Con todo el temor y suspicacia que despertaba su discurso de esta noche, la senadora Hillary Clinton subió al escenario de la Convención Nacional Demócrata para pronunciar el que algunos llamaron el mejor discurso de su vida. No sólo fue un discurso inspirado, inspirador y con el ritmo y las palabras suficientes para electrizar a la audiencia; también fue un discurso muy funcional. Varias veces enfatizó en la urgencia de votar por Barack Obama, agradeció y reconoció el apoyo de quienes votaron por ella en las primarias e interpeló a esos "clintonistas" que podían no estar convencidos de apoyar a Obama para decirles ¿quieren más Bush? ¿quieren McCain? De ninguna forma, de ningún modo (No way, no how, no McCain), les dijo. ¿Votaron por mí o por los principios que defendimos?, interpeló.
Tomó el peso de estar hablando 60 años después de que las mujeres ganaron el derecho a voto en Estados Unidos, tuvo elogios para Michelle Obama y, quizás en el pasaje más inspirado, citó a Harriet Tubman, la esclava afroamericana que después de escapar a su cautiverio se dedicó a liberar a sus pares en la época de la guerra civil de Estados Unidos. "Si oyes a los perros, sigue adelante; si ves las antorchas en el bosque, sigue adelante; si te gritan, sigue adelante. No pares, sigue adelante. Si quieres probar la libertad, sigue adelante", citó Hillary. "Incluso en los momentos más oscuros, los estadounidenses ordinarios han encontrado la fe para seguir adelante".
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