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miércoles, 21 de mayo de 2008

Obama gana Oregon

Como ya lo sabíamos, después de que Hillary Clinton ganara Kentucky, Barack Obama ganó Oregon. Con poco más de la mitad de los votos contados, el senador aventaja a la senadora por 58% contra 42%. 

Aun antes de subirse al podio, la campaña del senador ya había enviado un mail: "Lo que recién hemos logrado", se titulaba, y celebraba haber llegado a la meta de la mayoría de los delegados elegidos de la carrera. 
Luego Barack Obama subió al podio en Des Moines, Iowa, el estado desde donde, en enero empezó la carrera que lo tiene prácticamente convertido en el nominado Demócrata.  

Por mientras, el video de su intervención.  




jueves, 10 de enero de 2008

John Kerry y la sábana corta de Obama


¿Puede un candidato promoverse como una alternativa a los centros y circuitos de poder de Washington y a la vez tener posibilidades ser el candidato presidencial de uno de los partidos que controlan ese poder? 
Barack Obama apuesta a que sí. Pero es una apuesta complicada: cada maniobra que hace para conquistar a los votantes -y, casi tan importante, donantes- tradicionales (maniobras que necesita hacer si quiere tener una posibilidad cierta) puede dejarlo mal con aquellos votantes que creen en su calidad de "outsider". Lo mismo al revés: cuando grita "cambio" y promete el fin de los privilegios de los peces gordos para apelar a los jóvenes y los votantes que se consideran anti-establishment, puede espantar a los votantes y donantes tradicionales. Es una sábana corta: taparse la cabeza implica destaparse los pies. 
Hasta ahora Obama ha sido extraordinariamente exitoso en ese complicado equilibrio. Aunque Hillary Clinton ha apuntado las "inconsistencias" entre su discurso y su proceder -"él es otro político tradicional", ha dicho- Obama ha logrado evitar ser visto como un hipócrita inconsecuente. No está mal hacer notar, en todo caso, que si Obama no hubiera logrado conquistar a las grandes chequeras Demócratas no estaría disputando la nominación ahora: no puede decir que es un "outsider", y él lo sabe.  
En las últimas semanas ha debido tener más cuidado en la ecualización de su música de cambio-amable. Por ejemplo, cuando en Iowa, por ejemplo, se comentó que el gobernador de Nuevo México Bill Richardson había pedido a sus votantes que en el caso de que no resultara "viable" (que no consiguiera el 15 por ciento de los votos en los respectivos lugares de "caucus") apoyaran a Obama, tanto él como el senador afroamericano negaron la existencia de un arreglo. Obama ha tenido cuidado en no pelearse con sus competidores en la primaria Demócrata -excepto por Hillary, por supuesto-, pero una cosa es no pelearse y la otra es mostrarse como "uno más". 
Era más fácil ser más radical en ese discurso tras ganar Iowa que tras perder New Hampshire: el triunfo de Hillary le recordó a Obama que sumar jovencitos entusiastas del college no es suficiente en una primaria. En su discurso del martes en la noche (otra inspirada clase magistral de oratoria, dicho sea de paso), Obama subrayó el punto en el que había estado trabajando: el cambio no implica conflicto, implica incluirlos a todos. Y "todos" incluye también a los tradicionales y los poderosos. Habló, por ejemplo, de recordarles a la industria de los seguros de salud que "aunque estarán invitados a la mesa, no podrán ser dueños de todos los asientos". 
En su acercamiento a los votantes y donantes tradicionales Demócratas, el entusiasta apoyo público de John Kerry, el candidato del partido en 2004 (o sea, el ganador de las últimas primarias Demócratas) puede ser clave. Kerry es un hombre respetado, popular y que al apoyarlo a él ha dejado de apoyar a John Edwards, su competencia en 2004 pero también su compañero de fórmula en la elección general de ese año, que perdieron contra el presidente Bush. Quizás con Kerry al lado la historia habría sido distinta en New Hampshire. Pero con Nevada en vista -y con todos los estados que vienen después-, el viejo y tradicional Kerry no puede ser un mal compañero de ruta. El apoyo público de importantes sindicatos en Las Vegas, además, puede ayudarle por el otro extremo de la sábana. 
Ayer se supo -aunque no se ha hecho el anuncio oficial- que Bill Richardson va a dejar la carrera. ¿A quién va a apoyar? Hay que esperar y ver. 

