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miércoles, 5 de noviembre de 2008

PRESIDENTE BARACK OBAMA


Todavía no es oficial. 
Todavía no suma, oficialmente, los 270 votos electorales. Todavía, a esta hora, está peleando (y ganando) en Florida y Virginia. Todavía está disputando Indiana, Carolina del Norte. 

Pero es seguro decir que el próximo presidente de Estados Unidos nació en Hawai, hijo de un inmigrante de Kenya y una madre blanca que lo crió con subsidio estatal. Creció con una abuela blanca, cariñosa y a veces racista, que murió 48 horas antes de ver a su nieto convertirse en presidente. Tiene 47 años. 

Es negro. 

Se llama Barack Obama. 

Mientras escribo, no sé si podré conectarme pronto. Por el momento, entonces, cierro acá. Quedan los discursos de una noche histórica, los análisis, los comentarios (suyos) y el final de un camino para mucha gente. 

Gracias. 

martes, 4 de noviembre de 2008

Ohio va para Obama: 200 / 85


Un estado clave, un hito que para McCain aparecía como imprescindible y que para Obama aparecía como la clave para una noche tranquila. 

Barack Obama: 200
John McCain: 85

A esto le queda poco.  

Pennsylvania va para Obama: 103 / 34


La campaña de McCain había anticipado que debían ganar este estado para tener posibilidades reales. Fue una prioridad en su tiempo y dinero en las últimas semanas de campaña. 

Pero sus 21 votos electorales irán para Barack Obama. 

Hasta esta hora (10.43 pm) Obama suma 103 electores versus 34 de McCain. Recordemos que se necesitan 270 para ganar. 


Barack Obama se siente un poco más presidente que hace un rato.  

lunes, 3 de noviembre de 2008

Mañana: El fin de una era


"Que vivas tiempos interesantes"
. Lo dijo el historiador político Allan J. Lichtman (el señor de la foto) al terminar su exposición sobre las elecciones de mañana en el Foreign Press Center, en Washington, D.C., hace unos minutos, citando un viejo proverbio chino. 

"Y vaya que son interesantes", dijo para terminar. Lichtman es autor de "The Keys to the White House", en el que propone un modelo para predecir quién va a ganar las elecciones que, según él, nunca se ha equivocado. Lo que propone no es tan revolucionario: dice que más que mirar la carrera, las campañas, las encuestas, hay que mirar cómo se está conduciendo el partido que está en el gobierno y  cómo la gente lo está juzgando. Dado que un 90% de los estadounidenses cree que el país va en la dirección equivocada y que, según afirma, "el presidente Bush tiene la mayor desaprobación popular en la historia de las encuestas (1930's)", es fácil para él decir que Obama va a ganar mañana. (Pero de nuevo, es cosa de mirar las encuestas)

Lo más interesante que dijo Lichtman, en todo caso, es que mañana marcará el fin de la era conservadora en Estados Unidos, que comenzó en 1980 con la elección de Ronald Reagan. No sólo por el eventual triunfo de Barack Obama, sino también por el esperado triunfo contundente de los candidatos Demócratas en las elecciones parlamentarias de mañana (recordemos que se somete a votación a un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes). Obama gobernará con un congreso dominado por los Demócratas (y aun cuando no alcancen los 60 senadores necesarios para pasar cualquier ley sin negociar con los Republicanos, en la práctica les será muy fácil sumar los apoyos restantes en el Senado, anticipa Lichtman). Es diferente a lo que pasó en 1992, cuando Bill Clinton asumió con un congreso Demócrata, pero desgastado, que fue derrotado dos años después y perdió la mayoría frente a los Republicanos. 

¿Y si ganara McCain? "Bueno, de todas maneras no puede dar vuelta el reloj", dijo Lichtman. "La era conservadora se termina mañana de todas maneras". El académico apuntó al distanciamiento de McCain con Bush en la campaña y al hecho de que igual el congreso será dominado por los Demócratas y por lo tanto un presidente McCain tendría que moverse de todas formas hacia la izquierda (en términos estadounidenses, se entiende) para gobernar. 

Obama, tendrá la oportunidad histórica de marcar su época e iniciar una era, tal como lo hicieron antes Franklin Delano Roosevelt y Ronald Reagan. O podría fracasar y unirse al grupo de Jimmy Carter y Herbert Hoover; los presidentes que "no estuvieron a la altura de sus desafíos", según Lichtman. 

