sábado, 29 de diciembre de 2007
Próximamente en Factor 2008
El efecto Bhutto
viernes, 28 de diciembre de 2007
La famosa "experiencia en política exterior".
miércoles, 26 de diciembre de 2007
El Clintonismo en las primarias
lunes, 24 de diciembre de 2007
Usted los conoce: los indecisos
domingo, 23 de diciembre de 2007
Las de antes sí que eran campañas sucias
En plena campaña electoral, cuando las desconfianzas y acusaciones sobre guerra sucia empiezan a proliferar, me permito recordar una de mis favoritas. Una sucia sucia. Esta historia se remonta a las primarias republicanas de 2000, que se suponía serían ganadas por el reverenciado senador de Arizona John McCain y terminaron en manos -como ya sabemos- por el ex gobernador de Texas George W. Bush. McCain había ganado el Iowa y en New Hampshire. Si ganaba en South Carolina, era muy probable que ganar la nominación republicana.
Entonces la campaña de Bush movió un par de piezas. Aunque nadie salió a adjudicarse la jugada, tiene todas las huellas digitales de Karl Rove, cuyos apelativos varían desde “cerebro de Bush” (asumiendo que el presidente no tiene uno) y “arquitecto electoral” a “demonio”.
Va mas o menos así. John McCain es un condecorado héroe de guerra. Su combate en Vietnam -mientras Bush cumplía su “servicio” en la Guardia Nacional, en una base aérea en Texas-, le valió una estadía de cinco años como prisionero de guerra en Hanoi. Lo que a todas luces era una carta ganadora en la primaria republicana se transformó en un problema, gracias a una campaña anónima que empezó a diseminar el rumor que el senador McCain había quedado algo “traumatizado” -o sea, mentalmente incompetente-, que era homosexual (circulaban panfletos que lo llamaban “the fag candidate”, o sea, “el candidato maricón”, si me permiten la expresión), que su mujer, Cindy, era drogadicta peor, que McCain -horror- había tenido una hijo ilegítimo. Esto último fue un asunto muy directo. En una encuesta telefónica se les preguntó a los potenciales votantes del estado de South Carolina: “¿Usted estaría más inclinado o menos inclinado a votar por John McCain si supiera que es padre de un hijo negro ilegítimo?” Era una pregunta que “confirmaba” lo que ya circulaba como un rumor, otro más: que había tenido un hijo con una prostituta negra.
McCain estaba entonces haciendo campaña con una niña, Bridget, que había adoptado nada menos que del orfanato de la Madre Teresa de Calcuta en Bangladesh (Hoy, Bridget McCain tiene 15 años) Pero, como bien saben los cerebros del asesinato de imagen, las aclaraciones y desmentidos nunca son tan poderosos como los rumores.
Para el registro: dos hermanas McCain. Adivinen cuál es Bridget:
sábado, 22 de diciembre de 2007
El milagro de McCain
viernes, 21 de diciembre de 2007
Pillar a Obama
El año pasado, cuando Barack Obama daba señales de que podría dar el salto y convertirse en candidato presidencial, una gran pregunta se repetía en los análisis: ¿podría esta "estrella de rock" de la política soportar lo que significa ser candidato? O sea, ¿podría meterse en el juego de la política, con las mañas y trucos -suyos y del resto hacia él-, con la revisión exhaustiva de su pasado, de su discurso, etc?
jueves, 20 de diciembre de 2007
Los regalos de Hillary
El empate Republicano y el resfrío de Rudy
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Obama, inclusivo y familiar
De paso, no le puede hacer mal a Obama recordarle a los votantes de Iowa que él -y su familia, núcleo central de la sociedad- son cristianos, y no musulmanes.
Fiebre de avisos: Rudy (y no es el reno)
Rudy Giuliani también tiene espíritu navideño. Tiene hasta un chaleco rojo, como podemos ver en este saludo televisivo. "Si aquí hay cruces escondidas están escondidas que no pueden verse", bromea Michael Cooper en el blog del NYTimes.
El aviso va a empezar a emitirse el jueves en New Hampshire, en cuyas primarias (el 8 de enero) de seguro no sueña con ganar. Giuliani está resignado a que su encanto de héroe neoyorquino no prenda en losestados donde se realizan las primeras votaciones, tal como cuenta con que Michigan y sobre todo Florida le den el empujón que necesita para consolidar una ventaja nacional que se ve cada vez más débil.
No pretende ganar New Hampshire, pero tampoco le gustaría quedar muy atrás. Y ahí es donde está ahora, según una encuesta que se dio a conocer hoy. Lidera el sobreviviente Mitt Romney (con 34 puntos), le sigue el resucitado John McCain (con 22) -a quien hace unos meses se lo daba por muerto- y luego aparece Giuliani (16). Huckabee aparece con sólo 10 puntos, pero un triunfo en Iowa debería dispararlo. Lo más interesante, en todo caso, es que un 45 % de los encuestados dijo que todavía no se había decidido. O sea, el bistec todavía está en el plato.
