miércoles, 30 de abril de 2008

Wright: la prueba de fuego de Obama


A partir del fin de semana pasado, Barack Obama debió enfrentar un problema que creía superado: su ex pastor, el reverendo Jeremiah Wright. Hace más de un mes, la difusión de los dichos incendiarios (aunque muchos de ellos de absoluto sentido común, si le preguntan a un no-estadounidense) del reverendo que casó a Obama, bautizó a sus hijas y predicó el sermón dominical de la iglesia de Chicago a la que Obama ha asistido los últimos 20 años abrieron un flanco de ataque muy sensible para el senador y lo motivaron a superar -o tratar de superar- el problema con un inspirado y celebrado discurso sobre el racismo en Estados Unidos. 

Creía que el problema estaba superado, hasta que al reverendo le dio por salir a limpiar su nombre, o algo parecido. El viernes estuvo en una extensa entrevista con el reputadísimo Bill Moyers en la estación pública de televisión, PBS. Luego siguió con su ronda de apariciones públicas, complicando a Obama, que partió diciendo que el reverendo tenía sus opiniones y él las suyas, muy diferentes, hasta que el lunes dio una conferencia de prensa en la que fue bastante más categórico en el distanciamiento del reverendo que hasta ahora había evitado. 

"Estoy indignado por sus comentarios y entristecido por el espectáculo que vimos ayer", dijo Obama frente a las cámaras ayer en una conferencia de prensa, refiriéndose a la última aparición de Wright (ante el National Press Club). "Sus comentarios contradicen todo lo que soy y todo en lo que creo". Luego siguió con la condena. "Me ofenden a mí, ofende a todos los americanos (sic) y deberían ser denunciados", dijo Obama sobre las expresiones de Wright. "Es lo que estoy haciendo hoy muy clara e inequívocamente aquí". 

¿Qué dijo Wright? Básicamente mantuvo los comentarios que ha venido haciendo por años en sus sermones y que misteriosamente aparecieron en la campaña -en internet y luego en televisión- hace un poco más de un mes. Aparte de establecer que la violencia contra Estados Unidos era consecuencia de la violencia de Estados Unidos con el resto del mundo (algo de bastante sentido común), dijo que el gobierno de su país había inventado el sida para deshacerse de los negros y que él estaba siendo víctima de un ataque de los medios y el establishment que no iba dirigido a Obama, sino a la iglesia negra. Pero lo peor que dijo, lo más dañino para Obama, fue que en sus comentarios sobre Wright, incluido su discurso sobre la raza, Obama estaba actuando como un político más, porque si dijera lo que pensaba nadie lo eligiría. Es particularmente grave para un candidato que ha edificado su discurso en el mérito de no ser "un político más", sino alguien que llega para romper moldes y fundar una nueva política, que está justamente basada en la unidad. Cabe destacar que mientras lo más fácil para Obama hubiera sido romper relaciones y "denunciar" a Wright, el candidato dijo entonces que aunque no estuviera de acuerdo con algunos de sus comentarios no podía  romper con él porque ya era como parte de su familia, y que no podía distanciarse tal como no podía distanciarse de su abuela materna, una señora blanca que solía proferir comentarios racistas. Fue un camino largo el de Obama para mostrarse veraz y leal cuando lo más fácil era quemar el puente, pero Wright lo ninguneó al decir que igual había actuado como un político, a secas. Y eso le dolió a Obama, quien ayer citó ese punto al romper, finalmente, con Wright

Wright es un personaje que puede costarle carísimo a Obama, tanto en la carrera por la nominación como, en noviembre, la carrera por la Casa Blanca. Buscando evitar ese daño, Obama intentó ser lo suficientemente enfático en su distanciamiento de su ex pastor (quien se retiró de la iglesia hace poco). Pero ahora la gran pregunta es cuánto pueda desmarcarse de eso y cuánto afectará este episodio a sus posibilidades en la carrera. "Eso lo averiguaremos", comentó ayer Obama cuando le preguntaron lo mismo. Los Republicanos -que están actuando como si Hillary ya se hubiera ido para la casa- ya confeccionaron y mostraron lindos avisos televisivos con extractos del reverendo Wright. En la campaña de Obama están enfurecidos con Wright, que apareció justo en el peor momento: cuando Obama necesita espantar los miedos racistas. 

Cuando se dice que Hillary Clinton necesita un "milagro" para ganar la nominación, se refieren a casos como este. Está por verse si el reverendo, finalmente, puede hacer milagros.  


lunes, 28 de abril de 2008

Lo que se llama empate

Antes dijimos que las encuestas en Indiana daban un  "empate técnico". Borren eso de "técnico" y miren los promedios de las encuestas según Real Clear Politics : 45.5 puntos para cada uno.

domingo, 27 de abril de 2008

No más debates

Han sido cuatro debates exclusivos entre Hillary Clinton y Barack Obama, y 21 debates de los precandidatos Demócratas desde que comenzó la campaña. Ahora Hillary Clinton está desafiando a Obama a un nuevo debate, en Indiana, antes de las primarias del 6 de mayo. Barack Obama está diciendo que no, y recordando que antes Hillary se rehusó a realizar un debate en North Carolina.

¿Qué cálculos se están haciendo? En general, Hillary no ha tenido malos debates, y Obama sí. El último fue particularmente dañino, si no claramente en el voto final de Pennsylvania, sí en la percepción pública de qué tan sólido es el candidato en momentos en que uno de los principales argumentos de su rival es que él no resistirá la pelea contra los Republicanos en noviembre. Fue un debate tras el cual los anfitriones de ABC News fueron muy criticados por la dudosa profundidad de algunas de sus preguntas y por lo que algunos juzgaron como una especial agresividad contra Barack Obama, quizás para escapar de la caricatura sobre el favoritismo de los medios por el senador. Como sea, Barack Obama no salió bien de ese debate.

El desafío de Hillary Clinton tuvo una dosis de nostalgia: invitó a Obama a participar en un debate al estilo Lincoln - Douglas (usando el modelo de debates entre Abraham Lincoln y Stephen Douglas en 1858. Quizás John McCain se acuerde). O sea, sin moderadores, con los candidatos hablando frente a frente, con tiempos para contestarse y distribuyendo el tiempo (90 minutos) entre los temas de debate que quieran, como quieran. Pero la campaña de Obama mantuvo su negativa, enfatizando que prefieren ocupar el tiempo en "hablar directamente a los votantes" de Indiana y North Carolina.

