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sábado, 3 de mayo de 2008

Obama gana los caucus de Guam por siete puntos (Sí, Guam)

Hoy hubo caucus. Y ganó Obama. Claro, a nadie le importó demasiado: eran en Guam, isla del Pacífico de 172.000 habitantes que pertenece a Estados Unidos y que manda a la convención nacional Demócrata apenas cuatro delegados (en realidad son ocho, pero su voto vale la mitad) y cinco superdelgados (eso no es tan poco; todo suma en esta pelea). Lo más particular de todo es que los habitantes de Guam votan en las primarias, pero hasta ahí llega su participación en política estadounidense: no tienen derecho a voto en las elecciones generales de noviembre. Plop. De ahí que el gran ofertón electoral de Hillary Clinton haya sido el otorgar ciudadanía a sus residentes. 

Aun así, este año debe haber sido lo más emocionante en la vida de los "political junkies" de Guam -si es que los hay-: nunca habían votado antes de que la nominación estuviera definida. Los candidatos no viajaron hasta allá, pero sí dieron entrevistas a larga distancia. Hasta Bill Clinton tuvo la gentileza. Obama se convirtió en el primer candidato presidencial en abrir una oficina electoral allá (para eso tiene dinero, supongo).

El conteo de votos fue "no apto para cardíacos" de Guam: Obama ganó por siete puntos. Eso significa que se dividen los delegados en partes iguales. Con los superdelegados está por verse la distribución. 

(Foto: Pacific Daily News via Associated Press)

sábado, 8 de marzo de 2008

Obama gana los caucus de Wyoming


Se trata de un estado que elige muy pocos delegados (18) y que es profundamente Republicano. Pero como están las cosas en la carrera Demócrata, un triunfo es un triunfo. 
Inicialmente la campaña de Hillary Clinton había desestimado poner demasiado esfuerzo en Wyoming, considerando que Obama tenía más posibilidades de ganar por lo impecable que ha sido su rendimiento en los caucus anteriores. La campaña de Clinton se ha quejado de que los caucus son un procedimiento que no representa correctamente a la gente -por supuesto, habría que ver si dirían lo mismo ganando-, pero esta semana, después de resucitar gracias a su triunfo en Ohio y Texas, decidieron que bien valía la pena el intento de prolongar la sensación de victoria y ver si con el vuelo le daban un golpe más a Obama. Chelsea Clinton, Bill Clinton y luego Hillary Clinton fueron a cortejar a la gente de Wyoming. 

Pero la campaña de Obama -que necesita recuperar la cara de ganador; el golpe de Ohio y Texas fue muy duro- tenía, como ha sido siempre, sobre todo en los estados donde se realizan caucus, una mucho mejor organización. Y rindió frutos: los resultados son 61% para Barack Obama y 38% para Hillary Clinton

La lógica de Hillary Clinton -quien está abajo por 123 delegados en el conteo contra Obama- es que lo más importa es qué candidato gana en los estados grandes. La lógica de Obama es que todos los estados son importantes y que el que tiene más delegados es el que debe ser el candidato nominado. De manera que hoy ganó Barack Obama. 

El próximo evento es este martes 11 de marzo, cuando se realicen las primarias en Mississippi. Obama es el favorito para ganar ahí. Y por lo tanto está obligado a hacerlo. El próximo gran enfrentamiento -gran estado, muchos delegados, gran choque- será el 22 de abril en Pennsylvania. Y ahí Hillary Clinton es la gran favorita. 

miércoles, 16 de enero de 2008

Gracias por la "tregua"




En el debate de MSNBC del martes en la noche en Nevada, los tres tenores de la carrera Demócrata -Hillary, Clinton y el otro tipo- cantaron casi al unísono. Conscientes de que la escaramuza verbal basada en el tema de la raza se les estaba escapando de las manos, de que estaban entrando en descalificaciones demasiado amargas y que podían estar trabajando para los Republicanos al presentarse tan irreconciliables, Hillary Clinton y Barack Obama habían llamado, por separado, a un cese del fuego en torno al tema, coincidiendo con frases del tipo "todos queremos lo mejor para el país", o "tenemos muchas cosas en común, no dudo de sus méritos", etcétera. Como tan poéticamente lo describió Roger Simon en The Politico, "la mantequilla se rehusaba a derretirse en sus bocas" (con lo que supongo que se refería a que a nadie se le calentó la lengua). Las divergencias afloraron con temas como el terrorismo (Obama acusó a Hillary de usar el miedo a los ataques terroristas como un arma para ganar votos y la senadora Clinton respondió, sonando muy Republicana, que con el terrorismo no se podía bajar la guardia ni un instante) y la manera correcta de salir de Irak (Edwards acusó a Obama de poco honesto al explicar su salida).