lunes, 7 de enero de 2008

Hillary ya piensa en pasado mañana


"No es fácil, no es fácil", dijo
Hillary Clinton. "Esto es algo muy personal para mí, no es sólo algo político o algo público". Se refería, sentada en esa cafetería en Porstmouth, New Hampshire, a los costos personales de la campaña. No lloró, pero se le quebró la voz. Los reportes hablan del momento más emotivo de la senadora desde que empezó esta maratónica carrera en la que hace apenas unas semanas era la nominada sí o sí. 
No es fácil, de hecho. Aun cuando su "momento emotivo" haya sido espontáneo -fue respuesta a la pregunta de una mujer-adherente: "¿Cómo lo hace?", le preguntó la señora, para rematar con un chiste (todos llevamos a un comediante dentro) "¿Quién la peina?"- su momento humano es muestra de una campaña que no ha logrado dar vuelta la página de la derrota en Iowa el jueves pasado y que mira con preocupación cómo en las últimas encuestas Barack Obama le ha sacado una amplia ventaja (y en New Hampshire, que es una primaria, las encuestas son más seguras que en Iowa, donde eran caucus). 
En un par de ocasiones en estos días, la senadora Clinton y sus asesores se han encargado de bajarle el perfil a Iowa, después de meses de cortejar a sus votantes ardorosamente. Es como una mujer a la que su novio ha dejado, que ahora coquetea con otro hombre diciendo que su ex "no significó nada". Como comenta el periodista del NYTimes Matt Bai -el gran referente a la hora de hablar de Demócratas-, la campaña de Hillary está "pegada" con Iowa. Comentando una entrevista de un miembro de ese equipo al Wall Street Journal en la que éste desestima la importancia de Iowa, Bai escribe que "estos y otros comentarios ofrecen una ventana para ver el impactado estado emocional de su campaña". Luego se refiere al debate del sábado, donde Bai dice que Hillary "mostró un momento de rabia de tener que defender su currículum como agente del cambio". 
Por supuesto, como el mismo Obama se encargó de subrayar a sus adherentes hoy, aún no han ganado nada (bueno, casi). Curiosamente, Obama se ve ahora en la necesidad de pedirle a sus adherentes que no se duerman en los laureles y que se muevan y salgan a votar, porque las campañas son "un asunto extraño" y no se pueden dar las cosas por hecho. Pero comentarios desde la campaña de Hillary Clinton arrojan señales de que podrían estar preparándose para un mal resultado mañana en New Hampshire. Sus asesores comentan a la prensa que Hillary "está preparada" para perder, y hoy un comunicado del director de comunicaciones de la campaña de Clinton resaltaba que esta es una carrera larga, que sigue en Nevada (19 de enero) y South Carolina (26 de enero) y así en adelante (con la parada más decisiva el 5 de febrero, el SuperMartes). 
La prioridad de la campaña de Hillary Clinton ahora es hacer llegar el mensaje tanto a sus votantes como a sus donantes: espérense al 5 de febrero
Según informa Mike Allen en The Politico, la nueva estrategia de campaña de Hillary está "destinada a evitar una estampida de los votos demócratas hacia la candidatura de Obama" e incluirá una serie de avisos contra el senador, presentándolo como un político convencional y calculador (¿no será una redundancia?) y subrayando la fuerza y la experiencia de la senadora. 
Por supuesto, nada está dicho hasta que se cuenten los votos, y quizás tanta señal de aceptación desde la campaña de Clinton esté destinada a, de paso, transformar cualquier resultado no-tan-malo en un regreso espectacular. Es Obama ahora el que tiene que actuar con cautela, y Hillary Clinton la que empieza a retrarse como la luchadora épica que sigue adelante a pesar de las dificultades. 
Los dos tienen razón: las campañas son un asunto extraño. Y no es fácil. 