Es fácil ver que con un estado donde no tiene opción (North Carolina), Hillary Clinton tiene que
tratar de que Obama tropiece antes de llegar a Indiana, donde aparecen empatados en las encuestas. Un debate, como se han dado las cosas, sería ideal para eso: obliga a invertir tiempo en la preparación y abre el flanco a críticas, comentarios e interpretaciones. Hillary Clinton se burla de las quejas de Obama sobre el trato que recibió en el último debate, justamente enfatizando el mensaje de que el candidato no es todo lo fuerte que se necesita. "Después del último debate, los partidarios del senador Obama se quejaron por las preguntas rudas", dijo sarcásticamente ayer a su público en South Bend, Indiana.

Y pensar que antes era ella la que se quejaba de que en los debates la trataban mal.

sábado, 26 de abril de 2008

Botes por votos

En Pennsylvania, Barack Obama mostró que era pésimo en el bowling, lo que dio para festín de los medios y de la muy astuta Hillary Clinton, quien después comentó casualmente sobre lo mucho que le gustaba darle a los palitroques, afición bastante popular en el estado en cuestión. 

Reconociendo su inhabilidad con los bolos, Obama había dicho -en broma, es de suponer- que de ser presidente reemplazaría la famosa pista de bowling de la Casa Blanca por un court de básquetbol

Pues bien, ahora tuvo la posibilidad de tomarse una pequeña revancha en el ahora crucial estado de Indiana, donde el básquetbol es deporte sagrado. El viernes, en un gimnasio de Kokomo -ciudad que no había visto a un candidato presidencial en 40 años-, y después de hablar sobre asuntos serios, Obama participó en un partido de tres contra tres. Su equipo ganó 15 a 5. 

Foto: © 2008 The Indianapolis Star, All Rights Reserved

La importancia de Indiana


El próximo 6 de mayo será otro "SuperMartes". Votarán North Carolina e Indiana, pero es este segundo estado el que podría darle un cierre a todo: considerando que en North Carolina Barack Obama mantiene un amplio liderazgo en las encuestas (superior a 15 puntos, en promedio), todo el suspenso estará puesto en Indiana

Y ahí sí que hay suspenso. Barack Obama y Hillary Clinton están técnicamente empatados en las encuestas, como pueden ver en la foto de arriba con el resumen de los promedios de Real Clear Politics, que tiene a Obama con una ventaja de 3 puntos. Otras encuestas -citadas por CNN- dan a ambos candidatos en un empate, cada uno con 45 puntos porcentuales y con un 10 por ciento de indecisos. 

¿Y cómo es Indiana? De partida, es un estado con sitios como Kokomo (sí, como la canción de la película "Cocktail"), un lugar donde el famoso "cambio" no es precisamente un hit en el electorado, como cuenta esta nota del New York Times. "¿A qué se supone que nos vamos a cambiar?", se pregunta un ciudadano consultado. En general, la zona norte -más cercana a la influencia de Chicago, en Illinois- es vista como territorio proclive a Obama. También la muy urbana Indianapolis. El sur, sin embargo, es territorio más del tipo Hillary, en una división demográfica que ya parece un patrón invariable en estas primarias. 

La gran importancia de Indiana -una a la que sus habitantes no estaban acostumbrados, ya que normalmente las primarias llegaban cuando estaba todo cocinado- radica en un asunto muy simple: 

Si gana Barack Obama su triunfo será visto como el fin de la racha de Hillary y sería EL momento para que todo el peso de quienes quieren terminar el proceso de una vez por todas aumenten la presión sobre Clinton, sobre sus donantes y, más importante, sobre los cerca de 300 superdelegados que aún no han decidido su voto. Serían dos semanas que Obama tendría que aprovechar muy bien, dado que el 13 de mayo vota West Virginia, donde Hillary Clinton tiene una amplia ventaja en las encuestas, y el 20 de mayo votan Kentucky -otro estado donde Hillary es la favorita- y Oregon -donde Obama debería ganar con comodidad. 

Si gana Hillary Clinton su aura de renacida de las cenizas y candidata fuerte, invencible, que no se da por vencido, crecería hasta rozar el mito. Y dado que su pelea es por convencer a los superdelegados que no elijan a quien termine con más delegados, sino a quien sea más fuerte para enfrentar a John McCain en noviembre, el triunfo en Indiana sería un muy poderoso argumento.  

Esa posibilidad -de que los líderes del partido no elijan a quien gane en votos- parecía prácticamente imposible, sobre todo por declaraciones de líderes tan importantes como Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes del Congreso. Pero ayer Howard Dean, presidente de la Convención Nacional Demócrata, le dio a la campaña de Clinton una buena razón para mostrar los dientes, esta vez sonriendo. En una entrevista al Financial Times, dijo: "Creo que la carrera se va a reducir a la percepción en las últimas seis u ocho carreras sobre quién será el mejor oponente contra John McCain. No creo que en el largo plazo se resuelva con el voto popular ni algo más". 

Justo a continuación, sin embargo, Dean agregó que era "altamente improbable" que los superdelegados contradijeran al voto popular. "Nunca ha sucedido. Pero es posible y tienen el derecho a hacerlo", dijo Howard Dean, quien además dijo estar seguro de que la carrera no pasaba de junio. "Uno de los dos se va a retirar después de las últimas primarias", apostó. 
 

jueves, 24 de abril de 2008

La raza y la pesadilla Demócrata


Al final no fueron 10 puntos de diferencia los que favorecieron a Hillary Clinton sobre Barack Obama en Pennsylvania; fueron 9.2. En delegados, el triunfo es insignificante. Pero las matemáticas de delegados -que se supone definirían las primarias- están pasando a segundo plano. Fue suficiente como para que la historia de esta semana fuera la supervivencia de Hillary, su milagrosa recuperación económica por las donaciones online y la imposibilidad de Obama de "cerrar el negocio".  

Después de esa victoria ni-muy-estrecha ni-muy-holgada, muchos en el partido Demócrata han comenzado a expresar su terror de que la prolongada pelea entre los candidatos y sus partidarios termine por torpedear fatalmente las posibilidades de recuperar la Casa Blanca en noviembre. La prensa post Pennsylvania, ayer y hoy, ha estado salpicada de esa preocupación, que no sólo pasa por lo destructiva y negativa que puede ser para el candidato o candidata que se imponga (como dijo el martes en la noche alguna de las analistas en CNN, Clinton está diciendo que Obama no está capacitado para dirigir el país, y el Obama está diciendo que Clinton no es confiable); sino también porque el más probable nominado, Barack Obama, no ha sido capaz de construir una coalición lo suficientemente potente como para imponerse de una vez por todas. Es la misma persistencia de Hillary Clinton la que está torpedeando la contundencia del triunfo -matemáticamente inevitable- de Obama. Con sus triunfos -reales, por supuesto- en los grandes estados  del "cinturón industrial" de Estados Unidos, Hillary Clinton está sembrando dudas sobre la capacidad de Obama de ganar en una elección general en noviembre, y su objetivo es que los superdelegados Demócratas decidan elegirla a ella aun cuando llegue al final de la carrera con menos delegados elegidos, menos estados ganados y, muy probablemente, menos votos. Convencerlos de que el candidato que llegue segundo (o sea, ella) al final de la carrera el 6 de junio, será un mejor representante que el candidato que llegue primero (Obama), es su única posibilidad de poner su nombre en el voto de noviembre. 