Con la tregua entre las campañas en el tema racial, las críticas y discursos de Hillary, Obama y "the other guy" volvieron a sus cantinelas habituales: "tengo experiencia" (Clinton), "soy el cambio" (Obama), "soy el anti-corporativo que defiende a la gente (Edwards).

Los caucus en Nevada de este sábado han estado además rodeados de otra clase de ruidos: como se realizarán el sábado en la mañana, se han hecho una serie de "ajustes" para que la gente pueda votar, como por ejemplo habilitar locales de reunión-votación (de caucus, ya saben) en nueve casinos. Pero un sindicato, el de profesores del estado (algunos de cuyos miembros están estrechamente relacionados con la campaña de Hillary Clinton), interpuso una demanda alegando que habilitar esos nueve casinos para los caucus el daba "una ventaja injusta" a Obama. Lo curioso es que la demanda no fue interpuesta cuando se acordó la medida, sino justo después de que el sindicato de trabajadores culinarios de Las Vegas acordara apoyar al senador por Illinois. Ese es un sindicato de gran influencia y agrupa a muchos trabajadores de casinos, que sí podrán votar gracias a la habilitación de esos lugares de caucus y que no podrían hacerlo si es que esa medida se revierte. Obama hizo notar la "coincidencia". A la senadora le preguntaron el domingo pasado al respecto en "Meet the press", el clásico matinal de NBC, y ella dijo que no había leído la demanda, pero que la idea de los caucus era que la gente discutiera sobre sus opciones, y que si llegaban apurados en una pausa del trabajo no podrían hacerlo. Obama ha sumado una serie de apoyos de sindicatos y líderes locales, aparentemente movilizados por el peligro de que el senador pierda su "momento" ante la arremetida de Hillary Clinton.

Otra repercusión posible de la programación de los caucus del sábado es que los judíos más ortodoxos teóricamente deberían abstenerse de participar, porque el sábado es día sagrado. Los judíos, incluidos los de Nevada, apoyan mayoritariamente a la senadora Clinton.

Por mucha tregua que haya en el discurso, el ambiente pre-Nevada se está calentando bastante. Apuesto que en un par de días no habrá mantequilla que aguante.

viernes, 4 de enero de 2008

Los autitos chocadores


Los Republicanos están jugando a la destrucción del uno por el otro. Es interesante ver cómo mueven sus piezas. Anoche, por ejemplo, no se trataba de Mike Huckabee, sino de Mitt Romney: todos los demás querían verlo perder, por el mayor margen posible. Romney no sólo es el que se ve más preparado para la "carrera larga" -por su millonaria cuenta corriente y su muy eficiente organización-, sino que además es quien ha sido más agresivo en su campaña. Ha gastado una millonada en avisos negativos contra Giuliani (cuando era el claro líder de la carrera), contra Huckabee (cuando emergió como un fenómeno de bajo presupuesto y mucha fe en Iowa) y ahora último contra McCain (quien amenaza seriamente con convertirse en el Lázaro de esta historia). 
Es un gran trabajo en equipo, en ese sentido. Sin necesidad de ponerse de acuerdo, se han repartido las funciones. Rudy Giuliani, por ejemplo, pasó el día de los caucus de Iowa en Florida, donde las primarias (que las tiene en el bolsillo) son el 29 de enero. Se fue "con los suyos" mientras dejaba que su útil Huckabee le diera el primer golpe en el harto más helado Estado del caucus. Claro que Giuliani, por mucho que anoche saliera en CNN con una sonrisa y su predecible argumento de "no perdimos porque no competimos", de seguro no esperaba que su votación de anoche fuera tan insignificante: sexto lugar, con sólo un 3.5% de las preferencias. Ron Paul, el que se supone es el Republicano "marginal" de la carrera (si no contamos a Tom Tancredo y Duncan Hunter, cuyas candidaturas son apenas nominales), obtuvo un 10%. Este martes no sueña con ganar New Hampshire, pero de seguro necesita una derrota un poco más digna o llegará a Florida convertido en una caricatura: gran parte de su ventaja en las encuestas nacionales tenía que ver con la sensación de "mal peor" de los Republicanos. En la medida que emerja un candidato fuerte, más genuinamente Republicano y, sobre todo, más confiable y respetado (dígase McCain), Giuliani pasará a ser un candidato derechamente innecesario
El martes el la película será una secuela: todos contra Romney, segunda parte. Una derrota en New Hampshire dejaría al mormón ex gobernador de Massachusetts en un pésimo pie. Mike Huckabee puede aspirar a un digno segundo o tercer lugar -no hay tantos evangélicos en New Hampshire-, pero no le conviene que McCain gane por mucho. McCain, por su parte, necesita ganar: si lo logra su campaña despegará y comenzará a escribir una historia de regreso que calificará de caso de estudio para los estudiosos del asunto por años. Nada es mejor que la narrativa de un regreso desde las cenizas. 
Los Republicanos debaten este sábado en New Hampshire. Será un estupendo show de autitos chocadores. 