The Politico apunta un dato interesante: tan resignado está Rudy que hace poco cortó su presupuesto publicitario en ese estado, viendo que más avisos no le hacían subir en las encuestas.
Quizás el aviso de Rudy con "Santa Claus" es puro espíritu navideño. Ah, y también es inclusivo: "Feliz Navidad" y "Felices Fiestas", desea. Junto con otros parabienes que no son precisamente navideños: "Fronteras seguras, un gobierno que gaste menos, e impuestos más bajos para todas las familias". Giuliani aparece solo (el Viejo Pascuero, que NO existe). Su familia es un tema más complicado.
El (nuevo) sentido de la Navidad
Tradicionalmente, la Navidad antes de una elección presidencial -y las primarias que le anteceden- ha sido un momento de pausa en las campañas. Ya no. Dado que las primarias se adelantaron tanto, esta Navidad está demasiado cerca del Caucus de Iowa (3 de enero) y de la primaria de New Hampshire (8 de enero) como para perder tiempo en hacer monitos de nieve con los hijos.
¿Es Bill Clinton un problema para Hillary?
Bueno, es su marido. Ja.
Se supone que es una de las grandes ventajas para Hillary Clinton en las primarias demócratas, una credencial de “estadista”, un testigo de fe de la solidez de la senadora.
Pero la presencia de Bill Clinton en la campaña ha resultado ser un arma de doble filo. Hoy, por ejemplo, llegó a un evento en Des Moines, Iowa, junto a otra megaestrella pop: el ex astro del básquetbol Earvin Magic Johnson. Y nuevamente se dio la mecánica: la gente parece más interesada en saludar y sacarse fotos con Bill que a Hillary. Incluso Magic tuvo que “resignarse” a un segundo plano. Dicen que hasta se produjo uno de esos momentos en que la que se supone es la dueña del show, Hillary, tuvo que esperar a que su marido dejara de hablar con los medios que lo reclamaban (hasta Entertainment Tonight quería un trozo de Bill).
Ese es un problema menor claro, quizás ni siquiera un problema real. Barack Obama -aunque él mismo es un candidato rock-star- podría estar preocupado de similar efecto a manos de la omnipotente Oprah Winfrey.
Lo realmente complicado para Hillary es cuando Clinton, como en toda sitcom familiar gringa, echa todo a perder en su intento por ayudar a su mujer. Como cuando hace un par de semanas dijo que él había estado contra la invasión a Irak “desde el principio”. Gran problema, considerando que: a) es mentira; b) haberse opuesto a la invasión “desde el principio” es una línea del libreto de Barack Obama, que recuerda cada vez que puede que Hillary Clinton votó autorizando el uso de la fuerza en Irak en esa controvertida y ahora histórica sesión en el Senado en octubre de 2002. Obama no estaba en el Capitolio entonces (gran detalle, era sólo Senador Estatal en Illinois)
Bill Clinton ahora ha tomado la misión de contrastar la experiencia de su esposa Hillary -supongo que no se referirá a “esa” experiencia-, versus la inexperiencia de Barack Obama. Éste último ha contestado con una respuesta de una línea: soy como Bill Clinton en 1992. En rigor, Clinton era un poco más joven cuando postuló -exitosamente- a la presidencia.
Las últimas declaraciones del ex presidente evidencian, a fin de cuentas, un cambio de rumbo: ahora Bill es el encargado de “ningunear” al principal contendor de su esposa. Bill Clinton parece haber encontrado, por ahora, su lugar en el mundo. En el de Hillary, claro.
martes, 18 de diciembre de 2007
Mike Huckabee: Dios es su copiloto
Mike Huckabee es la revelación de la campaña republicana. Hasta hace algunas semanas era un candidato casi simbólico: un evangélico que ni siquiera había logrado alinear a todos los grupos de poder evangélico tras su candidatura -y mucho menos sus donaciones-, un candidato sin fondos y con un equipo tan chico que él mismo se escribe los discursos (último de pobre), que tiene un jefe de encuestas pero hasta el momento no ha juntado plata suficiente para realizar sus propias encuestas y cuya hija de 25 años, Sarah, oficia de “directora nacional en terreno”.
