Mitt Romney a la categoría de "posible" y otros veían la final de "American Idol", en Nevada tres precandidatos Demócratas se veían las caras en un debate televisado. El mismo debate tuvo su propia historia "behind the scenes": casi no se hizo.
Sucedió que MSNBC, la señal informativa de cable de la cadena NBC, tenía invitados a todos los precandidatos Demócratas. Pero con los resultados en Iowa y New Hampshire y la deserción de candidatos chicos como Dodd y Biden, MSNBC reconsideró su convocatoria y decidió invitar sólo a los tres grandes: Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards. Pero el representante Denis Kucinich (cuya candidatura, al igual que en las primarias de 2004, sólo ha sido una declaración de principios) protestó e interpuso el lunes una queja ante una corte de distrito de Nevada, acusando a MSNBC  de violar un contrato -la invitación que le habían hecho-, sumado a que además  invitar a unos candidatos y no a otros era en la práctica discriminar y apoyar sus candidaturas. El juez Charles Thompson le dio la razón a Kucinich e hizo sudar a los ejecutivos del canal, que movilizaron a sus abogados, trabajaron en sus argumentos -la primera enmienda, la libertad de invitar a quienes quieran, etc- apelaron y lograron que sólo una hora antes del debate la Corte Suprema de Nevada dictaminara que MSNBC podía seguir adelante sin invitar a Kucinich ni a nadie que no quisieran invitar. 
Lo que pasó -y lo que no pasó- en el debate es otra historia. Manténgase en sintonía. 

domingo, 13 de enero de 2008

Hillary y Obama: género y color


Dos grandes minorías pueden ser la clave en las próximas paradas de las primarias Demócratas. En Nevada, el voto latino es muy importante. En South Carolina, el voto negro es determinante. 
Quizás por eso, y porque la batalla entre Hillary Clinton y Barack Obama está tan peleada, ambos han buscado, por acción y reacción, no sólo cortejar a sus audiencias, sino además darle a sus propias candidaturas el peso de la historia. Hillary puede la primera mujer presidenta en la historia de Estados Unidos. Obama puede ser el primer presidente negro. ¿Cómo quieren ustedes hacer historia?
El género y la raza, temas que en una carrera presidencial nor mal (normal en el sentido de "como siempre había sido") no habrían tenido especial relevancia, son ahora tópicos centrales en el discurso -y en la pelea- de los dos candidatos entre quienes se definirá la nominación. Así lo reporta para el New York Times Adam Nagourney, quien agrega que el domingo ambos candidatos hablaron desde púlpitos de iglesias negras: Obama en Las Vegas y Clinton en South Carolina. Qué tal. 
  El punto que hizo estallar la guerra de declaraciones sobre el tema racial fue un comentario de Hillary Clinton tras las primarias de New Hampshire, cuando le preguntaron sobre el paralelo que se suele hacer de Obama con Martin Luther King. Ella -en lo que a todas luces, no importa lo que diga ahora, fue un error- comentó sobre la importancia del presidente Lyndon Johnson en las conquistas de la causa de los derechos civiles. "Él fue quien hizo los cambios", dijo, aludiendo a que de nada sirve hablar de cambios si no se llevan efectivamente en Washington. Desafortunada salida, pero consecuente con la línea tradicional de Hillary en su distinción con Obama: "él habla, yo hago".
Obama, quien difícilmente había hablado de raza en toda la campaña, no dejó pasar el comentario, reivindicando la importancia del movimiento del Dr. King. La campaña del senador negro tampoco dejó pasar -y relacionar- las declaraciones de Bill Clinton el día de las primarias de New Hampshire, en el que se refería a la candidatura de Obama como "un cuento de hadas". Del lado de Obama, eso se leyó -y se presentó- como una burla más a la "esperanza", central en el discurso de Obama y, si vamos más lejos, como un recordatorio del sueño imposible, bonito, pero irreal, de que los negros lleguen a la Casa Blanca. 
Los Clinton reaccionaron inmediatamente. Hillary precisó sus declaraciones en el clásico de los domingos por la mañana, Meet the Press, de NBC, y acusó a la campaña de Obama de introducir el conflicto racial a la campaña distorsionando sus dichos. Bill Clinton dio varias entrevistas "precisando" que lo del "cuento de hadas" se refería solamente a la posición de Obama sobre la guerra de Irak, y que en ningún caso le estaba restando méritos o posibilidades a su opción presidencial. "Su campaña no es ningún cuento de hadas; él podría ganar", dijo, en unas declaraciones que en otro contexto parecerían insólitas. 
Obama calificó de ridículas las acusaciones de Hillary Clinton. Y su campaña ha recordado a los potenciales votantes sobre los otros episodios en los que personeros de la campaña de la senadora han descalificado a Obama por su raza; el más notable de todos cuando el senador Bob Kerrey insinuó que si Obama consumió drogas -algo que él admitió en sus memorias, hace una década-, los Republicanos podrían preguntarse si también vendió (el prejuicio implícito: el blanco consume, el negro trafica). 
  Si bien Obama ha pasado a la delantera en los sondeos de South Carolina (donde las primarias son el 26 de enero), es un error pensar que tiene el voto negro garantizado por el color de su piel. De hecho, Obama enfrenta la potencial resistencia de quienes en esa 
comunidad lo ven como un aparecido, alguien que no ha estado "en la causa", sino que ha sido un "negro que se ha comportado como blanco", que no ha hecho el trabajo duro, que se ha en cambio integrado a la elite blanca. Por su parte, Hillary Clinton tiene a su aval el apoyo de importantes líderes de esa comunidad, y el gran apoyo que Bill Clinton (apodado alguna vez "el primer presidente negro de Estados Unidos) tuvo con los afroamericanos. 
  En otras palabras, no es un tema que se pueda ver en blanco y negro. Plop. 