Barack Obama y su discurso triunfal


Se subió con su mujer Michelle y sus dos hijas. Y partió apelando a la historia en lo que fue calificado después como uno de sus más brillantes discursos, con ecos de Martin Luther King y de su propia intervención fundacional, en la Convención Nacional Demócrata de 2004. Fue un discurso emotivo pero a la vez estratégicamente impecable, coincidieron los analistas de CNN.
"Dijeron que este día nunca llegaría. Dijeron que nuestras apuestas eran demasiado altas. Que este país estaba demasiado dividido", comenzó diciendo. "Esta noche de enero ustedes han hecho lo que los escépticos habían dicho que no podíamos hacer. Ustedes han hecho lo que el estado de New Hampshire puede hacer en 5 días más. Y lo que Estados Unidos puede hacer en este nuevo año. En filas de escuelas e iglesias, en pequeños pueblos y grandes ciudades, demócratas, republicanos e independientes se juntaron para decir que somos una sola nación, un pueblo que dice que el momento del cambio ha llegado", siguió.
Su tono nacionalista (no confundir con "patriotero") fue quizás su más inteligente énfasis: Obama destaca que él no es cambio por el cambio, sino que es EL cambio que el país necesita, ese que consiste en una unidad nacional antes impensada. De hecho aludió a su frase de 2004, cuando proclamó que no existía una nación de estados azules y rojos (como se llama a los estados donde ganan los Demócratas y los Republicanos, respectivamente), sino una nación de Estados Unidos de América. "Así es como ganaremos en noviembre y enfrentaremos los desafios de nuestra nación", complementó.
Luego capitalizó otra de las palabras clave de su campaña: esperanza (su último libro se llama "La audacia de la esperanza"). "Estamos eligiendo esperanza", dijo. "Eligiendo unidad sobre división".
Luego, elegantemente, dejó caer el peso de la historia. "A veces, sólo a veces, hay noches como ésta. Noches que años después, cuando hayamos logrado los cambios en los que todos creemos, recordaremos. Cuando nuestros hijos hayan heredado un planeta más limpio y un país menos dividido, más unido, ustedes mirarán esta noche y verán que fue el momento en que todo empezó", dijo. "Que este fue el momento en el que lo improbable fue inevitable".
Y como todo tiene nombre y apellido, habló de su propia biografía, con todo lo que implica en pocas líneas. "La esperanza es lo que me trajo acá. Es lo que trajo a mi padre de Kenya y a mi madre de Kansas, en una historia que sólo puede suceder en los Estados Unidos de América".
Barack Obama nunca menciona la raza en su campaña. Pero sabe jugar esa carta. Como destacó el analista David Gergen en CNN, en su discurso Obama dijo sutilmente: "si puedo vencer la barrera entre blancos y negros, puedo vencer la de republicanos y demócratas" (para Gergen el de Obama fue un discurso "memorable").
Es esa unidad lo que justamente puede hacerlo un candidato sólido para las elecciones generales de noviembre -algo que los Demócratas necesitan creer para elegirlo-: es lo que le permitirá reclutar nuevos votantes a su partido, no darse vuelta con los que ya existen. La alta participación y el favoritismo en la juventud que votó esta noche en Iowa le dan la razón en eso. En 2004 fueron 125.000 los simpatizantes demócratas de ese estado que participaron en el caucus. Esta vez, fueron más de 239.000.
Con este mensaje, además, le está dejando la pista aún más difícil a Hillary Clinton con vistas a las primarias del próximo martes en New Hampshire: "Hillary tendrá que demostrar que ella no es TAN divisiva", comentó en CNN el biógrafo de la senadora y legendario periodista Carl Bernstein (su socio en la historia de Watergate, Bob Woodward, se manifestó "impactado" por el discurso de Obama en el show de Larry King)
Los análisis se siguen escribiendo, y los motores para New Hampshire se siguen calentando. Recién se ha confirmado que John Edwards ha terminado segundo con un 30% y Hillary Clinton tercera con un 29%. Además, se ha producido una segunda deserción:
el senador Joe Biden ha dejado la carrera, uniéndose a Chris Dodd en la retirada.
Ya es viernes, el primer día del paréntesis entre Iowa y New Hampshire. El fin de semana habrá debates televisados en ambos partidos, y podremos ver cómo los candidatos tratan de capitalizar, o superar, su momento.