Y los desafíos son tan grandes que Lichtman dice que hacen de esta elección la más importante de la historia de Estados Unidos
-La crisis económica, en el país y en el mundo, con la necesidad de adoptar medidas inmediatas y de largo plazo para redefinir la economía de Estados Unidos, interna y externamente. 
-Dos guerras en los escenarios más complicados del mundo. 
-Un desafío mundial urgente: el calentamiento global. 

Para que exista un "presidente Obama", en todo caso, tiene que ganar. Mañana es el día. El fin del camino y el inicio de otro. 

Si se fijan, al lado puse un widget de NBC News que irá llevando la cuenta a medida que vayan liberándose los resultados (no antes de las 10 pm en Chile).  

Ah, y no se pierdan los despachos de este servidor en Radio Duna. El próximo será en mi programa, Efecto Invernadero, en un rato más.  

domingo, 2 de noviembre de 2008

Votando en Arlington, Virginia


En Virginia no se puede votar anticipado, pero se puede votar "ausente" en persona. Es un tecnicismo: si alguien declara que no puede ir a votar el día de la elección, puede votar antes. Si dice que sencillamente no quiere estar en la fila ese día, puede votar antes, pero sólo por el presidente (y no en la elección de senador, representante y los otros cargos y preguntas sobre asuntos locales incluidos en el voto). 

El sábado era el último día en este estado, y el promedio de espera en la fila era de tres horas. Algo que superaba por mucho (entre tres y diez veces, dependiendo a quién le preguntara uno) la votación anticipada de los anteriores. La primera persona en la fila había llegado a las 6.30 y era una señora en silla de ruedas. Abrieron a las 8. 

En el lugar de votación de Arlington Court House, la gente podía decidir si votar en máquinas o con un papel y un lápiz, al viejo estilo. Fue una opción del estado: no quisieron destinar dinero para comprar más máquinas. 


Virginia es un estado clave este año. Y aunque Arlington es la parte Demócrata del estado (o "la parte comunista", o "antiamericana", si escuchamos a los Republicanos tipo Palin) los votos son igual de apetecidos porque los estados se ganan con votos populares, y el Norte de Virginia -el área cercana a Washington D.C., un bastión Demócrata- es sólo un tercio de la población total del estado. 

Además, como los votos se cuentan -por asuntos de horario- de este a oeste, un triunfo en ese estado sería una noticia temprana. Y, dicen, McCain no puede ganar la elección si no gana Virginia, según las proyecciones que se hacen.  

Son 13 votos electorales en disputa. 

Por todas esas cosas, y porque está al lado de la capital, estar en Virginia es una suerte, un privilegio o un gran acierto. O todas las anteriores.  

En el lugar de votación, a unos metros de distancia, unos amigos Republicanos entregaban "votos de muestra", o sea, imitaciones del voto con las opciones Republicanas marcadas para que el simpatizante no tuviera que pensar demasiado mirando la papeleta. Conozcan a David Deperro y Jeff Miller. 


Lo mismo hacían los Demócratas. Conozcan a Maureen Garde y Ken Epstein. 


En la feria de productos orgánicos, a una cuadra, un puesto de la campaña de Obama tenía a un veterano de guerra -Jerry Long- y otros voluntarios conversando con la gente y recibiendo donaciones a cambio de botones, letreros y autoadhesivos.  No había un puesto de la campaña de McCain. Pero, de nuevo, Arlington es territorio Demócrata. 

Donde sí habían Republicanos con letreros era en la fila. Republicanas, más bien. Estas señoras vieron que era chileno y empezaron a hablar de la Virgen de Guadalupe (porque ya saben, México queda justo al lado de Chile). "Ella se apareció para salvar a los niños del sacrificio. La necesitamos ahora para detener a Obama", dijo una. "Si te fijas, todos los dictadores están con él. Y él quiere ir a la cama con Ahmadinejad", dijo la otra. Iban a seguir en la fila con sus letreros hasta que les dijeran que no se podía entrar al local con ellos. 

martes, 28 de octubre de 2008

El convicto Stevens y las otras carreras


El senador de Alaska Ted Stevens -el más longevo del partido Republicano, con más de 40 años de servicio en el Capitolio- estaba un punto atrás en la carrera senatorial de Alaska antes de ser declarado culpable, el lunes, de siete cargos de corrupción. Concretamente, fue encontrado culpable de mentir en varios documentos oficiales sobre los regalos que recibió de parte de una compañía petrolera de Alaska, que pagó por una completa renovación de su casa (en realidad Stevens pagó la mitad de los trabajos). Fue declarado culpable, pero aún no se sabe la sentencia: podrían ser hasta cinco años de cárcel por cada uno de los siete cargos. 