miércoles, 9 de enero de 2008

New Hampshire: Razones, explicaciones y proyecciones


Como era de esperarse, estos  han sido días de inundaciones en la política estadounidense: llovieron los análisis, las interpretaciones, las teorías, las revisiones para ver no sólo por qué Hillary Clinton ganó anoche en New Hampshire, sino, sobre todo, para determinar por qué las encuestas -que daban a Obama como ganador por amplio margen- anduvieron tan perdidas. 
En general, las interpretaciones coinciden en lo siguiente: 
 1 .- Funcionaron las lágrimas. No lloró-lloró, pero se le quebró la voz a Hillary Clinton en las últimas horas. Por primera vez la senadora se mostró humana, sensible. Partió todo en el debate del sábado (ella misma reconoció ese momento como un momento clave) cuando Hillary se mostró más enrabiada, quizás frustrada. A lo mejor el hecho de que Edwards saltara en defensa de Obama pudo perjudicar a este último, al presentar la situación como "dos tipos contra una mujer". Luego en una cafetería, una mujer le preguntó "espontáneamente" a Hillary (las comillas son mías, perdonen mi escepticismo) "cómo lo hace... y quién le hace su peinado", a lo que la senadora respondió -por los sacrificios de la campaña y la frustración por los ataques, se entiende, no por su peinado- que no era fácil. Y se le quebró la voz. A la mañana siguiente, Hillary jugó la carta del género, antes ajena a su arsenal: le dijo a Diane Sawyer del matinal de ABC que creía estar recibiendo un trato peor por ser mujer, y que entre los candidatos hombres había un "sistema de compadres". Me permito sumar a esto un extraño incidente, en el día previo a las primarias, cuando un tipo se presentó en una concentración de Hillary con sus seguidoras y la interrumpió levantando un letrero que decía lo mismo que gritó: "¡Plancha mi camisa!". Ella interrumpió el acto y se lamentó que el sexismo siguiera vivo en muchas partes del país. Ahora me permito dudar. ¿Por qué un machista capaz de tan troglodita epíteto se va a meter a un acto, en un lugar cerrado, lleno de adherentes a Hillary, para espetar semejante estupidez?
La batalla del contenido del discurso versus humanización de Hillary es histórica dentro de su campaña, y viene de los tiempos en que la ex primera dama fue candidata a senadora. Mark Penn, estratega estadístico de los Clinton, siempre ha defendido la tesis de que Hillary debe presentarse como una mujer fuerte y centrar sus temas en lo que está diciendo, sin darle relevancia a sus "sentimientos". Ni durante el episodio Lewinsky Hillary se quebró en público ¿por qué habría de hacerlo ahora? Pero crecientemente al interior de su campaña empezó a crecer la tesis de que Hillary debería presentarse más humana, más cercana (ser más "Hillary" y menos "Clinton"; el que la llamemos "Hillary" tiene que ver con su campaña: muy frecuentemente ella es presentada como "Hillary", es cosa de ver sus letreros. Hay una necesidad de diferenciación con el presidente Clinton, claro, pero según recuerdo George W. Bush no se hacía llamar "George" para diferenciarse del padre). 
  La representación personal parece haber tenido repercusión especial en dos grupos particularmente gravitantes en New Hampshire: los indecisos -que dejaron de serlo a última hora- y las mujeres, que esta vez -a diferencia de Iowa- sí votaron por Hillary. Si fue por su mensaje de "yo soy como ustedes, me tengo que levantar todos los días a dar una batalla al mismo tiempo de preocuparme del pelo; nadie me entiende y el mundo es hostil con una", corresponde a la especulación. Podrían hacer una encuesta al respecto, claro, pero después de New Hampshire las encuestas mismas están en duda. 
2.- La diferencia entre decir y actuar. ¿Por qué las encuestas fallaron tanto? He leído y escuchado la interpretación de que los números de Obama estuvieron "inflados" en las encuestas porque a la gente le parecía bien decir que votarían por un afroamericano, pero que en la privacidad de la urna sus actos no acompañaban sus declaraciones. Las encuestas suelen arriesgarse a ese aspecto "aspiracional social" y la misma candidatura de Obama tiene -aunque no lo diga expresamente- ese tono de "hacer historia y mostrarse como una sociedad tan evolucionada que ha dejado atrás las divisiones (dígase "racismo"). En Iowa era diferente, porque en un proceso de caucus las personas manifiestan abiertamente, a vista de todos, sus preferencias. 