Hillary Clinton, la conciliadora


Se paró con Bill Clinton y su hija Chelsea detrás. También estaba la ex secretaria de estado Madeleine Albright. Y comenzó hablando de
coincidencias más que de diferencias. Como hace unos meses, cuando era la clara líder de la carrera y se concentraba en pelear con los Republicanos y no con sus camaradas, que entonces no eran un peligro para ella. 
"Es una gran noche para los demócratas. La participación ha sido sin precedentes. Vamos a tener un cambio y ese cambio será un presidente Demócrata en 2008", dijo. Luego aplaudió a sus rivales. "Estoy orgullosa de haber competido con candidatos tan excepcionales. Felicito al senador Obama y al senador Edwards", agregó. "Juntos hemos presentado el caso por el cambio y dejado claro que Estados Unidos necesita un nuevo comienzo". 
Luego la senadora pasó a la ofensiva, destacando que ella es dos por el precio de uno: cambio y experiencia. "Lo importante es que nos concentremos en los temas: cómo vamos a ganar en noviembre nominando un candidato que esté a la altura y que esté listo para ser presidente desde el primer día. Estoy lista para esa competencia", dijo. Y luego insistió. "Estoy TAN lista para el resto de la campaña y estoy TAN lista para liderar".
En una nota aparte, el senador Chris Dodd ha anunciado que se baja de la carrera, por si a  alguien le importa. Si se une a la campaña de Clinton, será predecible. Si se une a otra campaña, será noticia. 

John Edwards se proclama segundo e insiste en su mensaje


John Edwards celebra su segundo lugar: "Una cosa es clara, ganó el cambio, perdió el status quo", dijo a sus partidarios. "Seguiremos rumbo a New Hampshire", prometió, destacando que él gastó mucho menos que sus competidores -en la campaña, no en su peinado-, habló de la "avaricia corporativa", habló del orgullo de ser el mensajero de los trabajadores y de la clase media y sacó a colación un par de casos dramáticos de trabajadores torturados por el sistema de salud, la "avaricia corporativa" y el desempleo. Habló de lo mucho que trabajaron sus abuelos y sus padres y de la responsabilidad de dejar a Estados Unidos (él dijo "América", pero no le pidamos tanto) mejor que lo que heredaron. 
"Los votantes hoy en el caucus dijeron: queremos algo diferente", dijo Edwards. En eso Obama podría estar de acuerdo. Mirando desde arriba. 
Hillary Clinton no puede decir que esperaba este tercer lugar. Este no es un tremendo desastre, pero no es un buen resultado para ella. A ver qué dice. 