Que Obama sea incapaz de ganar en estas primarias en estados que pueden ser clave en la elección general es en cierto sentido un argumento tramposo: se supone que en la elección de noviembre los votos de Obama y los de Hillary en las primarias se sumarían para enfrentarse a McCain. Ahí las preguntas más pertinentes son más bien cuánta gente que vota por Hillary no votaría por Obama en la elección general (y vice versa, en caso de ser ella la nominada).  

También hay que considerar un factor: los estados grandes que Hillary Clinton presenta como ejemplos de su fortaleza para noviembre son estados que sí o sí votan Demócrata en las elecciones generales (Nueva York y California), y por lo tanto estarían en el bolsillo de Obama en la elección general; o son estados que votan Republicano o son "swing states", estados históricamente complicados o imposibles para cualquier candidato Demócrata (o sea, no se puede contar con ellos en el cálculo), como Texas, Ohio y el mismo Pennsylvania. 

La pregunta sobre votos en noviembre se hizo en las encuestas a boca de urna en Pennsylvania. 
Y en las respuestas se asomó un factor que comienza a perturbar a los Demócaratas: la raza
Un 63 por ciento de los blancos votaron por Hillary Clinton, y un 90 por ciento de los negros votaron por Barack Obama. Un 18 por ciento de los Demócratas que votaron el martes admitieron que la raza había sido un factor que consideraron al decidir su voto, y sólo un 63 por ciento de esos votantes dijeron que apoyarían a Obama en la elección presidencial de noviembre

Como destaca el análisis de Adam Nagourney en el New York Times, "la raza presenta dos problemas potenciales para Obama: votantes que se le oponen simplemente porque es negro, y Demócratas que no lo apoyarán porque no creen que un negro pueda ganar una elección general". 

La instalación de la raza como duda legítima sobre la "electibilidad" del candidato Demócrata favorece más a Hillary Clinton ("yo no soy racista, pero seamos realistas ¿vamos a arriesgarnos a perder?") y la posibilidad de que sea su campaña la que esté subrayando el tema hace que todo alcance dimensiones maquiavélicas aterradoras, incluso para los estándares de Hillary. Hay un lado opuesto, también: es probable que si la senadora termina imponiéndose en estas primarias no tenga el apoyo del voto negro en la elección de noviembre. Pero eso puede pasar con votantes de todos los colores si ven que el candidato Demócrata no es quien terminó primero en la carrera. 

miércoles, 23 de abril de 2008

Post Pennsylvania


6 de mayo: 
North Carolina (Obama tiene una ventaja de 15,5 puntos en las encuestas)
Indiana (Clinton tiene una ventaja de 2,2 puntos en las encuestas: va a ser un estado peleado. Será la batalla que defina quién es "perdedor" y quién es "ganador" en esa jornada)

13 de mayo: 
West Virginia

20 de mayo: 
Kentucky
Oregon
¿Hasta cuándo? ¿Hasta cómo?     

martes, 22 de abril de 2008

Pennsylvania para Clinton: Resultados paso a paso


12.00: 
Cómputo definitivo. (Casi) Hillary Clinton salvó justo: logró la ventaja mínima de 10 puntos para seguir dos semanas más en carrera sin tener la avalancha de dirigentes y comentaristas insistiéndole en que se baje de una buena vez. 
 
Con un 95% de los votos informados, están en un 55% para Clinton y un 45% para Obama

11.05:
Discurso triunfal-pero-no-tanto de Barack Obama.  Está tan feliz de estar de vuelta en el MedioOeste (en Evansville, Indiana) que le agradece a John Mellencamp por haberlo apoyado. Luego felicita a Hillary Clinton por su triunfo. Y agradece a los cientos de miles de "Pennsylvanians" que lo apoyaron esta noche. Luego da cuenta de sus avances en ese estado. "Cerramos la brecha", dice. "Registramos a un número récord de votantes y son esos votantes los que van a liderar a nuestro partido en noviembre". 
"Los desafíos que enfrentamos son más grandes que las pequeñeces de la política", dice. "Y esta es la elección para superarlos". 
"Es fácil quedarse atrapado en la distracciones y las tonteras que consumen la campaña", dice. "Pero tenemos los desafíos de dos guerras, una crisis económica y un planeta en peligro". 
Luego el infaltable: el caso real, en este caso un tipo que perdió su casa y está pasándolo pésimo. De nuevo, ojalá los presentaran. 
"Estamos porque no podemos darnos el lujo de seguir haciendo lo que hemos estado haciendo por otros cuatro años. No podemos darnos el lujo de seguir jugando los juegos de Washington con los mismos jugadores de Washington", dice. Luego le pega un palo a John McCain y lo asocia con el casi-innombrable, George W. Bush. Y recuerda que McCain quiere seguir con la guerra en Irak como está (con el clásico agregado contra Hillary: "una guerra que nunca debió haberse autorizado"). 
"La pregunta no es si el otro partido podrá llevar el cambio, claramente no lo harán. La pregunta es si nosotros lo haremos", dice antes de el grito (el original) de "Yes we can". "En cada elección llegan los políticos a sus ciudades y le dicen lo que quieren escuchar. Luego vuelven a Washington y se quedan en la última distracción de la semana, en vez de preocuparse por los asuntos que importan". 
"No esta vez, no esta vez", dice. Y luego un palo a Hillary (que a él no le pegó ninguno en su discurso), por tomar plata de los lobbistas (no la nombra, claro). Otro: "hagamos las preguntas duras ANTES de mandar a nuestras tropas a pelear". 
"Podemos ser el partido que diga y haga todo lo que hay que hacer para ganar las elecciones (...) O podemos buscar recuperar no sólo una oficina, sino la confianza del pueblo americano". 
"Esta vez podemos elaborar sobre el movimiento que empezamos en esta campaña", dice antes de nombrar a todos los grupos posibles. 
"Millones de americanos (sic) creen que podemos hacerlo mejor, y que debemos hacerlo mejor", dice. "Ahora les toca a ustedes, Indiana". 
"No soy un hombre perfecto, no seré un presidente perfecto. Pero siempre los escucharé por los próximos 4 años", promete. "Les pediré ser parte del cambio que necesitamos", dice. "El cambio parte desde abajo hacia arriba. El cambio real no es fácil y no será fácil. El status quo luchará por detenernos, pero no olviden que ustedes tienen el poder de cambiar a este país". 
"No sólo ganemos estas primarias, no sólo ganaremos en Indiana, no sólo ganaremos en noviembre. Vamos a cambiar a este país. Ese es nuestra meta, vamos a trabajar", termina. Luego se baja para saludar a Michelle, su mujer, y a John Mellencamp. 