Él había pedido una investigación rápida con la esperanza de ser declarado inocente antes de las elecciones del próximo martes. Ahora irá a la elección (y legalmente puede ser elegido) como culpable, y como tal no podrá votar. Un voto menos para Stevens, cuya renuncia al senado John McCain tardó un día en exigir. (Sarah Palin, gobernadora de Alaska y quien ha mantenido una relación a veces más distante que otras veces con Stevens, coincidió con McCain)

Con el veredicto de culpable encima y con una sentencia que podría llegar a los 35 años de prisión, es casi seguro (uno nunca sabe, de ahí el "casi") que será desbancado del Senado por su rival, el alcalde Demócrata de Anchorage, Mark Begich. 

Se espera que Obama gane la presidencia, pero en una carrera apretada que no da para confiarse. Con las carreras parlamentarias, sin embargo, se espera un resultado amplio para los Demócratas y catastrófico para los Republicanos. Se calcula que los Demócratas podrían llegar a sumar 60 senadores, lo que haría las cosas mucho más expeditas para la agenda legislativa de una eventual administración Obama. Entre otros estados que arriesgan perder los Republicanos (aparte de Alaska) está Carolina del Norte, Kentucky y Minnesota (donde postula al senado el comediante y locutor de la radio liberal Air America Al Franken). 

Los Republicanos arriesgan perder 12 senadores. Los Demócratas no arriesgan ninguno, según la mayoría de los análisis. De esos 12, es muy probable que pierdan siete, según la estimación hecha por David Corn, de la revista Mother Jones, en el show de Rachel Maddow en MSNBC (ahora disponible en su integridad en formato de videopodcast en iTunes) La "marca Republicana" está tan desprestigiada que, por ejemplo, en Oregon el candidato Gordon Smith  ha hecho avisos junto a Obama, John Kerry y Ted Kennedy, no precisamente emblemas Republicanos, como destaca Corn. Es una estrategia común de los candidatos Republicanos en esta elección: desmarcarse de su partido. 

NBC: Proyecciones felices para Obama




Chuck Todd, el jefe de política de NBC News, tiene proyecciones interesantes para la elección de la próxima semana. Su mapa electoral no está basado en encuestas, sino en una suma de informaciones desde el terreno (y por lo mucho que lo citan, tal parece que goza de credibilidad entre los demás analistas). Esta semana tiene novedades: dice que, en la búsqueda por los 270 votos electorales (la mayoría necesaria para quedarse con la presidencia) Barack Obama podría darse el lujo de perder Ohio, Pennsylvania y Florida, tres estados donde ha estado peleando intensamente en las últimas semanas (y donde tiene ciertas posibilidades de ganar). Esto porque en los estados de Colorado y Virginia (dos estados tradicionalmente Republicanos) parece tener una ventaja más sólida. Con esos dos estados llegaría a 286 en la proyección de NBC News. 

Según la última encuesta de Reuters/Zogby, Barack Obama aparece ganando seis de los ocho estados más disputados de la elección: Florida, Montana, Nevada, Carolina del Norte, Ohio y Virginia.  

Hay que recordar que la elección ya empezó: los votantes han estado acudiendo a las urnas desde la semana pasada, y la votación anticipada ha superado por mucho la de los procesos anteriores. Se cree que eso favorece a Obama, porque tiene más gente y una mejor organización en terreno, y por lo tanto mayor capacidad de movilizar a sus partidarios para asegurar su voto.  

Obama está advirtiendo a sus partidarios que no se confíen, que esta será una carrera apretada. No quiere sorpresas desagradables la próxima semana, y por eso está llamando a que voten anticipadamente. 

Hablando de Colorado, Barack Obama estuvo el domingo en Denver (una ciudad Demócrata dentro de un estado tradicionalmente Republicano) y reunió a más de 100 mil personas. McCain juntó a 4.000 personas el viernes, en el mismo lugar. Bueno, era día hábil. 