jueves, 3 de enero de 2008

El triunfo de Obama



"Iowa es el lugar más blanco de la Tierra, fuera del Polo Norte", bromeó Jack Cafferty en CNN. "El triunfo de Barack Obama es un tremendo triunfo para los estados donde lamentablemente el color de la piel aún importa". 
Bill Bennett, en el mismo panel de CNN: "¿De qué van a hablar los Clinton ahora? Obama se apropió de ese discurso, y el voto entre los jóvenes es lo más significativo de eso". Bennet luego predijo días duros: "los Clinton no están acabados, pero Obama tendrá que estar preparados, porque ellos juegan rudo". Apuesto a que sí. 
Con el 94% de los resultados, Obama mantiene su ventaja del 37%. Edwards y Hillary Clinton pelean mano a mano, cada uno con el 30%.
Obama ganó en los cinco distritos más importantes de Iowa. Tal parece que los demócratas conservadores que en 2004 votaron por Edwards ahora engancharon con el discurso unificador del senador de Illinois. 
Un "detalle" más: Obama le ganó a Hillary Clinton en el voto femenino. 35% de las damas votaron por Obama. 30% por Clinton. Qué tal. 
Este era un escenario posible, y en este escenario la campaña de Hillary Clinton espera detener a Obama en New Hampshire, donde se celebran las primarias el próximo martes. Si la senadora llega al martes con la medalla de bronce, la pista se le puede poner más difícil. 
El fin de semana podríamos ver una campaña de Hillary Clinton más cargada a las emociones, apelando a la campaña de Clinton en 1992, quien recién empezó a levantarse en New Hampshire. La pregunta es cómo lo hará la señora Clinton: necesita cambiar su mensaje en cinco días. O al menos subrayar la parte del compromiso, la esperanza y el cambio, conceptos que parecen funcionar mejor en los discursos del senador afroamericano. ¿Funcionará el cortafuegos de Clinton contra la bola de nieve de Obama? 
 

Barack Obama gana Iowa



Con 86%  de los resultados, CNN proyecta que el senador de Illinois ganará el caucus de Iowa esta noche, con un 37% de las preferencias. La agencia AP coincide, y el resto de los medios se va subiendo a un pronóstico que ya parece seguro. 
Hillary Clinton tiene razones para lamentarse: una cosa es perder con Edwards, que no tiene ni el dinero ni la fuerza para la carrera larga; otra es perder con Barack Obama, su enemigo más fuerte, mejor financiado y organizado. Si Hillary Clinton sale tercera (lugar que hasta ahora parece estar ocupando), quién 
Si querían que Iowa fuera una pieza de historia, este resultado está escribiendo el primer capítulo: un negro llamado Barack Hussein Obama ha dado el primer golpe, ganando las preferencias de un estado blanco y campesino. 
La carrera es larga. Pero esto, coinciden los analistas, ya significa algo. Bastante. 


Demócratas mano a mano: el choque generacional


Con cerca del 69%  de los resultados del caucus Demócrata, Barack Obama (35%) está ligeramente arriba de John Edwards y Hillary Clinton, empatados en un 31% a esta hora. El margen es muy estrecho, por lo que no dice nada aún. 
Lo que sí es revelador hasta el momento: tal como se había predicho, Hillary Clinton no fue segunda opción de ninguno de los votantes de los candidatos no-viables. O la aman no la quieren para nada. Por el contrario, Edwards sí parece estar beneficiándose de esos votos, más que Obama. Los puntos de quien está emergiendo como el cuarto candidato en carrera, Bill Richardson, pueden ser decisivos. 
Otra cosa, quizás más interesante en el largo plazo, es la diferencia generacional entre los demócratas. Los jóvenes -de 17 a 29 años- claramente prefieren a Obama, quien le gana a Hillary en proporción de 5 a 1. Lo contrario sucede entre los mayores -de 49 a 65-, que prefieren claramente a la senadora y ex primera dama. 
Hace unos días Michelle Obama, la esposa de Barack, dijo que la campaña presidencial era "ahora o nunca". Es comprensible. Pero si Obama no gana la nominación demócrata este año y puede mantener ese electorado, podría estar en camino de la Casa Blanca, aunque le tome más tiempo. 
Por ahora, en todo caso, tiene un poco, un poco, de razón para meter champañas al refrigerador. Falta mucho, en todo caso. 
Actualización en cualquier momento. 

