En Pennsylvania, Barack Obama mostró que era pésimo en el bowling, lo que dio para festín de los medios y de la muy astuta Hillary Clinton, quien después comentó casualmente sobre lo mucho que le gustaba darle a los palitroques, afición bastante popular en el estado en cuestión.
Reconociendo su inhabilidad con los bolos, Obama había dicho -en broma, es de suponer- que de ser presidente reemplazaría la famosa pista de bowling de la Casa Blanca por un court de básquetbol.
Pues bien, ahora tuvo la posibilidad de tomarse una pequeña revancha en el ahora crucial estado de Indiana, donde el básquetbol es deporte sagrado. El viernes, en un gimnasio de Kokomo -ciudad que no había visto a un candidato presidencial en 40 años-, y después de hablar sobre asuntos serios, Obama participó en un partido de tres contra tres. Su equipo ganó 15 a 5.
Foto: © 2008 The Indianapolis Star, All Rights Reserved
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