domingo, 6 de enero de 2008

New Hampshire: un fin de semana de debates



El sábado debatieron. Demócratas y Republicanos. Incluso se saludaron, todos contra todos, cuando un grupo tenía que dejar el escenario que ocuparían los otros. Y ahí, cuando los candidatos demócratas saludaban a los republicanos, uno a uno, como los equipos de fútbol después de cantar la canción nacional y antes del partido, uno podía guardar la foto -mental, por lo menos- para imaginar quién enfrentaría a quién en noviembre. ¿Obama y McCain?  ¿Clinton y Giuliani? 
En los debates -organizados por ABC News, Facebook (sí, Facebook) y la cadena local WMUR- los candidatos sabían que era el momento de jugar sus cartas en una carrera de cinco días, sobre todo para quienes -como Romney en un lado y Hillary Clinton en otro- los resultados de Iowa resultaron preocupantes. 
Hillary Clinton, como había anunciado, subrayó diferencias con Obama en cuanto a la experiencia y lo confrontó por lo que ella llamó un constante cambio de opinión en materias importantes. Lo interesante fue que Obama no contestó disputando el detalle de sus dichos, sino que siguió con su nueva canción: la unidad. En vez de seguir distorsionando el récord de cada uno, tenemos que fijarnos en los desafíos que tenemos por delante, dijo. Es interesante porque esa es la canción de quien va primero (era lo que decía Hillary Clinton cuando las encuestas la daban como nominada "inevitable"), y porque, habiéndose apropiado de EL tema de la campaña -el "cambio", un hit en ambos partidos, como se vio en Iowa-, ahora Obama está agregando una nueva canción a lo que espera sean sus "grandes éxitos": la unidad. ¿Y cómo contestarle a Hillary entonces? Bueno, para eso estuvo John Edwards, quien salió en defensa de Obama, aludiendo a su común interés por... el cambio, adivinaron. "No le escuchaba decir esas cosas cuando iba primera", le espetó Edwards a la senadora. 
Entre los Republicanos, lo que encendió los ánimos fue la política exterior del presidente Bush (un logro, dado que en los debates anteriores ni siquiera lo nombraban). El tema dio pie para que el atacado fuera Mike Huckabee, quien hace unas semanas publicó un artículo en la revista Foreign Affairs en la que criticaba la política exterior de Bush, llamándola una "mentalidad arrogante de bunker". Para sus contendores, no se podía hablar así de un presidente que había actuado "en defensa de todos nosotros" (ellos). Las posicines se encendieron más cuando hablaron de el que ya en debates pasados surgió como el gran tema decisivo para los Republicanos: la inmigración. En esta pelea, era principalmente McCain -quien apoyó la reforma migratoria de Bush hace unos meses, que fracasó justamente por falta de apoyo republicano- contra Romney, quien acusa a McCain de propiciar una verdadera amnistía para los ilegales. 
Un punto interesante fue cuando, hacia el final del debate, un periodista les preguntó por Barack Obama. Cortésmente, coincidieron en criticar sus posiciones -no es sorpresa, son republicanos hablando de un demócrata liberal- y, principalmente Giuliani, su "falta de experiencia". Una canción bastante parecida a la de Hillary Clinton. Cómo puedan -o no puedan- atacar los republicanos a Obama es un tema interesante, porque la campaña de Clinton ha insistido en que ésa es una de las principales debilidades del senador negro: a diferencia de Hillary, que ha resistido 20 años de ataques republicanos-, Obama estaría en una posición demasiado vulnerable, por lo que su nominación pondría en riesgo la oportunidad de los Demócratas de ganar la Casa Blanca en noviembre. Eso según la campaña de Hillary, insisto. Romney incluso destacó algo positivo de Obama: su mensaje de... cambio, adivinaron de nuevo. El mormón destacó que Obama representaba el cambio contra el establishment de Washington, igual que él. Tal cual: él es el cambio, McCain es el viejo de Washington.
Hoy los Republicanos debatieron de nuevo. La nota del New York Times sobre el encuentro destaca cómo Romney aprovechó cada oportunidad para criticar frontalmente a Huckabee y a McCain. Según escribe Johnatan Martin en The Politico, el debate -en el que se vio mejor parados a Romney y a McCain- estuvo más bien aburrido, demasiado "civilizado", quizás porque era una secuela del sábado, aventura Martin. Quizás es porque estaban en casa: organizaba la cadena Fox News

viernes, 4 de enero de 2008

Los autitos chocadores


Los Republicanos están jugando a la destrucción del uno por el otro. Es interesante ver cómo mueven sus piezas. Anoche, por ejemplo, no se trataba de Mike Huckabee, sino de Mitt Romney: todos los demás querían verlo perder, por el mayor margen posible. Romney no sólo es el que se ve más preparado para la "carrera larga" -por su millonaria cuenta corriente y su muy eficiente organización-, sino que además es quien ha sido más agresivo en su campaña. Ha gastado una millonada en avisos negativos contra Giuliani (cuando era el claro líder de la carrera), contra Huckabee (cuando emergió como un fenómeno de bajo presupuesto y mucha fe en Iowa) y ahora último contra McCain (quien amenaza seriamente con convertirse en el Lázaro de esta historia). 
Es un gran trabajo en equipo, en ese sentido. Sin necesidad de ponerse de acuerdo, se han repartido las funciones. Rudy Giuliani, por ejemplo, pasó el día de los caucus de Iowa en Florida, donde las primarias (que las tiene en el bolsillo) son el 29 de enero. Se fue "con los suyos" mientras dejaba que su útil Huckabee le diera el primer golpe en el harto más helado Estado del caucus. Claro que Giuliani, por mucho que anoche saliera en CNN con una sonrisa y su predecible argumento de "no perdimos porque no competimos", de seguro no esperaba que su votación de anoche fuera tan insignificante: sexto lugar, con sólo un 3.5% de las preferencias. Ron Paul, el que se supone es el Republicano "marginal" de la carrera (si no contamos a Tom Tancredo y Duncan Hunter, cuyas candidaturas son apenas nominales), obtuvo un 10%. Este martes no sueña con ganar New Hampshire, pero de seguro necesita una derrota un poco más digna o llegará a Florida convertido en una caricatura: gran parte de su ventaja en las encuestas nacionales tenía que ver con la sensación de "mal peor" de los Republicanos. En la medida que emerja un candidato fuerte, más genuinamente Republicano y, sobre todo, más confiable y respetado (dígase McCain), Giuliani pasará a ser un candidato derechamente innecesario
El martes el la película será una secuela: todos contra Romney, segunda parte. Una derrota en New Hampshire dejaría al mormón ex gobernador de Massachusetts en un pésimo pie. Mike Huckabee puede aspirar a un digno segundo o tercer lugar -no hay tantos evangélicos en New Hampshire-, pero no le conviene que McCain gane por mucho. McCain, por su parte, necesita ganar: si lo logra su campaña despegará y comenzará a escribir una historia de regreso que calificará de caso de estudio para los estudiosos del asunto por años. Nada es mejor que la narrativa de un regreso desde las cenizas. 
Los Republicanos debaten este sábado en New Hampshire. Será un estupendo show de autitos chocadores. 