Con 85% de los votos informados, Hillary Clinton está logrando el "número mágico" (psicológico, porque en concreto no le sirve de mucho): los diez puntos de ventaja. Están 55% para Clinton, 45% para Obama

10.32: 
El discurso triunfal de Hillary Clinton. Cosa inusual, salió junto a Bill Clinton. "Es un camino largo al 1600 de Pennsylvania Avenue (la dirección de la Casa Blanca) y pasa por el corazón de Pennsylvania", parte diciendo, haciendo gala de "su" ingenio. "Con dos guerras y una crisis económica ad portas, ustedes saben que hay mucho en juego y saben que quieren a una presidente que esté lista desde el primer día (...) Agradezco que Pennsylvania haya decidido que yo sea esa presidente". Luego regresa a sus raíces familiares con el estado (sus abuelos). 
Habla luego de lo difícil que está la vida, de lo caro de la gasolina, etcétera. 
"Hoy más que nunca necesito su ayuda para continuar en carrera", dice. "Sólo podemos seguir ganando si podemos seguir compitiendo con un candidato que gasta tanto más que nosotros. Vayan a HillaryClinton.com y muestren su apoyo esta noche, porque el futuro de esta carrera está en sus manos". El infomercial aplicado a los discursos. ¡Necesito plata! ¡Dejen de aplaudir y abran sus malditas billeteras! 
"Me dicen que me retire, pero ustedes necesitan a una presidente que no renuncie", dice luego. "La corriente está cambiando de dirección", advierte. Y vuelve a las diferencias económicas con Obama: "Nuestro oponente gastó tres veces más que nosotros". 
Luego la clásica: la carta del votante anónimo. En este caso, un viejito veterano de guerra que e mandó una carta pidiéndole "siga luchando por nosotros".  (Un día me gustaría ver todas esas cartas tan emotivas que aparecen citadas en los discursos de Obama y Hillary). 
"Puede que me tropiece y puede que me caiga, pero lo importante es que ustedes estén conmigo", dice. "No se trata de si podemos levantar a este país , sino si lo haremos". ("Yes we can" versus "Yes we will", muy original). 
Termina con un "Yes we will". Uf. 

Interesante: Hillary Clinton está viviendo el presente en Pennsylvania. Barack Obama está en Indiana, que vota el 6 de mayo

Van 73% de los votos informados y la proporción se mantiene: 54% para Clinton, 46% para Obama

9.58: 
Los candidatos van a hablar dentro de poco (justo a la hora de los noticieros locales). Con un 47% de los resultados informados, la balanza está 54% para Clinton, 46% para Obama

9.3o: 
Marc Ambinder cita a la campaña de Hillary Clinton: aseguran que recaudaron 100 millones de dólares online en 20 minutos. Altamente improbable, considerando que en todo marzo, on y off-line, recaudaron 21 millones. 

9.20: 
15% de los votos informados: Clinton 53, Obama 47. En CNN (y antes estuvo en MSNBC) el gerente de campaña de Hillary Clinton, Terry McAuliffe está repitiendo los eslóganes de la campaña como un autómata, repitiendo la direccion web de la campaña: Necesitan juntar plata -están desfinanciados-, y pueden hacerlo online para aprovechar el entusiasmo de la noche. Dice McAuliffe que "ganar es ganar", quizás anticipando un triunfo estrecho. Según Michael Crowley en el imprescindible blog de The New Republic, la recaudación online de la senadora está a toda marcha esta noche. 

9.05: 
No news: CNN proyecta el triunfo de Hillary Clinton. Seguimos esperando a ver por cuánto. Con un 7% de los resultados informados, el conteo va 54-46 en favor de Clinton. 

8.55:
Huffington Post anuncia el triunfo de Hillary Clinton en Pennsylvania. Con sólo un 3% de los votos escrutados, el conteo va 55-45 para la senadora. 

8.50: 
Fox News proyecta un triunfo para Hillary Clinton. Si no fuera tan obvio lo pondría en duda, considerando la fuente. MSNBC y CNN todavía no proyectan ganadores. 
De nuevo, sabemos que va a ganar Hillary Clinton; estamos esperando a ver por cuánto. 

8.30: 
Exit poll: Temas prioritarios. 
El 56% de quienes nombran la economía como la principal preocupación votaron por Clinton. El 57% de quienes mencionan Irak como la principal preocupación votaron por Obama. 
Grupos: 
El 92% de los negros votó por Obama.
El 55% de los judíos votó por Clinton. 

8.00: 
Cierran las mesas en Pennsylvania y CNN no es capaz de proyectar un ganador. Eso significa que está muy ajustado. Esa es una pésima, pésima señal para Hillary Clinton. Pero la noche es joven. Además, recordemos que la gente de las zonas rurales, Hillarylandia, se demora más en "informar". 

7.55: 
Informa Huffington Post: 
Encuestas a boca de urna: Clinton 52, Obama 48. Si esto se transforma en el resultado, Hillary Clinton está en serios problemas. Hillary gana entre mujeres y quieres tomaron la decisión al final. Obama gana entre los hombres y entre los votantes jóvenes (primerizos)
Informa CNN: Un 55% de los hombres blancos votaron por Hillary, un 45% por Obama. Eso es muy bueno para el senador. 


Qué mirar en Pennsylvania


Dos cosas: el margen del triunfo de Hillary Clinton y las encuestas de boca de urna, para ver quién votó por quién.

Gentileza de Carrie Budoff Brown y Kenneth P. Vogel, de Politico.com, algunos consejos para ir siguiendo los resultados: Primero, no engañarse por los primeros resultados. Es posible que las primeras cifras favorezcan a Obama, dado que los centros urbanos reportan sus resultados más rápido. Los pueblos más pequeños (la gente amargada, ya saben), los blancos que tienden a favorecer a Hillary Clinton, se demoran un poco más. Es decir: si Obama parte "ganando", sus partidarios no deberían hacer una fiesta. En cambio, si Hillary parte arriba, probablemente mantenga la tendencia. Lo que sí puede mejorar los resultados de trasnoche de Obama es la votación de los afroamericanos, que se espera que lo favorezcan de manera significativa.