Así se vio el rally de Obama: 


jueves, 24 de abril de 2008

La raza y la pesadilla Demócrata


Al final no fueron 10 puntos de diferencia los que favorecieron a Hillary Clinton sobre Barack Obama en Pennsylvania; fueron 9.2. En delegados, el triunfo es insignificante. Pero las matemáticas de delegados -que se supone definirían las primarias- están pasando a segundo plano. Fue suficiente como para que la historia de esta semana fuera la supervivencia de Hillary, su milagrosa recuperación económica por las donaciones online y la imposibilidad de Obama de "cerrar el negocio".  

Después de esa victoria ni-muy-estrecha ni-muy-holgada, muchos en el partido Demócrata han comenzado a expresar su terror de que la prolongada pelea entre los candidatos y sus partidarios termine por torpedear fatalmente las posibilidades de recuperar la Casa Blanca en noviembre. La prensa post Pennsylvania, ayer y hoy, ha estado salpicada de esa preocupación, que no sólo pasa por lo destructiva y negativa que puede ser para el candidato o candidata que se imponga (como dijo el martes en la noche alguna de las analistas en CNN, Clinton está diciendo que Obama no está capacitado para dirigir el país, y el Obama está diciendo que Clinton no es confiable); sino también porque el más probable nominado, Barack Obama, no ha sido capaz de construir una coalición lo suficientemente potente como para imponerse de una vez por todas. Es la misma persistencia de Hillary Clinton la que está torpedeando la contundencia del triunfo -matemáticamente inevitable- de Obama. Con sus triunfos -reales, por supuesto- en los grandes estados  del "cinturón industrial" de Estados Unidos, Hillary Clinton está sembrando dudas sobre la capacidad de Obama de ganar en una elección general en noviembre, y su objetivo es que los superdelegados Demócratas decidan elegirla a ella aun cuando llegue al final de la carrera con menos delegados elegidos, menos estados ganados y, muy probablemente, menos votos. Convencerlos de que el candidato que llegue segundo (o sea, ella) al final de la carrera el 6 de junio, será un mejor representante que el candidato que llegue primero (Obama), es su única posibilidad de poner su nombre en el voto de noviembre. 

Que Obama sea incapaz de ganar en estas primarias en estados que pueden ser clave en la elección general es en cierto sentido un argumento tramposo: se supone que en la elección de noviembre los votos de Obama y los de Hillary en las primarias se sumarían para enfrentarse a McCain. Ahí las preguntas más pertinentes son más bien cuánta gente que vota por Hillary no votaría por Obama en la elección general (y vice versa, en caso de ser ella la nominada).  

También hay que considerar un factor: los estados grandes que Hillary Clinton presenta como ejemplos de su fortaleza para noviembre son estados que sí o sí votan Demócrata en las elecciones generales (Nueva York y California), y por lo tanto estarían en el bolsillo de Obama en la elección general; o son estados que votan Republicano o son "swing states", estados históricamente complicados o imposibles para cualquier candidato Demócrata (o sea, no se puede contar con ellos en el cálculo), como Texas, Ohio y el mismo Pennsylvania. 

La pregunta sobre votos en noviembre se hizo en las encuestas a boca de urna en Pennsylvania. 
Y en las respuestas se asomó un factor que comienza a perturbar a los Demócaratas: la raza
Un 63 por ciento de los blancos votaron por Hillary Clinton, y un 90 por ciento de los negros votaron por Barack Obama. Un 18 por ciento de los Demócratas que votaron el martes admitieron que la raza había sido un factor que consideraron al decidir su voto, y sólo un 63 por ciento de esos votantes dijeron que apoyarían a Obama en la elección presidencial de noviembre

Como destaca el análisis de Adam Nagourney en el New York Times, "la raza presenta dos problemas potenciales para Obama: votantes que se le oponen simplemente porque es negro, y Demócratas que no lo apoyarán porque no creen que un negro pueda ganar una elección general". 

La instalación de la raza como duda legítima sobre la "electibilidad" del candidato Demócrata favorece más a Hillary Clinton ("yo no soy racista, pero seamos realistas ¿vamos a arriesgarnos a perder?") y la posibilidad de que sea su campaña la que esté subrayando el tema hace que todo alcance dimensiones maquiavélicas aterradoras, incluso para los estándares de Hillary. Hay un lado opuesto, también: es probable que si la senadora termina imponiéndose en estas primarias no tenga el apoyo del voto negro en la elección de noviembre. Pero eso puede pasar con votantes de todos los colores si ven que el candidato Demócrata no es quien terminó primero en la carrera.