Una prueba de cinco días para Hillary


Los Clinton le tienen fe a New Hampshire. O al menos cariño: en 1992, cuando Bill Clinton peleaba por la nominación demócrata, este fue el Estado donde -aunque perdió- comenzó a tejer la leyenda de "the comeback kid". 
Dieciséis años  y con dos "Casas Blancas" en el cuerpo, Bill Clinton habló esta mañana frente a una multitud de fieles y los invitó a demostrar que en New Hampshire eran de verdad "las primeras primarias" (que en realidad lo son), según reporta el blog del NYTimes. Hillary Clinton luego volvió a una antigua línea: decir que está mejor preparada para enfrentar a los Republicanos en una elección general porque ha sido escrutada y atacada durante todos estos años y se ha alzado como vencedora. Además, dijo, ha demostrado que no es tan controversial y conflictiva como han dicho que es, y que en el senado ha trabajado con parlamentarios de todas las posiciones. Difícil línea argumental, dado que, como bien apunta un comentarista en el mismo posteo del blog del NYTimes, su votación del 29% en Iowa significa que el 71% no quiso votar por ella (ni siquiera como segunda opción), por lo que es difícil imaginar que en una elección general pueda conquistar el voto de los independientes y los desilusionados Republicanos. 
Esta mañana Hillary Clinton también echó mano a su otra línea clásica: yo soy la que tiene experiencia. "En los próximos días mostraré el contraste entre lo que yo he hecho por 35 años y lo que han hecho los otros candidatos", comentó esta mañana a la prensa en una cafetería en Manchester, New Hampshire. 
Hillary Clinton necesita apropiarse de algo del discurso de unidad que tan bien le funcionó a Obama en Iowa y que tanto destacó el senador en su alabado mensaje triunfal de anoche. No será fácil: se espera que al mismo tiempo la senadora Clinton pase a la ofensiva y ataque más frontalmente a Obama. Si no lo para en New Hampshire este martes la pista se le va a complicar más, porque la población de South Carolina, que vota el 19 de enero (antes votan en Michigan, el 15) parece hasta ahora más propensa a subirse al carro de Barack Obama.
Durante meses, la senadora ha liderado las encuestas en New Hampshire, aunque con un margen (cerca del 6 %, en promedio) que no da para confiarse, menos ahora que el "momentum" es de su principal rival. 
El domingo hay un debate Demócrata, que se espera sea una estación clave en esta campaña de cinco días y muchos nervios. Hay muchas expectativas por ver cómo afronta Hillary Clinton el panorama: aparecer como demasiado agresiva puede ser contraproducente, atacar y/o cambiar su mensaje puede hacerla ver desesperada, pero al mismo tiempo se está jugando, ahora sí, mucho más que un solo Estado. De la campaña de Obama, en todo caso, esperan los ataques con armadura puesta. 
La senadora Clinton ha repetido que está lista para afrontar grandes desafíos "desde el día uno" como presidenta. Ahora va a tener que demostrar si puede hacerlo, primero, como candidata. 

En la radio: Hora de balances

Esta mañana fue la hora del resumen de la jornada de los Iowa caucus de ayer en "Hablemos en Off", de Radio Duna.