Hoy, Huckabee no es sólo el más probable ganador en el caucus republicano de Iowa este 3 de enero, ni el más grande dolor de cabeza de Mitt Romney, el otro religioso de la campaña, un millonario mormón que se ha gastado 7 millones de dólares en Iowa (versus 400 mil dólares de Huckabee); es además fuente de preocupación de Rudy Giuliani, un candidato que sentía que corría tan solo que se ha ahorrado la campaña en los primeros estados (Iowa y New Hampshire, donde sabe que va a perder) para privilegiar los estados donde el mito de su limpieza de Nueva York y su liderazgo el 11 de septiembre es suficiente mérito.
A nivel nacional, el promedio de encuestas de Real Clear Politics (un excelente sitio que coteja varias encuestas actualizadas) muestra a Huckabee apenas dos puntos abajo de Guliani (20.7 versus 22.7), con la gran diferencia de que Giuliani ha bajado mientras Huckabee ha subido. Y harto.
En un iluminador perfil del candidato en el New York Times magazine el título de portada es: “Huckabee? Really?” -vaya que se echan de menos los titulares con personalidad en las revistas de estas latitudes), el periodista Zev Chafets lo dice mejor, obviamente:
“Huckabee puede perder la carrera, pero ya la ha revolucionado. Se suponía que la campaña presidencial republicana se iba a centrar en política exterior, seguridad nacional y competencia ejecutiva. Huckabee la ha trasladado a los temas de carácter, religión y personalidad. Pase lo que pase, él es ahora un actor relevante en el Partido Republicano, un hombre para tomar en serio”.
Este traslado en los temas eje de la campaña no puede sino dañar a Giuliani -cuya vida personal parece más prontuario que biografía-, quien presumiblemente apostará a pasar el chaparrón de las primeras primarias y centrar la campaña de vuelta en
los temas en los que ha logrado instalar sus rentables mitos fundacionales.
El perfil de Zev Chafets en el NYT magazine ayuda a ver por qué un dato aparentemente trivial puede ser un argumento de peso: Cuando era gobernador de Arkansas (por dos períodos consecutivos, hasta enero de 2007) era gordo. Ahora es flaco. Llegó a pesar 136 kilos, y perdió cerca de 50. Su odisea dietética no sólo le dio para escribir un libro (“Quit digging your grave with a knife and fork”, “Deja de cavar tu tumba con un chichillo y un tenedor”), sino que calza perfecto con la narrativa evangélica: la gula es un pecado, y parte de ser evangélico es sobreponerse a la tentación del demonio. En cambio, las pastllas, como apunta Chafets, “son una dependencia química cristiana”.
Huckabee, un tipo simpático, bueno para salvar respuestas que lo complican con chistes, que en la campaña se ha dedicado a decir que es “el candidato cristiano” pero ha ahuyentado la imagen de fundamentalista telepredicador (aunque trabajó para uno), que profesa fanatismo por los Rolling Stones (¿Simpathy for the Devil?) parece haber tomado por asalto a parte del electorado republicano e incluso a la prensa nacional estadounidense. Chafets lo advierte:
“La afabilidad de Huckabee y sus posturas populistas en lo económico y social ha sido a veces malinterpretado como una variante moderada del cristianismo evangélico. De hecho, como escribió en su libro “Character Makes a Difference”, él considera que el liberalismo es un cáncer en la cristiandad. Huckabee es un admirador del fallecido Jerry Falwell (cuyo hijo, Jerry Jr., recientemente le dio su apoyo) y suscribe de corazón a los principios de la Mayoría Moral”.
Finalmente, lo más trascendente sobre Mike Huckabee es que ahora es un candidato real, y cuan real siga siendo va a depender de su triunfo en las primeras etapas de la carrera y, sobre todo, en su capacidad de recaudar los fondos suficientes para sostener este año electoral. Ahora, como candidato real, va a enfrentar cuestionamientos más serios.
Por ahora ya ha tenido que empezar a explicar su artículo en Foreign Affairs en el que acusa a Bush de tener una "mentalidad de bunker" y una actitud arrogante en términos de política exterior. Algo de sentido común, si no fuera porque viene de alguien de su mismo partido.
La prensa de Arkansas, que mira con asombro cómo el resto del país le ha “comprado” el personaje a Huckabee, tiene lista la lista. Así al menos lo explicó Max Brantley del Arkansas Times a On the media, el imprescindible programa-podcast de NPR.
Hoy martes, Huckabee reveló su plan para aumentar su propaganda en al menos los tres primeros estados: Iowa, New Hampshire y South Carolina . Está decidido a probar que no es sólo un one-night-stand, frase que debe escandalizar a cualquier conservador. Horror.
Personalmente, creo que la mejor pieza publicitaria de Mike Huckabee ha llegado de manos de Chuck Norris. Parece chiste, pero no lo es. No tanto, por lo menos. Disfrútenlo acá.
¿Cómo lo dije en Duna en Punto? Así.