Ese componente aspiracional también pudo extrapolarse en los medios de comunicación, que parecieron desbordados por la Obamamanía. Como comentó Mark Jurkovitz, del Project for Excellence in Journalism al imprescindible programa de NPR "On the media", los medios cubrieron el triunfo de Obama en Iowa (y la derrota de Hilary Clinton) como si hubiera ganado la carrera entera. Y eso puede que a la gente de New Hampshire, en la soledad de la cabina de votación, no le haya gustado mucho. 
3.- El orgullo independiente. En un estado con el 45 % del electorado inscrito como independiente, que empezaran a dar su voto por seguro puede haber tenido un efecto negativo para el supuesto ganador en el lado Demócrata. No hay que desestimar el valor de un voto-a-conciencia. 
Sin duda Barack Obama fue derrotado en New Hampshire, aunque es cierto que  hasta unos días antes de Iowa la posibilidad de terminar siguiendo a menos de 3 puntos porcentuales a Hillary Clinton le habría parecido a su campaña motivo de hacer una fiesta. Las cosas cambian semana a semana y las encuestas parecen poco capaces de predecir qué va a pasar en una carrera tan cerrada (los encuestadores deben estar diseñando sus propias estrategias de reposicionamiento). Podemos estar seguros de que la carrera en el lado Demócrata (y en el Republicano también, dicho sea de paso, con la torta TAN repartida, aunque será tan maratónica, en particular por su forma de elegir delegados) será larga (incluso prolongándose más allá del 5 de febrero, día del SuperMartes, o SuperDuperMartes, como le dicen ahora) y es hoy impredecible, como apunta Howard Fineman en Newsweek. Los dos candidatos -los dos con posibilidades, se entiende- tienen dinero, adherentes mobilizados, el peso de la historia y, anque Hillary se haya burlado antes de la palabra, esperanza.  
Lo próximo será Nevada (19 de enero), donde se realizarán caucus y es especialmente relevante el voto latino (y en donde Hillary Clinton parece favorita en las encuestas, si las queremos seguir viendo) y South Carolina (26 de enero), donde serán primarias y  el voto afroamericano es determinante y donde Obama asoma como favorito. Aunque quizás a él no le guste tanto ese dato. 
 

martes, 8 de enero de 2008

Hillary Clinton, Plan B (¿o C?)

Según cuenta Thomas Ebsall en The Huffington Post, la campaña de Hillary Clinton están seriamente considerando saltarse los caucus de Nevada (19 de enero) y la primaria de South Carolina (26 de enero) para reservar sus energías -y su dinero- principalmente para el SuperMartes, el 5 de febrero, cuando 19 estados tienen su primaria en forma simultánea. Además, escribe Ebsall, la campaña estaría considerando la creación de un comité especial para recibir donaciones destinadas a financiar una campaña publicitaria contra Barack Obama
La lógica detrás de esta estrategia sería evitar arriesgarse a perder cuatro primarias-caucus consecutivas. En Nevada la competencia parecía pareja, pero si Obama gana esta noche y sigue creciendo el riesgo de perder aumenta para Clinton; en South Carolina, donde hay una alta proporción de población negra, Obama ha aumentado su ventaja en las encuestas de manera exponencial. Se supone que en las próximas 12 horas la campaña de Hillary debería tomar una decisión. Claro, entre medio hay algunos votos que contar. 
La comisión "contra Obama" sería una comisión del tipo 527, un tipo de grupo que permite recolectar donaciones libres de impuesto para hacer campaña a favor o en contra de un candidato. A diferencia con los "Political Action Committees" (PAC), no están supervisados por la Federal Election Commission (cuya utilidad está puesta en duda). 
Según informa Patrick  Healy, del blog del NYTimes, el estratega político de Bill Clinton, James Carville, envió un memo a la candidata instándole a dar la pelea, evitar que Obama siga creciendo y reforzar el mensaje de que ella es la persona que mejor representa el cambio y que está lista para ser presidente. 
¿Por qué estamos recibiendo tantas señales de derrota desde la campaña de Hillary Clinton? ¿Ya saben que van a perder por mucho o quieren convertir una posible derrota estrecha en un triunfo? ¿O derechamente saben que va a ganar? Lo sabremos en poco rato. 

