La estrategia es clara: al seguir en la carrera como si la carrera siguiera, Hillary sigue demostrándole su fortaleza a los superdelegados que pretende cortejar. Ganar por un margen tan categórico le sirve para aumentar su votación, y el simbólico item de voto popular es uno que todavía tiene alguna posibilidad de ganar, si cuenta los votos de Michigan y Florida (y a la espera de que a los superdelegados les interese ese dato). Y, más importante, quiere dejar muy claro que los trabajadores blancos votan por ella y no por Obama, su gran carta-chantaje demográfico-y-quizás-racista que espera que le rinda frutos ante los superdelegados que deben decidir todo.
Hilary Clinton -que ha hecho campaña intensamente, en contraste con un Obama que visitó el estado como si sólo hubiera pasado a saludar a una tía- necesita esta victoria también para ganar tiempo y bajarle el volumen a la gente del partido y de los medios que le preguntan cuándo se baja o sencillamente ya le están haciendo la autopsia.
Previendo además un triunfo en Kentucky el próximo martes, la campaña de la senadora espera además objetar la autoproclamación de Obama, después de ganar Oregon el mismo día.
2 comentarios:
Te escuche el otro dia en Terapia Chilensis. Buen apunte del "peluca" sobre el complejo militar industrial. Yo creo que igual es posible con patos malos of my own llegar hacer algun tipo de cambio sino total, al menos parcial. Y pienso que obama puede hacerlo (¡que optimista!), pero en ningun caso la phony de hillary.
Gracias por el comentario. Yo también creo que sí hay margen para cambios.
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