Barack Obama y su discurso triunfal


Se subió con su mujer Michelle y sus dos hijas. Y partió apelando a la historia en lo que fue calificado después como uno de sus más brillantes discursos, con ecos de Martin Luther King y de su propia intervención fundacional, en la Convención Nacional Demócrata de 2004. Fue un discurso emotivo pero a la vez estratégicamente impecable, coincidieron los analistas de CNN.
"Dijeron que este día nunca llegaría. Dijeron que nuestras apuestas eran demasiado altas. Que este país estaba demasiado dividido", comenzó diciendo. "Esta noche de enero ustedes han hecho lo que los escépticos habían dicho que no podíamos hacer. Ustedes han hecho lo que el estado de New Hampshire puede hacer en 5 días más. Y lo que Estados Unidos puede hacer en este nuevo año. En filas de escuelas e iglesias, en pequeños pueblos y grandes ciudades, demócratas, republicanos e independientes se juntaron para decir que somos una sola nación, un pueblo que dice que el momento del cambio ha llegado", siguió.
Su tono nacionalista (no confundir con "patriotero") fue quizás su más inteligente énfasis: Obama destaca que él no es cambio por el cambio, sino que es EL cambio que el país necesita, ese que consiste en una unidad nacional antes impensada. De hecho aludió a su frase de 2004, cuando proclamó que no existía una nación de estados azules y rojos (como se llama a los estados donde ganan los Demócratas y los Republicanos, respectivamente), sino una nación de Estados Unidos de América. "Así es como ganaremos en noviembre y enfrentaremos los desafios de nuestra nación", complementó.
Luego capitalizó otra de las palabras clave de su campaña: esperanza (su último libro se llama "La audacia de la esperanza"). "Estamos eligiendo esperanza", dijo. "Eligiendo unidad sobre división".
Luego, elegantemente, dejó caer el peso de la historia. "A veces, sólo a veces, hay noches como ésta. Noches que años después, cuando hayamos logrado los cambios en los que todos creemos, recordaremos. Cuando nuestros hijos hayan heredado un planeta más limpio y un país menos dividido, más unido, ustedes mirarán esta noche y verán que fue el momento en que todo empezó", dijo. "Que este fue el momento en el que lo improbable fue inevitable".
Y como todo tiene nombre y apellido, habló de su propia biografía, con todo lo que implica en pocas líneas. "La esperanza es lo que me trajo acá. Es lo que trajo a mi padre de Kenya y a mi madre de Kansas, en una historia que sólo puede suceder en los Estados Unidos de América".
Barack Obama nunca menciona la raza en su campaña. Pero sabe jugar esa carta. Como destacó el analista David Gergen en CNN, en su discurso Obama dijo sutilmente: "si puedo vencer la barrera entre blancos y negros, puedo vencer la de republicanos y demócratas" (para Gergen el de Obama fue un discurso "memorable").
Es esa unidad lo que justamente puede hacerlo un candidato sólido para las elecciones generales de noviembre -algo que los Demócratas necesitan creer para elegirlo-: es lo que le permitirá reclutar nuevos votantes a su partido, no darse vuelta con los que ya existen. La alta participación y el favoritismo en la juventud que votó esta noche en Iowa le dan la razón en eso. En 2004 fueron 125.000 los simpatizantes demócratas de ese estado que participaron en el caucus. Esta vez, fueron más de 239.000.
Con este mensaje, además, le está dejando la pista aún más difícil a Hillary Clinton con vistas a las primarias del próximo martes en New Hampshire: "Hillary tendrá que demostrar que ella no es TAN divisiva", comentó en CNN el biógrafo de la senadora y legendario periodista Carl Bernstein (su socio en la historia de Watergate, Bob Woodward, se manifestó "impactado" por el discurso de Obama en el show de Larry King)
Los análisis se siguen escribiendo, y los motores para New Hampshire se siguen calentando. Recién se ha confirmado que John Edwards ha terminado segundo con un 30% y Hillary Clinton tercera con un 29%. Además, se ha producido una segunda deserción:
el senador Joe Biden ha dejado la carrera, uniéndose a Chris Dodd en la retirada.
Ya es viernes, el primer día del paréntesis entre Iowa y New Hampshire. El fin de semana habrá debates televisados en ambos partidos, y podremos ver cómo los candidatos tratan de capitalizar, o superar, su momento.

Huckabee, el candidato del OTRO cambio


En su discurso de victoria, flanqueado por su familia y por Chuck Norris, Mike Huckabee insistió en que él representa el cambio (quién no, a estas alturas), y dijo que Iowa había demostrado que las personas eran más importantes que las billeteras, en una nada de sutil referencia al enorme gasto de su millonario rival Mitt Romney, que invirtió seis veces más que él en propaganda. 
"La campaña no es odiar a los que tenemos al frente, sino amar a los que están detrás", dijo el pastor. Se refería a los menos privilegiados de la sociedad, no específicamente a Romney. 
Huckabee tiene mucho que celebrar esta noche, pero se le presenta un camino largo y caro. Muy caro.  No tiene equipo ni organización en New Hampshire, South Carolina y los estados restantes. Tiene poco dinero -a menos que Iowa le reporte una ola de donaciones-, y en los otros estados la base religiosa-conservadora no es tan preponderante como en Iowa.
En el tercer lugar, Thompson y McCain siguen estadísticamente empatados. 
 

Hillary Clinton, la conciliadora


Se paró con Bill Clinton y su hija Chelsea detrás. También estaba la ex secretaria de estado Madeleine Albright. Y comenzó hablando de
coincidencias más que de diferencias. Como hace unos meses, cuando era la clara líder de la carrera y se concentraba en pelear con los Republicanos y no con sus camaradas, que entonces no eran un peligro para ella. 
"Es una gran noche para los demócratas. La participación ha sido sin precedentes. Vamos a tener un cambio y ese cambio será un presidente Demócrata en 2008", dijo. Luego aplaudió a sus rivales. "Estoy orgullosa de haber competido con candidatos tan excepcionales. Felicito al senador Obama y al senador Edwards", agregó. "Juntos hemos presentado el caso por el cambio y dejado claro que Estados Unidos necesita un nuevo comienzo". 
Luego la senadora pasó a la ofensiva, destacando que ella es dos por el precio de uno: cambio y experiencia. "Lo importante es que nos concentremos en los temas: cómo vamos a ganar en noviembre nominando un candidato que esté a la altura y que esté listo para ser presidente desde el primer día. Estoy lista para esa competencia", dijo. Y luego insistió. "Estoy TAN lista para el resto de la campaña y estoy TAN lista para liderar".
En una nota aparte, el senador Chris Dodd ha anunciado que se baja de la carrera, por si a  alguien le importa. Si se une a la campaña de Clinton, será predecible. Si se une a otra campaña, será noticia. 