lunes, 7 de enero de 2008

Hillary ya piensa en pasado mañana


"No es fácil, no es fácil", dijo
Hillary Clinton. "Esto es algo muy personal para mí, no es sólo algo político o algo público". Se refería, sentada en esa cafetería en Porstmouth, New Hampshire, a los costos personales de la campaña. No lloró, pero se le quebró la voz. Los reportes hablan del momento más emotivo de la senadora desde que empezó esta maratónica carrera en la que hace apenas unas semanas era la nominada sí o sí. 
No es fácil, de hecho. Aun cuando su "momento emotivo" haya sido espontáneo -fue respuesta a la pregunta de una mujer-adherente: "¿Cómo lo hace?", le preguntó la señora, para rematar con un chiste (todos llevamos a un comediante dentro) "¿Quién la peina?"- su momento humano es muestra de una campaña que no ha logrado dar vuelta la página de la derrota en Iowa el jueves pasado y que mira con preocupación cómo en las últimas encuestas Barack Obama le ha sacado una amplia ventaja (y en New Hampshire, que es una primaria, las encuestas son más seguras que en Iowa, donde eran caucus). 
En un par de ocasiones en estos días, la senadora Clinton y sus asesores se han encargado de bajarle el perfil a Iowa, después de meses de cortejar a sus votantes ardorosamente. Es como una mujer a la que su novio ha dejado, que ahora coquetea con otro hombre diciendo que su ex "no significó nada". Como comenta el periodista del NYTimes Matt Bai -el gran referente a la hora de hablar de Demócratas-, la campaña de Hillary está "pegada" con Iowa. Comentando una entrevista de un miembro de ese equipo al Wall Street Journal en la que éste desestima la importancia de Iowa, Bai escribe que "estos y otros comentarios ofrecen una ventana para ver el impactado estado emocional de su campaña". Luego se refiere al debate del sábado, donde Bai dice que Hillary "mostró un momento de rabia de tener que defender su currículum como agente del cambio". 
Por supuesto, como el mismo Obama se encargó de subrayar a sus adherentes hoy, aún no han ganado nada (bueno, casi). Curiosamente, Obama se ve ahora en la necesidad de pedirle a sus adherentes que no se duerman en los laureles y que se muevan y salgan a votar, porque las campañas son "un asunto extraño" y no se pueden dar las cosas por hecho. Pero comentarios desde la campaña de Hillary Clinton arrojan señales de que podrían estar preparándose para un mal resultado mañana en New Hampshire. Sus asesores comentan a la prensa que Hillary "está preparada" para perder, y hoy un comunicado del director de comunicaciones de la campaña de Clinton resaltaba que esta es una carrera larga, que sigue en Nevada (19 de enero) y South Carolina (26 de enero) y así en adelante (con la parada más decisiva el 5 de febrero, el SuperMartes). 
La prioridad de la campaña de Hillary Clinton ahora es hacer llegar el mensaje tanto a sus votantes como a sus donantes: espérense al 5 de febrero
Según informa Mike Allen en The Politico, la nueva estrategia de campaña de Hillary está "destinada a evitar una estampida de los votos demócratas hacia la candidatura de Obama" e incluirá una serie de avisos contra el senador, presentándolo como un político convencional y calculador (¿no será una redundancia?) y subrayando la fuerza y la experiencia de la senadora. 
Por supuesto, nada está dicho hasta que se cuenten los votos, y quizás tanta señal de aceptación desde la campaña de Clinton esté destinada a, de paso, transformar cualquier resultado no-tan-malo en un regreso espectacular. Es Obama ahora el que tiene que actuar con cautela, y Hillary Clinton la que empieza a retrarse como la luchadora épica que sigue adelante a pesar de las dificultades. 
Los dos tienen razón: las campañas son un asunto extraño. Y no es fácil.