Los primeros resultados: Huckabee celebra


Ya estaba claro: los resultados Republicanos estarán más pronto que los Demócratas. Y la proyecctón ya parece clara ahora, a una hora de iniciado el caucus y con el 25% de los votos escrutados: Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas, ex gordo, pastor protestante, fan-ídolo de Chuck Norris (no es broma), creacionista y guitarrista, será el ganador del caucus Republicano de Iowa. 
No es sorpresa. Romney tiene será segundo, eso tampoco es soprendente. El tercer lugar estará entre McCain y Thompson, eso sí es un poco más soprendente. McCain quería que ganara Huckabee porque su enemigo es Romney. Al parecer los evangélicos sí salieron a votar, no tanto por Huckabee, sino contra el mormón Romney. Otro beneficiado con este resultado es uno que apenas ha sido nombrado en las votaciones: Rudy Giuliani. Él necesita que Romney quede fuera de carrera lo antes posible, porque su fuerte está en el "segundo tiempo". Es una apuesta al todo o nada. 
La pregunta para Huckabee ¿puede sostener una carrera larga? La apuesta de sus rivales es que sea una "aventura de una noche". La suya es que una cosa lleve a la otra y esto se transforme en una relación seria. 
En el lado Demócrata la competencia está en un empate triple: con un 33% escrutado, Barack Obama, Hillary Clinton y John Edwards están empatados en casi un perfecto esquema de tres tercios. 

miércoles, 2 de enero de 2008

La antidemocracia del Caucus


Faltan sólo HORAS para que comience (a las 7 de la tarde) el Caucus de Iowa. Será el punto de partida de ambas carreras presidenciales. En la noche podremos hablar de "ganadores" y "perdedores" y los analistas se darán un festín moviendo y analizando las piezas del ajedrez.  Pero ¿qué importa Iowa? 
Mucho, simbólicamente, y nada, en términos representativos. Por supuesto, lo primero ha pasado a ser mucho más relevante que lo segundo. En Slate dos columnas dispararon inteligentes municiones contra el procedimiento del Caucus, una manera engorrosa, primitiva, arcaica y tachada de antidemocrática en la que un estado irrelevante como Iowa parece transformarse por unas semanas en el centro del poder del país más poderoso del mundo. Los cuestionamientos no son nuevos, y tienen que ver con lo poco representativo que el proceso -que requiere asistencia presencial de los votantes de hasta tres horas, significa, y la exagerada importancia que los medios han dado al rol de Iowa. Por una parte, Jeff Greenfield  destaca que el caucus viola las reglas esenciales de la democracia: primero excluye a mucha gente al tener un horario y duración fija (hasta tres horas en el caso de los demócratas, 10 a 15 minutos en el caso republicano). Algo que refrenda una nota de ayer del New York Times sobre toda la gente de Iowa que, queriendo, no puede participar porque a esa hora trabaja. Greenfield destaca además algo que se hace evidente: el caucus Demócrata es mucho menos democrático -oh, las paradojas del lenguaje- que el Republicano. Mientras en el proceso del Grand Old Party la gente escucha un par de discursos, anota su preferencia en un papel y se va a la casa a esperar el conteo, en el Demócrata la gente se reúne con los representantes del candidato de su preferencia, en vista y presencia de todos, debe realinearse con los "grandes" si el suyo no es viable (o sea, tiene menos del 15 por ciento) y al hacerlo queda expuesto a las "negociaciones" -o sobornos, si uno va más lejos- de los representantes de los grandes, y más encima cada candidatura puede elegir un número limitado de delegados electorales, basado en la votación de cada precinto en las elecciones generales anteriores. O sea, no necesariamente gana el que tiene más adherentes; de hecho es muy probable que eso no ocurra. Greenfield cita a su vez una columna en el New York Times del 18 de diciembre firmada por Gilbert Cranberg (ex editor de la página editorial del diario Des Moines Register), Herb Strentz (ex secretario ejecutivo del Consejo de Libertad de Información de Iowa) y Glenn Roberts (ex director de investigación de The Register) en el que se hace referencia a otro "detalle": el conteo de las votaciones en cada precinto es un dato que los demócratas tienen al final del día -literalmente-, pero no dan a conocer. "Si la prensa no exige transparencia en eso, ¿entonces quién?", se preguntan esos autores. 
En una columna asociada, también en Slate, el  Christopher Hitchens siempre agudo, escribe que el caucus de Iowa es derechamente un proceso corrupto, avalado y avivado por los medios de comunicación, que son los que se benefician de toda la fiebre -atención del público, venta de espacios publicitarios- desatadas por esta votación indirecta -o "con los pies", como escribe Hitchens del proceso demócrata- disfrazada de primaria legítima.   
Con tanta precisión sobre los vicios de este proceso donde los principios de "una persona= un voto" y del voto secreto quedan postergados en pos del orgullo y la tradición de un pequeño estado campesino, uno queda listo para leer los resultados de esta noche con ojos más críticos. Pero, por supuesto, eso da lo mismo: lo que "significa" hace rato que es más importante que lo que "representa".Y lo que representa, el puntapié inicial de una carrera histórica, millonaria y febril, es suficiente para mantener la atención. 
En una nota relacionada, a propósito de las mañas del sistema, el New York Times da cuenta de la polémica en torno a la votación de los estudiantes que no son de Iowa, pero que votan ahí porque ahí estudian. Los nativos del estado se quejan de la invasión. La campaña de Barack Obama (que además ha ofrecido baby sitters gratis para los asistentes al caucus que lo necesiten, al igual que Hillary Clinton), los recibe con los brazos abiertos. Claro, su mensaje del "cambio" y del "momento histórico" prende particularmente fuerte en la juventud. 
Esta noche pretendo bombardear el blog con posteos de la situación en Iowa. No se lo pierdan. Con vicios y todo, esta noche se empieza a escribir una de las principales historias de 2008. La primera primaria-primaria -con voto secreto, proporcional, etcétera- será el próximo martes, en New Hampshire. Y en este blog, por supuesto. 


