miércoles, 23 de enero de 2008

Los Clinton y Obama: dos contra uno


Con la
temperatura entre las campañas de Hillary Clinton y Barack Obama cada vez más alta, ha sido el ex presidente Bill Clinton quien ha resultado ser el arma más poderosa en esta parte de la campaña. Por algo en el debate del martes en South Carolina Obama se lamentó diciendo "a veces no sé contra cuál Clinton estoy corriendo". Bueno, la respuesta es los dos. Todos los anteriores. Bill y Hillary. Los Clinton. 
Uno de los últimos intercambios se produjo a raíz de una declaración de Barack Obama el lunes, cuando dijo que durante las últimas décadas el Republicano fue el partido de las ideas y que Ronald Reagan cambió el curso del país de una manera que ni Richard Nixon ni Bill Clinton lo hicieron. De inmediato reaccionó el team Clinton: Hillary para hacer notar que eso no solamente era falso, sino también ofensivo para buena parte de la población, porque Reagan había abandonado a las minorías (dígase afroamericanos y latinos, los primeros muy relevantes en la votación de South Carolina este sábado; los segundos muy relevantes en estados clave del supermartes). Bill Clinton, por su parte, reaccionó ofendido por el "ninguneo" de su gobierno. 
Obama se quejó de que sus palabras habían sido intencionalmente malinterpretadas, que lo que él estaba hablando era sobre la necesidad de que los Demócratas recuperaran su protagonismo en las ideas y en los cambios profundos de Estados Unidos. Pero la política es la política, y en una carrera tan estrecha y tan ruda como esta una declaración como esa resultó un error que le puede costar caro. 
Ahora la campaña de Hillary Clinton ha emprendido una estrategia que parece brillante, como lo hace notar Jay Newton-Small en esta pieza de Time: viendo que en las encuestas Obama aparece como seguro vencedor en South Carolina este sábado, la senadora ha dejado de hacer campaña en ese estado y ha comenzado a trabajar en estados muy importantes del SuperMartes del 5 de febrero, como Arizona y California. Pero que ella no esté en South Carolina no significa que Obama no tenga competencia: ahí está Bill Clinton, con una agenda pródiga en apariciones públicas y en declaraciones contra Obama. Eso evita que el senador afroamericano pueda diversificar más libremente sus esfuerzos para preocuparse del SuperMartes. Bill Clinton ganó en ese estado cuando compitió en 1992 y goza de gran popularidad entre la población negra, que compone cerca de la mitad del electorado. 
Esto, de paso, ha gatillado otra pregunta: ¿corresponde que un ex presidente de la nación esté metido en una campaña? ¿corresponde que además juege al "policía malo" en las actividades proselitistas? Varios líderes demócratas han expresado sus reparos ante la idea. Pero hasta el momento a la campaña de Hillary -¿o deberíamos decir "de los Clinton"?- le ha resultado efectiva. Y no hay argumento más poderoso que el de los resultados. 
Por otro lado, si Obama gana el sábado, Hillary Clinton podrá decir que en realidad no compitió ahí y restarle relevancia y dramatismo al hecho. Ahora, si Obama gana por poco o si llega a perder, el sueño afroamericano se despertaría de un costalazo. 
Obama pretende que su triunfo en South Carolina sea el inicio de una "gran marcha" -¿alguien dijo Martin Luther King?- que demuestre su potencia el 5 de febrero. Pero para eso su victoria tiene que ser no sólo categórica; además debe ser un triunfo por goleada. Y es difícil si Hillary se declara "walkover" (años de baby fútbol escolar, no me culpen). 

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