En cuanto al cómo vota quién, la votación del electorado obrero blanco será parte importante: si se carga demasiado a Hillary Clinton, la senadora tendrá un argumento más potente para tratar de convencer a los superdelegados.

Se calcula que un nueve por ciento de los posibles votantes de hoy están indecisos. En general, quienes se deciden a última hora -en las primarias anteriores de este proceso- suelen favorecer a Hillary Clinton. Ellos podrían ser... decisivos. Ja.

Los candidatos están cada uno reforzando su línea argumental: según Hillary Clinton, ganar es ganar, no importa por cuánto. Para Obama, a ella no le sirve si no gana por mucho.

Se espera que los resultados estén informándose entre las 9.30 y 10 de la noche. Ya sabe dónde mirar.

Pennsylvania, al fin


De todo ha pasado en estas seis semanas de calma antes de la tormenta. Todo menos calma. Pueden culpar a la maquinaria de Hillary Clinton o a la poco aceitada maquinaria de Barack Obama, pero han sido seis semanas de golpes al candidato, partiendo con la difusión de los videos del Reverendo Jeremiah Wright planteando aquellas preguntas de sentido común que son sacrilegio en Estados Unidos y terminando con Barack Obama planteando aquellas conclusiones de sentido común que son sacrilegio en Estados Unidos. La semana pasada, un muy criticado debate organizado por ABC News que partió con 45 minutos para dejar claro que los "rostros" de ese canal no son como "esa" prensa que se derrite por Obama. 

¿Y qué ha pasado en las encuestas? Hillary Clinton tenía una amplia ventaja hace seis semanas. Ahora, tiene sólo una ventaja. En promedio, un poco más de seis puntos. Lo que nos lleva a las conclusión de que tanto escándalo no ha afectado -al menos en encuestas, en votos lo veremos en unas horas- a Obama. 

En las últimas horas de campaña los candidatos se han dado con todo. Hillary Clinton, siempre con la nota elegante, lanzó un aviso en el que aparece Osama Bin Laden junto con otras tragedias de la historia reciente de Estados Unidos: el huracán Katrina, los altos precios de los combustibles, Irak... Bush no sale. Pregunta la voz en off: ¿Quién tiene lo necesario? (para liderar al al país en un momento de crisis, se entiende)
Es primera vez que aparece el señor Bin Laden en un comercial político desde que Rudy Giuliani (¿se acuerdan?) y sus amigos lo invocaran como parte del coro festival del miedo. 

Por qué importa Pennsylvania: Primero, porque es la primaria más grande de las que quedan en el calendario. Se eligen 158 delegados, y por eso los márgenes de victoria-derrota son especialmente relevantes. Segundo, porque es un estado demográficamente muy relevante: la gran cantidad de votantes blancos trabajadores podría manifestarse decididamente, por ejemplo, en contra de Obama y complicarle esa nominación que tantas veces se ha dado por asegurada. Se espera una votación récord: es en esos votantes nuevos -mucho joven universitario- donde Obama tiene cifradas sus esperanzas.

Qué va a pasar. 
-Hillary Clinton va a ganar. Sí o sí. La gran pregunta es por cuánto. Por lo que he podido revisar, la cosa va más o menos así: 
-Si gana por menos de 10 puntos, va a salir a celebrar pero en realidad va a tener bastante de lo que preocuparse. No sólo no le alcanzaría para dar un golpe convincente a la mesa de los superdelegados, sino que además la enfrentaría a enfrentar la dura realidad de la billetera. En abril su deuda -sus cuentas impagas a sus asesores, por ejemplo- aumentó considerablemente.  -Si gana por más de 10 puntos, va a ser la gran guerra de las declaraciones. Aún así seguiría claramente atrás en el conteo general, pero se vería reforzada en su argumento a los superdelegados: no voten por un candidato que no rinde en los estados grandes, industriales, blancos y trabajadores. 
-Si gana por más de 15 puntos. La fiesta de Hillary la vamos a escuchar hasta en Puerto Montt. Seguirá detrás en la carrera, pero le van a faltar dientes para mostrarle a los superdelegados y a los votantes de los estados siguientes. Se supone que necesita ganar por 20 puntos o más para que sea una victoria realmente significativa (y aun así seguiría destinada a perder el conteo), pero esos 20 puntos son bastante improbables

-Si Barack Obama gana. Eso es imposible, pero quién sabe. Si ganara, o si Obama perdiera por menos de cinco puntos, la presión sobre Hillary Clinton sería insostenible para cualquier ser humano. Ella podría seguir en carrera, claro, pero seguiría desde bien atrás. 

Ya está anunciado que Obama va  salir a celebrar mañana. La pregunta es si vamos a creerle. 

De lo que pase en Pennsylvania dependerá el día después: hace rato que se especula con n posible apoyo del ex presidente Jimmy Carter a Barack Obama. Y también se especula con Al Gore. Aunque Hillary le hizo un desprecio la semana pasada al decir que era de esos candidatos que habían perdido por "elitistas" -y eso que en realidad ganó-, Gore ha evitado contribuir al calentamiento global de la campaña. 

Hagan sus apuestas: yo apuesto a Hillary Clinton ganando por diez puntos. Todo quedaría igual, pero con menos carreras pendientes y más dudas en la capacidad de Barack Obama para constuir una candidatura a prueba de Republicanos. Es decir, sería el festival del "Spin" o de la interpretación interesada. 

No se pierda: Pennsylvania, minuto a minuto, en Factor2008.blogspot.com.


lunes, 14 de abril de 2008

El gran error de Obama


El fin de semana el pequeño escándalo desatado a partir de la revelación de unos dichos de Barack Obama en una reunión con contribuyentes en San Francisco el 6 de abril generó una serie de reacciones que podrían afectar el curso de las cosas. En las primarias Demócratas y/o en las elecciones generales de noviembre. 

En el campo del sentido común (que poco aplica en esta carrera), es una polémica tonta, pero dado que el senador Obama sabe cómo funciona la política en su país, la primera tontera fue su propia elección de palabras. Hablando sobre los votantes de pueblos chicos del interior -como muchos en Pennsylvania y, peor, como muchos en Indiana, por ejemplo, donde se realizan primarias el 6 de mayo-, dijo que dado que eran una población castigada por las crisis económicas y dejadas de lado por sucesivos gobiernos, no era sorprendente que "se amargaran" y se aferraran "a las armas, la religión, a la antipatía hacia la gente diferente a ellos, al sentimiento contra los inmigrantes y contra el comercio como una manera de explicar sus frustraciones". 