martes, 18 de diciembre de 2007

Cuidado que viene el Caucus


El 8 de enero es la primera primaria, en el estado de New Hampshire. Pero en rigor la primera estación en la carrera presidencial 2008 es cinco días antes, en el estado de Iowa. Esa no es primaria, sino un “caucus”, una especie de primaria indirecta donde el voto no es secreto sino público y “conversado”, cuyo nombre viene de la tradición indígena norteamericana. 

Básicamente, el procedimiento para el Caucus Demócrata es el siguiente: 

El 3 de enero, a las 7 de la tarde (por lo que la gente está convocada a las 6.30) todos los demócratas y republicanos de Iowa -por separado- están convocados a su respectivos centros de votación o precintos (centros comunitarios, gimnasios, escuelas, juntas de vecinos) asignado por su domicilio. Ahí se inscriben en la puerta, por lo que no necesitan estar inscritos antes como simpatizantes de tal o cual partido. Una vez adentro del salón, van a encontrar delegados de las diferentes campañas, y un coordinador... bueno, coordinando. Lo que sigue es como en “Rojo”: los votantes se paran detrás -o al lado- del tipo que representa al candidato de sus simpatías. El coordinador cuenta y ve cuáles candidaturas no son viables, o sea, no alcanzan la cuota mínima del 15 %. Esos votantes deben realinearse, o sea, elegir entre los candidatos que sí son viables para unirse a ellos. 

Por eso es tan importante para los candidatos ser también segunda opción, un dato que se ve poco en las encuestas que conocemos por estas latitudes (y un tema que puede complicar a Hillary Clinton, que tiene altas dosis de antipatía entre los votantes de los otros precandidatos). 

Luego el coordinador cuenta, y según la cantidad de votantes se elige un número proporcional de delegados. Al final, se cuentan los delegados de cada candidatura a nivel estatal.

El Caucus Republicano -que se realiza el mismo 3 de enero- es distinto, más simple. La gente va, escucha algunos discursos y anota el nombre de su candidato en un papel. El que tiene más votos gana. Ese caucus parece una primaria con nombre indígena.

¿Dónde seguir Caucus Night? En este blog, obvio. 

The Politico informa que un consorcio con los grandes canales de televisión y la agencia AP se van a unir para “predecir” el resultado del Caucus de Iowa mediante encuestas hechas a la entrada de 40 precintos republicanos y 40 demócratas. El problema con el caso de este último partido es que a la entrada la gente va a decir por quién va a votar al principio, pero no quién será su segunda opción. Algo de misterio que quede para la noche ¿no?.  

El 8 de enero, la acción se desplaza a New Hampshire. Es tan poco tiempo que los candidatos se han pasado estos meses haciendo campañas paralelas en ambos estados. Esos cinco días entre una votación y otra van a ser además un juego de ajedrez, con los ganadores de Iowa tratando de capitalizar su triunfo y agarrando vuelo para las primarias, con los perdedores tratando de recuperarse y con los favoritos nacionales -Clinton y Giuliani- tratando de parar a sus contendores antes de que crezcan como una bola de nieve. Si me perdonan lo evidente de la analogía. 

  Más sobre la ciencia del Caucus en esta explicación de Ken Rudin, el divertido editor político de NPR, que se tomó la molestia de hacer un video.