Hillary Clinton ganó ayer en West Virginia por 41 puntos. Lo que se llama una victoria categórica. Obama no ganó ningún condado del estado. Reforzando su mensaje a los superdelegados (voten por la que tenga más posibilidades, no por el candidato que gane más delegados), la senadora dijo en su discurso: "Estoy en esta carrera porque creo que soy la candidata más fuerte. Y la presidenta más fuerte".
Aunque esta derrota no hace tambalear a Obama en su casi sellado camino a la nominación, sí es preocupante en la perspectiva de sus posibilidades para ganar en noviembre porque enfatiza la gran división demográfica del partido Demócrata y el problema de Obama con el voto rural, pobre y blanco. Algunos datos de las encuestas a boca de urna:
Un 37% de los votantes de West Virginia dijo que el hecho de que Bill Clinton haya hecho campaña (por su mujer, obviamente) había sido "muy importante" para ellos. De ellos, un 84% votó por Hillary (ya sé, yo me pregunto lo mismo: ¿qué piensa ese 16% que encontró tan importante la presencia de Clinton pero no votó por Hillary?). O sea, para Obama sería importante reconciliarse con el viejo Bubba.
Sólo un 25% de los partidarios de Clinton dijeron que estarían conformes si Obama ganara la nominación (y un 38% de los partidarios de Obama lo estarían si Hillary fuera la nominada).
Un 53% de los votantes Demócratas aseguró que no votaría por Obama en noviembre si él gana la nominación. Por mucho que esta pregunta sea muy distinta en el fuego de la batalla de las primarias al momento mismo de la decisión en noviembre, es igual preocupante para el senador.
La raza también volvió a ser un tema importante, y preocupante. Dos de cada 10 votantes dijeron que la raza había sido un factor importante en su decisión de voto. De aquellos influenciados por la raza, el 80 % votó por Hillary Clinton.
Fiel a su nueva estrategia de comportarse como el candidato Demócrata -aunque en sus palabras sea cauto y asegure que las primarias no han terminado- Obama no sólo no estuvo en West Virginia ayer, sino que además decidió hablar antes del cierre de los locales de votación; no en una gran concentración sobre un podio, sino en una pequeña reunión con partidarios, micrófono en mano ("palabras" más que un discurso) y en Missouri, estado que votó hace rato pero que es importante para la elección general de noviembre. Hoy va a ir a Michigan, estado donde tiene que empezar a construir simpatías considerando que es uno de los castigados con la exclusión de sus delegados del Comité Nacional Demócrata por haber adelantado sus primarias -por lo que Obama no sólo no estuvo en el voto, sino que tampoco hizo campaña- y considerando además que en muchos discursos el senador ha hablado con orgullo del duro discurso que dio hace un tiempo frente a los fabricantes automotrices de Detroit. Hoy visitará una planta de Chrysler y se reunirá con sus trabajadores.
Un dato a considerar en West Virginia es el 7% que obtuvo John Edwards, quien ya no está en carrera, clara señal de que hay parte de ese electorado que no está conforme ni con Clinton ni con Obama.
En la vereda del frente, otro ex candidato, Mike Huckabee, obtuvo el 10% de las preferencias. Y Ron Paul, que sigue compitiendo, sacó un 5%. Fue un recado para un partido donde hace rato que John McCain aseguró su nominación: hay un 15% del electorado Republicano de ese estado que no está tan convencido con el candidato.
Cómo queda la carrera después de West Virginia.
Según NBC News, hasta el momento, van así (contando delegados y superdelegados). Obama 1880; Hillary Clinton 1.717,5 (no es que haya delegado sea muy chico, es que algunos valen por medio voto). Eso significa que para la meta de los 2.025 delegados que aseguren la nominación a Obama le faltan 145 y a Clinton 307,5. (Aunque, como ya lo dijimos, la campaña de Clinton desde la semana pasada dice que la meta real es de 2.209 delegados)
(Foto: Stephen Crowley/The New York Times)
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