Suficiente para que la prensa conservadora y la campaña de Hillary Clinton denunciaran a Barack Obama como un hombre "elitista", "fuera de contacto" con los verdaderos estadounidenses y "condescendiente". Justamente los juicios-prejuicios con los que Obama ha debido luchar desde el inicio mismo de su campaña (expresada en la comparación de Obama con el latte de Starbucks versus Clinton con el café de máquina del Dunkin' Donuts). A un Obama que es negro, que nació en una familia pobre, que fue criado por su madre soltera y sus abuelos, su educación en Harvard le pesa más en la campaña que a una Hillary Clinton que nació en una familia acomodada, trabajó en poderosos bufetes y se sentó en poderosos directorios le pesa su educación en Yale

La torpe elección de palabras de Obama (en rigor, les dijo "amargados" y, si se siguen los avisos que la campaña de Clinton produjo inmediatamente, insultó la religión y el derecho a las armas de los norteamericanos), le puede costar muy caro a Obama no sólo en Pennsylvania o en las primarias que sigan. Igual se cuenta con que pierda en Pennsylvania y en algunas de los procesos pendientes y siga contando más votos y delegados. El potencial problema de Obama es con los superdelegados, esos cerca de 800 líderes Demócratas que terminarán decidiendo la carrera. Como hemos dicho antes, parece claro que quieren ir con la voluntad de los votantes, pero si ven que su elección pone en riesgo la posibilidad de los Demócratas de ganar en noviembre, puede que cambien de opinión. 

Hillary Clinton no perdió un momento para jugar esa carta. Inmediatamente asoció a Obama con otros "elitistas" que perdieron la Casa Blanca por no estar "en contacto" con el pueblo: Al Gore (si alguna vez esperó su apoyo, ahora cerró esa posibilidad) y John Kerry (quien ya apoya a Obama). Hoy por tercer día consecutivo Hillary Clinton acusó a Obama de "mirar para abajo" a la gente. "No podemos permitirnos que la gente piense que los Demócratas somos elitistas y fuera de contacto con la gente", dijo, reforzando su mensaje a los suerdelegados: puede que Obama "gane" en delegados y votos, pero no nos arriesguemos a perder en noviembre. 

Obama ha pasado estos tres días contraatacando sin pedir disculpas: su mensaje es "lo que dije es cierto: que esos votantes han sido abandonados por sucesivos gobiernos" y que sobre la religión, aferrarse a ella en los malos momentos no tenía por qué ser una ofensa. Su problema es que ha abierto flancos de ataque no sólo para la campaña de Hillary Clinton, sino también para el partido Republicano y los conservadores en general. Hoy, John McCain se unió al coro para calificar las palabras de Obama como "elitistas" y críticos como Peter Wehner en esta columna en el National Review apuntaron a que el senador era "un liberal convencional". Un calificativo que tras décadas de vapuleo es una ofensa para muchos y una etiqueta poco conveniente para muchos más. "(Este episodio) demuestra que es un liberal cultural, lo que ha sido un cargo particularmente letal en las elecciones presidenciales", escribe Wehner. 

Es exactamente lo peligroso para Obama y el partido Demócrata: no hay posibilidad de ganar la elección presidencial sin alcanzar al electorado de centro, y la identificación del candidato como un liberal, elitista y más encima negro puede ser una mezcla fatal (no es racismo; es la etiqueta que ha perseguido al partido Demócrata, ser el partido de los liberales elitistas muy educados y el de los afroamericanos). 

Hillary Clinton -quien según el "Hillary Deathwatch" de Slate ha aumentado sus posibilidades de un 4,5% a un 14,2% gracias a este episodio- está tratando de sacar provecho de todo esto (con agregados: el fin de semana habló sobre cuánto le gustaba disparar y hoy se tomó una cerveza desde un jarrón de medio litro), pero al hacerlo está arriesgando las opciones del partido en noviembre (algo que correría también en sentido contrario sino fuera porque Obama  es por mucho el más probable ganador de estas primarias, todavía). Según Ariana Huffington, "John McCain debería tomarse vacaciones; Hillary Clinton está haciendo el trabajo por él". Luego se pregunta: "Si ella ganara ¿con qué tipo de partido se quedaría? Está quemando la aldea para salvarla -o para probar que sería la mejor comandante de bomberos. Pero la aldea no se salvaría: sólo quedaría en pie una casa con dos habitantes: Hill y Bill". 

Para Obama, su error podría terminar reportándole una ganancia, como plantean Avi Zenilman y Ben Smith en Politico.com. Para un candidato a menudo acusado de ser "demasiado débil" para  enfrentar la maquinaria de ataques Republicana en una campaña general -un "problema" repetido bastantes veces sobre todo a principios de las primarias por Hillary y su campaña- mostrar que puede salir airoso de impasses como este y el ocasionado por los dichos del reverendo Wright, contraatacando con fuerza y carácter, puede ayudar a demostrar que es un candidato fuerte. O que lo será en noviembre. 

Ese también es un mensaje dirigido a los superdelegados

Y quizás Hillary Clinton esté exagerando su reacción contra los dichos de Obama. Eso plantea Noam Scheiber en The Stump, el blog sobre elecciones de The New Republic, a propósito de la intervención de hoy en el Foro de trabajadores del acero en Pittsburgh, donde Hillary volvió a hablar del tema (provocando algunos abucheos de los asistentes). "Si esto iba a hundir a Obama, debería haber pasado sin su ayuda (de Hillary). Ella se ha mostrado completamente cínica, recordándole a los superdelegados todo lo que odiaban de la era Clinton, y ha empezado a hacer aseveraciones sobre su propia autenticidad cultural que no pasarían el mínimo escrutinio". 

jueves, 10 de abril de 2008

Rice y Powell: dos tonos de negro para el GOP


Hay algo que reconocerle a George W. Bush: designó en cargos de alta responsabilidad y visibilidad pública a dos afroamericanos que, a fin de cuentas, mostraron capacidad y en cierto sentido eliminaron el factor racial de los análisis sobre su desempeño, un logro en una sociedad todavía marcada por el racismo. Claro, aparte del color (de piel y político) Condoleezza Rice y Colin Powell no tienen mucho más en común, y dónde están ahora marca también caminos muy distintos. 