John Edwards se proclama segundo e insiste en su mensaje


John Edwards celebra su segundo lugar: "Una cosa es clara, ganó el cambio, perdió el status quo", dijo a sus partidarios. "Seguiremos rumbo a New Hampshire", prometió, destacando que él gastó mucho menos que sus competidores -en la campaña, no en su peinado-, habló de la "avaricia corporativa", habló del orgullo de ser el mensajero de los trabajadores y de la clase media y sacó a colación un par de casos dramáticos de trabajadores torturados por el sistema de salud, la "avaricia corporativa" y el desempleo. Habló de lo mucho que trabajaron sus abuelos y sus padres y de la responsabilidad de dejar a Estados Unidos (él dijo "América", pero no le pidamos tanto) mejor que lo que heredaron. 
"Los votantes hoy en el caucus dijeron: queremos algo diferente", dijo Edwards. En eso Obama podría estar de acuerdo. Mirando desde arriba. 
Hillary Clinton no puede decir que esperaba este tercer lugar. Este no es un tremendo desastre, pero no es un buen resultado para ella. A ver qué dice. 

jueves, 3 de enero de 2008

El triunfo de Obama



"Iowa es el lugar más blanco de la Tierra, fuera del Polo Norte", bromeó Jack Cafferty en CNN. "El triunfo de Barack Obama es un tremendo triunfo para los estados donde lamentablemente el color de la piel aún importa". 
Bill Bennett, en el mismo panel de CNN: "¿De qué van a hablar los Clinton ahora? Obama se apropió de ese discurso, y el voto entre los jóvenes es lo más significativo de eso". Bennet luego predijo días duros: "los Clinton no están acabados, pero Obama tendrá que estar preparados, porque ellos juegan rudo". Apuesto a que sí. 
Con el 94% de los resultados, Obama mantiene su ventaja del 37%. Edwards y Hillary Clinton pelean mano a mano, cada uno con el 30%.
Obama ganó en los cinco distritos más importantes de Iowa. Tal parece que los demócratas conservadores que en 2004 votaron por Edwards ahora engancharon con el discurso unificador del senador de Illinois. 
Un "detalle" más: Obama le ganó a Hillary Clinton en el voto femenino. 35% de las damas votaron por Obama. 30% por Clinton. Qué tal. 
Este era un escenario posible, y en este escenario la campaña de Hillary Clinton espera detener a Obama en New Hampshire, donde se celebran las primarias el próximo martes. Si la senadora llega al martes con la medalla de bronce, la pista se le puede poner más difícil. 
El fin de semana podríamos ver una campaña de Hillary Clinton más cargada a las emociones, apelando a la campaña de Clinton en 1992, quien recién empezó a levantarse en New Hampshire. La pregunta es cómo lo hará la señora Clinton: necesita cambiar su mensaje en cinco días. O al menos subrayar la parte del compromiso, la esperanza y el cambio, conceptos que parecen funcionar mejor en los discursos del senador afroamericano. ¿Funcionará el cortafuegos de Clinton contra la bola de nieve de Obama? 
 

Barack Obama gana Iowa



Con 86%  de los resultados, CNN proyecta que el senador de Illinois ganará el caucus de Iowa esta noche, con un 37% de las preferencias. La agencia AP coincide, y el resto de los medios se va subiendo a un pronóstico que ya parece seguro. 
Hillary Clinton tiene razones para lamentarse: una cosa es perder con Edwards, que no tiene ni el dinero ni la fuerza para la carrera larga; otra es perder con Barack Obama, su enemigo más fuerte, mejor financiado y organizado. Si Hillary Clinton sale tercera (lugar que hasta ahora parece estar ocupando), quién 
Si querían que Iowa fuera una pieza de historia, este resultado está escribiendo el primer capítulo: un negro llamado Barack Hussein Obama ha dado el primer golpe, ganando las preferencias de un estado blanco y campesino. 
La carrera es larga. Pero esto, coinciden los analistas, ya significa algo. Bastante. 


Demócratas mano a mano: el choque generacional


Con cerca del 69%  de los resultados del caucus Demócrata, Barack Obama (35%) está ligeramente arriba de John Edwards y Hillary Clinton, empatados en un 31% a esta hora. El margen es muy estrecho, por lo que no dice nada aún. 
Lo que sí es revelador hasta el momento: tal como se había predicho, Hillary Clinton no fue segunda opción de ninguno de los votantes de los candidatos no-viables. O la aman no la quieren para nada. Por el contrario, Edwards sí parece estar beneficiándose de esos votos, más que Obama. Los puntos de quien está emergiendo como el cuarto candidato en carrera, Bill Richardson, pueden ser decisivos. 
Otra cosa, quizás más interesante en el largo plazo, es la diferencia generacional entre los demócratas. Los jóvenes -de 17 a 29 años- claramente prefieren a Obama, quien le gana a Hillary en proporción de 5 a 1. Lo contrario sucede entre los mayores -de 49 a 65-, que prefieren claramente a la senadora y ex primera dama. 
Hace unos días Michelle Obama, la esposa de Barack, dijo que la campaña presidencial era "ahora o nunca". Es comprensible. Pero si Obama no gana la nominación demócrata este año y puede mantener ese electorado, podría estar en camino de la Casa Blanca, aunque le tome más tiempo. 
Por ahora, en todo caso, tiene un poco, un poco, de razón para meter champañas al refrigerador. Falta mucho, en todo caso. 
Actualización en cualquier momento. 

