lunes, 7 de enero de 2008

Hillary ya piensa en pasado mañana


"No es fácil, no es fácil", dijo
Hillary Clinton. "Esto es algo muy personal para mí, no es sólo algo político o algo público". Se refería, sentada en esa cafetería en Porstmouth, New Hampshire, a los costos personales de la campaña. No lloró, pero se le quebró la voz. Los reportes hablan del momento más emotivo de la senadora desde que empezó esta maratónica carrera en la que hace apenas unas semanas era la nominada sí o sí. 
No es fácil, de hecho. Aun cuando su "momento emotivo" haya sido espontáneo -fue respuesta a la pregunta de una mujer-adherente: "¿Cómo lo hace?", le preguntó la señora, para rematar con un chiste (todos llevamos a un comediante dentro) "¿Quién la peina?"- su momento humano es muestra de una campaña que no ha logrado dar vuelta la página de la derrota en Iowa el jueves pasado y que mira con preocupación cómo en las últimas encuestas Barack Obama le ha sacado una amplia ventaja (y en New Hampshire, que es una primaria, las encuestas son más seguras que en Iowa, donde eran caucus). 
En un par de ocasiones en estos días, la senadora Clinton y sus asesores se han encargado de bajarle el perfil a Iowa, después de meses de cortejar a sus votantes ardorosamente. Es como una mujer a la que su novio ha dejado, que ahora coquetea con otro hombre diciendo que su ex "no significó nada". Como comenta el periodista del NYTimes Matt Bai -el gran referente a la hora de hablar de Demócratas-, la campaña de Hillary está "pegada" con Iowa. Comentando una entrevista de un miembro de ese equipo al Wall Street Journal en la que éste desestima la importancia de Iowa, Bai escribe que "estos y otros comentarios ofrecen una ventana para ver el impactado estado emocional de su campaña". Luego se refiere al debate del sábado, donde Bai dice que Hillary "mostró un momento de rabia de tener que defender su currículum como agente del cambio". 
Por supuesto, como el mismo Obama se encargó de subrayar a sus adherentes hoy, aún no han ganado nada (bueno, casi). Curiosamente, Obama se ve ahora en la necesidad de pedirle a sus adherentes que no se duerman en los laureles y que se muevan y salgan a votar, porque las campañas son "un asunto extraño" y no se pueden dar las cosas por hecho. Pero comentarios desde la campaña de Hillary Clinton arrojan señales de que podrían estar preparándose para un mal resultado mañana en New Hampshire. Sus asesores comentan a la prensa que Hillary "está preparada" para perder, y hoy un comunicado del director de comunicaciones de la campaña de Clinton resaltaba que esta es una carrera larga, que sigue en Nevada (19 de enero) y South Carolina (26 de enero) y así en adelante (con la parada más decisiva el 5 de febrero, el SuperMartes). 
La prioridad de la campaña de Hillary Clinton ahora es hacer llegar el mensaje tanto a sus votantes como a sus donantes: espérense al 5 de febrero
Según informa Mike Allen en The Politico, la nueva estrategia de campaña de Hillary está "destinada a evitar una estampida de los votos demócratas hacia la candidatura de Obama" e incluirá una serie de avisos contra el senador, presentándolo como un político convencional y calculador (¿no será una redundancia?) y subrayando la fuerza y la experiencia de la senadora. 
Por supuesto, nada está dicho hasta que se cuenten los votos, y quizás tanta señal de aceptación desde la campaña de Clinton esté destinada a, de paso, transformar cualquier resultado no-tan-malo en un regreso espectacular. Es Obama ahora el que tiene que actuar con cautela, y Hillary Clinton la que empieza a retrarse como la luchadora épica que sigue adelante a pesar de las dificultades. 
Los dos tienen razón: las campañas son un asunto extraño. Y no es fácil. 

1 comentario:

DG dijo...

¿Logrará Hillary ser la Comeback Girl, como su marido?