El año pasado, cuando Barack Obama daba señales de que podría dar el salto y convertirse en candidato presidencial, una gran pregunta se repetía en los análisis: ¿podría esta "estrella de rock" de la política soportar lo que significa ser candidato? O sea, ¿podría meterse en el juego de la política, con las mañas y trucos -suyos y del resto hacia él-, con la revisión exhaustiva de su pasado, de su discurso, etc?
A su favor tenía el hecho de que, aparentemente, todos sus "esqueletos en el closet" los había sacado él mismo, hacía tiempo. Él mismo, por ejemplo, había hablado de su consumo de cocaína y marihuana, de su "tiempo perdido" (y lo había transformado en una historia superación, claro). Y en todos estos meses es poco lo que sus rivales han podido confrontar. De hecho la principal desventaja, el principal defecto por el que a menudo debe responder es su "falta de experiencia". Obama recién fue electo senador en 2004 (antes, desde 1997, fue senador en el congreso estatal de Illinois), y es común encontrar opiniones como: "es bueno, pero muy inexperto; debe esperar".
Ahora, sin embargo, han comenzado a salir historias más críticas. Como esta de ayer en el New York Times, que analiza las votaciones de Obama en el senado de Illinois. Lo que hizo el Times fue reportear qué había de cierto en las acusaciones que llegaban desde la campaña de Hillary Clinton: que Obama había votado "presente" (o sea, ni a favor ni en contra; como una abstención) en muchas materias sensibles. Hay algo de cierto en eso, encontró el Times, que cita a modo de ejemplo la discusión de una ley sobre responsabilidad penal juvenil. De las 136 veces que votó así, 50 fueron votaciones coordinadas con el resto de los demócratas del senado estatal. La nota también recoge explicaciones de académicos que destacan que el voto de "presente" es una opción usual en Illinois -no así en muchos otros estados. En resumen, el golpe a Obama -a quien la campaña de Hillary Clinton ha caracterizado como un tipo que habla mucho y hace poco- es bastante relativo.
La línea del "hablador" poco "hacedor" es, por supuesto, una manera de subrayar el defecto más consistente de Obama en esta campaña: su inexperiencia. Lo curioso es que, como el mismo senador se ha encargado de apuntar, es lo que le decían a Bill Clinton en 1992.
Otra pieza crítica, o relativamente crítica, sobre Obama apareció ayer en The Politico. El texto cuenta sobre una reunión del senador con un grupo de seis personas azotadas por malas experiencias en la vida en Concord, New Hampshire. Se supone que el relato de estas víctimas del sistema daba para que Obama se conmoviera -de hecho varias personas en la mesa se quebraron-, pero el senador se mostró más pragmático y resolutivo que cercano. O sea, más Harvard y menos Chicago South Side.
Quizás los adversarios de Obama deberían revisar las pistas que entrega un perfil escrito hace un año en la revista Atlantic Monthly. No he dado con el link (tengo esa revista en papel) , pero en la portada se lee "Obama, Inc" y es una excelente crónica sobre cómo Obama se insertó en poco tiempo en el círculo del poder económico demócrata, lo que se ha traducido en su impresionante campaña financiera. De por sí eso no es malo -es justo y necesario- pero hay otro elemento en el perfil que un adversario atento debería mirar: en énfasis de Obama en promover el desarrollo de combustible a partir del maíz y los vínculos del senador con la industria de productores de maíz. Claro, no sería fácil para Hillary Clinton ponerse "purista" al respecto, dado que ella misma está bastante conectada con un puñado importante de lo que "grupos de interés" y lobbistas. Pero quizá le serviría a John Edwards, que en esta campaña ha adoptado un tono derechamente populista y radicalmente anti-lobby (que también está en el discurso de Obama, aunque mucho más moderado.
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