Los primeros resultados: Huckabee celebra


Ya estaba claro: los resultados Republicanos estarán más pronto que los Demócratas. Y la proyecctón ya parece clara ahora, a una hora de iniciado el caucus y con el 25% de los votos escrutados: Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas, ex gordo, pastor protestante, fan-ídolo de Chuck Norris (no es broma), creacionista y guitarrista, será el ganador del caucus Republicano de Iowa. 
No es sorpresa. Romney tiene será segundo, eso tampoco es soprendente. El tercer lugar estará entre McCain y Thompson, eso sí es un poco más soprendente. McCain quería que ganara Huckabee porque su enemigo es Romney. Al parecer los evangélicos sí salieron a votar, no tanto por Huckabee, sino contra el mormón Romney. Otro beneficiado con este resultado es uno que apenas ha sido nombrado en las votaciones: Rudy Giuliani. Él necesita que Romney quede fuera de carrera lo antes posible, porque su fuerte está en el "segundo tiempo". Es una apuesta al todo o nada. 
La pregunta para Huckabee ¿puede sostener una carrera larga? La apuesta de sus rivales es que sea una "aventura de una noche". La suya es que una cosa lleve a la otra y esto se transforme en una relación seria. 
En el lado Demócrata la competencia está en un empate triple: con un 33% escrutado, Barack Obama, Hillary Clinton y John Edwards están empatados en casi un perfecto esquema de tres tercios. 

Lo importante es participar


Una variable clave para los resultados del caucus de Iowa, en unas horas más, es la participación. Ir a votar -"to caucus"-  es un tema no sólo porque hay que estar a las 6.30 en el lugar de votación -o "precinto"- y en el caso de los Demócratas estar dispuesto a quedarse hasta tres horas en el cuento, sino también porque en esta fecha hace un frío de mil demonios en el my congelado estado de Iowa. Por eso los candidatos no sólo han puesto transporte y hasta baby sitters a disposición de sus simpatizantes, sino que también han apelado a la mejor voluntad de los mismos. Como bien lo puso la señora Clinton: "Denme el jueves en la noche, y yo les daré los próximos cuatro años". Y no hablaba de sexo. Espero. 
La participación es clave por varias otras cosas, además de la representatividad en un estado que de por sí es poco representativo. Por ejemplo, para Barack Obama es clave porque, dado su arrastre con la juventud, se calcula que para muchos de sus votantes este será su primer caucus. No sólo necesita que vayan, sino que además sepan qué hacer (hasta DVDs explicativos se les han entregado). Para John Edwards esa misma es una ventaja: como ya fue candidato en 2004 (llegó segundo tras John Kerry, quien ganó la nominación), sus votantes ya se manejan en el tema. 
En el lado Republicano, la participación es algo que tiene sacando cuentas a los candidatos entre los cuales se definirá el caucus de hoy: Mitt Romney y Mike Huckabee. El cálculo de la campaña del primero es tajante: si van a votar más de 80 mil personas, hay que preocuparse. Tal cual: menos es más. Según le comentó el jefe de campaña al blog del New York Times, más que ese número de participantes sinificaría que los evangélicos han 
ido a votar en mayor número del esperado. Y los evangélicos tienen muchas dudas con el mormón señor Romney y bastante simpatía por el pastor Mike Huckabee. ¿Estará la gente de Romney juntando nieve en las puertas que tengan un pez pentecostal colgando? 

Repartiendo fichas en la mesa de Iowa

Quedan cerca de 12 horas para el inicio del caucus en Iowa (tienen 3 horas menos que en Chile). Mientras el procedimiento (que TAN tradicional no es: empezó en 1972) sigue bajo fuego -será interesante ver si los ganadores se acuerdan de las críticas mañana y si el "sistema" se acuerda para las próximas elecciones-, en ambos lados se están produciendo movimientos interesantes. Es difícil suponer que las campañas sepan demasiado sobre lo que pasará esta noche, pero algunas pistas han de tener. 
En el lado Demócrata, señales de la campaña de Hillary Clinton, con asesores hablando en off the record con el mensaje de "Iowa no es tan importante; no es tan terrible si Hillary pierde" (citados en una historia de Newsweek titulada "What if she loses?") y, algunos, con el mensaje de "ya le dijimos que se saltara Iowa y no hizo caso" (consejo de experimentados asesores contenidos en un memo de mayo que se filtró desde la campaña: la idea era que Iowa no valía la pena el esfuerzo; además, si derechamente se saltaba Iowa le quitaba presión a los resultados y legitimidad al eventual triunfo de sus rivales). Puede significar algo, pero dado lo apretado de la carrera, sería muy aventurado basarse en estas señales para predecir una derrota ni mucho menos. Quizás estén sólo bajando expectativas por si acaso.
Por el lado Republicano, un candidato que nunca despegó como se esperaba podría bajarse y apoyar a uno que se había dado por muerto. Según una nota de The Politico, Fred Thompson podría dejar la carrera y apoyar a John McCain, cuyo resurgimiento es la historia del momento -en expectativa de lo que pase en New Hampshire, donde McCain tiene 
reales posibilidades-. Todo depende de los resultados de hoy: si a Thompson -que ha recaudado poca plata como para sostener una campaña sin resultados iniciales- le va mal,
McCain puede sumar un nuevo aliado. Y eso sí es más seguro de predecir: el ex senador y actor de "La ley y el orden" no tiene posibilidades en Iowa. 
La historia que se empieza a contar esta noche no depende sólo de quiénes ganen y quiénes pierdan, sino también de las posiciones intermedias. Los segundos y terceros lugares de hoy también estarán sacando cálculos. 
 