A pesar de que hace un tiempo ella misma desestimó la posibilidad, Condoleezza Rice ha vuelto a mencionarse como una posible nominada de John McCain a la vicepresidencia. Y según comentó un estratega Republicano a la prensa, Rice misma ha estado activamente haciéndose campaña, cortejando a las elites del partido y paseándose por importantes eventos. 

Sus fortalezas son evidentes: es mujer (como Hillary), es negra (como Obama) y es reconocidamente muy inteligente e ilustrada (como Hillary y Obama).  La actual Secretaria de Estado y ex Consejera de Seguridad Nacional de la administración Bush parece generar entusiasmo y adhesión, tanto que las encuestas en estados tan Demócratas como Nueva York tienen a la dupla bastante bien ubicada, como nos cuenta en su imperdible blog el muy activo "Vasco en Nashville", Antxon Garrogerrikabeitia.  

Sus debilidades también son evidentes: la administración Bush ha sido desastrosa en su "diplomacia" y el nombre de Rice es inseparable de ese ámbito y de la ocupación de Irak. Si le preguntamos a McCain y a los Republicanos que igual van a votar por él, la guerra en Irak es lo correcto y la estrategia de Bush está funcionando. Pero si la idea es ganar más votos no parece tan buena idea la fórmula McCain-Rice. Sobre todo considerando la nula experiencia de Rice en temas domésticos, que tampoco son un fuerte en el currículum de McCain. Por supuesto, el juego de McCain es hacer que la elección gire en torno al tema de "seguridad nacional", como le dicen en Estados Unidos a los temas de guerra, ocupación y paranoia. Pero el país ahora está más preocupado, y muy preocupado, de la crisis económica. Y ahí es donde las posibilidades de Condoleezza Rice se ven más escasas: McCain necesita a alguien que tenga fama de buen administrador y que sepa sumar y restar (¿alguien dijo Mitt Romney?). 
Claro, como bien dijo Bill Maher en su show de HBO  "Real Time with Bill Maher" (lejos los monólogos políticos más chistosos del momento), McCain es tan viejo que necesita un vicepresidente que sepa técnicas de resucitación de emergencia y que esté listo "desde el día dos". Ja. 

Por su parte, el ex secretario de Estado Colin Powell, a pesar de haber puesto la cara para mentirle al mundo en las mismísimas Naciones Unidas para justificar la invasión a Irak en 2003, está cada vez más desmarcado del partido Republicano. Tanto, que desde hace algún tiempo ya se viene especulando con un posible apoyo público a Barack Obama (algo que a Obama le podría servir muchísimo en la elección general, con vistas a conquistar a los independientes de centro y a los "republicanos desafectados", pero que en las primarias Demócratas podría causarle más daño que beneficios).

Hoy, Colin Powell (quien no ha apoyado a ningún candidato aún) estuvo cerca de apoyar a Obama, pero sólo se quedó en elogios. En una entrevista con Diane Sawyer, de ABC News, el primer secretario de Estado afroamericano de la historia de Estados Unidos dijo que admiraba la manera en que Obama resolvió la polémica por los dichos de su pastor, Jeremiah Wright, que en materias de asuntos internacionales se notaba que era un hombre que podía aprender rápido y que sabía rodearse de equipos suficientemente sólidos para contrarrestar su falta de experiencia.

La entrevista acá: 


domingo, 6 de abril de 2008

Mark Penn, fuera de la campaña de Hillary Clinton



Mark Penn pasó de ser el hombre más poderoso de la campaña electoral de quien sería la segura próxima presidenta de Estados Unidos a ser un hombre cesante. Bueno, no tanto.

La semana empezó terrible para Mark Penn, la cabeza de la criticada pero siempre sorprendente campaña de Hillary Clinton. Primero, se supo que el lunes, en su calidad de jefe ejecutivo de la conocida firma internacional de relaciones públicas (perdón, comunicaciones estratégicas) Burson-Marsteller se había reunido con el embajador del gobierno colombiano ante Naciones Unidas para darle algunas recomendaciones. Esto porque Colombia contrató a la firma para que representara sus intereses en Estados Unidos, particularmente en lo que se refiere a las negociaciones para lograr un tratado de libre comercio entre ambos países. Un problema, considerando que parte importante del electorado Demócrata, los trabajadores (importantes en Pennsylvania) detesta los TLC porque los culpan de haber aumentado el desempleo en el país. 

La retórica anti-TLC, enarbolada principalmente por John Edwards al principio de la campaña y luego por Barack Obama y Hillary Clinton, todos con un tono bastante populista,  ha sido relevante en las primarias. De hecho, antes de las primarias de Ohio Hillary Clinton se esforzó para convencer al electorado de que ella no había sido partidaria del NAFTA, aprobada durante el gobierno de un tal... Bill Clinton. Le sirvió para ganar Ohio, y era una pieza importante de su mensaje hacia los trabajadores Demócratas de Pennsylvania. Que se supiera que su jefe de campaña al mismo tiempo estaba ayudando a un gobierno latinoamericano para lograr su propio TLC no podía ser bueno. 

Mark Penn se disculpó por su "error de juicio", y el gobierno colombiano decidió despedirlo. O sea, prescindir de los servicios de su firma. En el comunicado del gobierno se consideró "una falta de respeto" que Penn hablara de la reunión del lunes como "un error de juicio. Peor aún, una representante de ese gobierno dijo que no había quedado claro si la reunión del lunes había sido con Penn como mano derecha de Hillary Clinton o con Penn como ejecutivo de Burston-Marsteller. (Ahora, para qué nos vamos a hacer los ingenuos: Penn era las dos cosas al mismo tiempo, y eso lo convertía en un mejor contacto)

Ya se había criticado a Penn por no dejar -o al menos congelar- su puesto en la firma para dedicarse a lo que se dedicaba: dirigir la campaña de Hillary. Si las dobles militancias son complicadas, aquellas donde una de las patas está puesta en una empresa de relaciones públicas (o lobby), son bastante más complejas. Y este era uno de esos casos. Pero como en Burson le seguían pagando su sueldo, Mark Penn no se quejaba. Ganaba por los dos lados.

Pero la fiesta se le acabó. Esta tarde, la campaña de Hillary Clinton emitió un comunicado declarando que el señor Mark Penn ya no trabaja con ellos, por decisión del propio Penn. No es que el hombre se quede sin voz en el comando, en todo caso: su empresa, Penn, Schoen y Berland Asociados, seguirá prestando el servicio de encuestas y consultoría política. 