miércoles, 2 de enero de 2008

La antidemocracia del Caucus


Faltan sólo HORAS para que comience (a las 7 de la tarde) el Caucus de Iowa. Será el punto de partida de ambas carreras presidenciales. En la noche podremos hablar de "ganadores" y "perdedores" y los analistas se darán un festín moviendo y analizando las piezas del ajedrez.  Pero ¿qué importa Iowa? 
Mucho, simbólicamente, y nada, en términos representativos. Por supuesto, lo primero ha pasado a ser mucho más relevante que lo segundo. En Slate dos columnas dispararon inteligentes municiones contra el procedimiento del Caucus, una manera engorrosa, primitiva, arcaica y tachada de antidemocrática en la que un estado irrelevante como Iowa parece transformarse por unas semanas en el centro del poder del país más poderoso del mundo. Los cuestionamientos no son nuevos, y tienen que ver con lo poco representativo que el proceso -que requiere asistencia presencial de los votantes de hasta tres horas, significa, y la exagerada importancia que los medios han dado al rol de Iowa. Por una parte, Jeff Greenfield  destaca que el caucus viola las reglas esenciales de la democracia: primero excluye a mucha gente al tener un horario y duración fija (hasta tres horas en el caso de los demócratas, 10 a 15 minutos en el caso republicano). Algo que refrenda una nota de ayer del New York Times sobre toda la gente de Iowa que, queriendo, no puede participar porque a esa hora trabaja. Greenfield destaca además algo que se hace evidente: el caucus Demócrata es mucho menos democrático -oh, las paradojas del lenguaje- que el Republicano. Mientras en el proceso del Grand Old Party la gente escucha un par de discursos, anota su preferencia en un papel y se va a la casa a esperar el conteo, en el Demócrata la gente se reúne con los representantes del candidato de su preferencia, en vista y presencia de todos, debe realinearse con los "grandes" si el suyo no es viable (o sea, tiene menos del 15 por ciento) y al hacerlo queda expuesto a las "negociaciones" -o sobornos, si uno va más lejos- de los representantes de los grandes, y más encima cada candidatura puede elegir un número limitado de delegados electorales, basado en la votación de cada precinto en las elecciones generales anteriores. O sea, no necesariamente gana el que tiene más adherentes; de hecho es muy probable que eso no ocurra. Greenfield cita a su vez una columna en el New York Times del 18 de diciembre firmada por Gilbert Cranberg (ex editor de la página editorial del diario Des Moines Register), Herb Strentz (ex secretario ejecutivo del Consejo de Libertad de Información de Iowa) y Glenn Roberts (ex director de investigación de The Register) en el que se hace referencia a otro "detalle": el conteo de las votaciones en cada precinto es un dato que los demócratas tienen al final del día -literalmente-, pero no dan a conocer. "Si la prensa no exige transparencia en eso, ¿entonces quién?", se preguntan esos autores. 
En una columna asociada, también en Slate, el  Christopher Hitchens siempre agudo, escribe que el caucus de Iowa es derechamente un proceso corrupto, avalado y avivado por los medios de comunicación, que son los que se benefician de toda la fiebre -atención del público, venta de espacios publicitarios- desatadas por esta votación indirecta -o "con los pies", como escribe Hitchens del proceso demócrata- disfrazada de primaria legítima.   
Con tanta precisión sobre los vicios de este proceso donde los principios de "una persona= un voto" y del voto secreto quedan postergados en pos del orgullo y la tradición de un pequeño estado campesino, uno queda listo para leer los resultados de esta noche con ojos más críticos. Pero, por supuesto, eso da lo mismo: lo que "significa" hace rato que es más importante que lo que "representa".Y lo que representa, el puntapié inicial de una carrera histórica, millonaria y febril, es suficiente para mantener la atención. 
En una nota relacionada, a propósito de las mañas del sistema, el New York Times da cuenta de la polémica en torno a la votación de los estudiantes que no son de Iowa, pero que votan ahí porque ahí estudian. Los nativos del estado se quejan de la invasión. La campaña de Barack Obama (que además ha ofrecido baby sitters gratis para los asistentes al caucus que lo necesiten, al igual que Hillary Clinton), los recibe con los brazos abiertos. Claro, su mensaje del "cambio" y del "momento histórico" prende particularmente fuerte en la juventud. 
Esta noche pretendo bombardear el blog con posteos de la situación en Iowa. No se lo pierdan. Con vicios y todo, esta noche se empieza a escribir una de las principales historias de 2008. La primera primaria-primaria -con voto secreto, proporcional, etcétera- será el próximo martes, en New Hampshire. Y en este blog, por supuesto.