Mark Penn, quien antes de trabajar para Hillary trabajó para Bill Clinton, había sido extensamente criticado dentro y fuera del comando de campaña de la senadora por los errores cometidos en la carrera. De hecho, esta salida se ha leído como una buena excusa de sus enemigos dentro del equipo de campaña para sacarlo del camino. A él se le atribuye la opción de haber presentado a Hillary Clinton como una mujer fría y racional, no haber previsto que la campaña se prolongaría más allá del SuperMartes del 5 de febrero -fecha en la que pretendían ganar cuando todo se veía tan fácil, por allá por diciembre-, y no haber logrado revertir las cosas. Su lugar será ocupado por Geoff Garin y Howard Wolfson, este último jefe de comunicaciones de la campaña. 

sábado, 5 de abril de 2008

¿Quién está alargando la teleserie?



Con la carrera Demócrata prácticamente decidida
-en cuanto al "quién", no tanto al "cómo", y eso puede ser muy relevante para la suerte que corra el candidato Obama en noviembre-, los más agudos analistas de medios ya están preguntándose por qué diablos la cobertura de las primarias sigue respondiendo al escenario de una competencia donde hay suspenso. ¿Será porque a los medios, particularmente a los canales de noticias las 24 horas de cable, les conviene? Eso se pregunta la gente del imprescindible programa "On the Media" de la National Public Radio (NPR). Bob Garfield, nuestro anfitrión, discute el tema con Chris Beam, periodista político de Slate -donde ya inauguraron la sección "Hillary Deathwatch" (a ellos les robé la ilustración, muchas gracias, please don't sue me, Slate friends)-, el editor asociado de The New Republic Mark Ambinder y Dave Chalian, jefe de política de ABC News.

¿Qué dicen? Que efectivamente Hillary Clinton tiene en la práctica escasísimas posibilidades de ganar (a menos que un escándalo realmente grande destruya a Obama); que si bien a los medios les puede convenir la atención, la prolongación de la carrera implica más costos de operación y la política nunca ha sido la sección más popular de un medio; que no le corresponde a los medios decretar cuándo un proceso se termina. Les pondría LA canción buena de Lenny Kravitz, "It ain't over till it's over", pero prefiero linkearles el segmento de "On The Media", para la audiencia que hable inglés. O que lo escuche.

viernes, 4 de abril de 2008

Los números en Pennsylvania


La línea morada es Hillary Clinton; la verde, Barack Obama. Es la diferencia que el promedio de las encuestas está arrojando en Pennsylvania, según Real Clear Politics. Cerca de cinco puntos en una carrera que hasta hace muy poco estaba en cerca de veinte, siempre a favor de la senadora Clinton. 

El sentido común indica que Hillary Clinton va a ganar en ese estado, y según se han dado las cosas (recuerden Texas), las crecidas de última hora de Obama en las encuestas no es tal en los votos reales, aunque sí refleja una disminución de la ventaja. Ahora, quedan todavía más de dos semanas para intentar consolidar el alza. El problema para Hillary Clinton, como hemos dicho antes, es que necesita ganar Pennsylvania por un amplio margen. Y cinco, o diez puntos, si "moderamos", no es precisamente amplio. 

¿Y si ganara Obama? Goodbye Hillary. Al parecer, la campaña de Obama ha decidido intentar semejante batatazo, apoyada por los billetes verdes: ha gastado cinco veces más que Hillary en publicidad en televisión. Algo que no debería extrañar, considerando la ventaja en recaudación de fondos: sólo en marzo Obama recaudó 40 millones de dólares. Clinton juntó 20 millones

Aún así, como apunta Jeanne Cummings en Politico.com, no es mucho lo que Obama puede cambiar en Pennsylvania, dado su mix demográfico: trabajadores blancos, católicos, mujeres, hombres mayores. Hillarylandia, en resumidas cuentas.

¿Y si ganara Obama?  

jueves, 3 de abril de 2008

La persistencia de Hillary y la preocupación Demócrata


Hillary se comparó con Rocky porque no se da por vencida. (Gracias,blog 23/6,por el montaje fotográfico y por su título: "¿Acaso Hillary cree que Obama se parece a Apollo Creed?

Chistes aparte, la prolongación de la batalla en el partido Demócrata tiene a buena parte de sus militantes y simpatizantes preocupados del daño que podría significar para sus opciones en la elección presidencial de noviembre. Una carrera que debería ser fácil dada la baja popularidad del presidente Bush, ahora amenaza con complicarse entre la fortaleza de John McCain con el electorado independiente y la que algunos califican como autodestructiva lucha interna Demócrata.

De ahí la agitación al interior del partido, donde algunos ven con preocupación que el presidente de la Convención Nacional Demócrata, Howard Dean, no está haciendo lo suficiente para terminar con el show de una buena vez o por lo menos para establecer un "plan de salida" que les permita concentrarse en la campaña contra McCain (Dean les pidió a los superdelegados que dejaran las cosas resueltas para el 1 de julio, aun cuando Hillary Clinton ha repetido que seguirá luchando hasta la mismísima convención, a fines de agosto). De ahí las presiones hacia Hillary Clinton para que desista ante la verdad de las cifras.

(Algunos, como Katharine Seelye en esta nota del New York Times, plantean que la persistencia de Clinton puede ayudar al candidato Demócrata -dígase Obama- a la larga. En la misma nota, Seelye destaca que Hillary puede beneficiarse de estas presiones si logra repetir un escenario como el de New Hampshire: "todos están contra mí, yo les mostraré que soy fuerte y puedo volver en gloria y majestad". En el blog de The New Republic, Noam Scheiber disputa la noción de que una lucha extendida pueda ser beneficiosa. Podría no ser dañina, pero beneficiosa en ningún caso, plantea).

De ahí también que cada apoyo público de un superdelegado a Barack Obama sea leído como un intento por apurar la resolución de las cosas. Esta semana, el muy prestigioso congresista Lee Hamilton le dio su apoyo, particularmente importante por las credenciales en política internacional de Hamilton, quien fue vicepresidente del Grupo de Estudio de Irak (la comisión Baker-Hamilton). Como nos recuerda, otra vez, Noam Scheiber de TNR, aun cuando los principales asesores de Hamilton ya estaban trabajando para Obama, él mismo había dicho que no iba a apoyar a ningún candidato en las primarias. Claramente cambió de opinión. (Un detalle: Hamilton es representante de Indiana, estado que vota el 6 de mayo).

Otro que cambió su opinión, de una manera que al parecer fue bastante "dolorosa" para los Clinton, fue Bill Richardson, el gobernador de New Mexico, ex candidato presidencial, ex miembro del gabinete de Bill Clinton y ahora importante superdelegado Demócrata. Según se quejó enérgicamente Bill Clinton ante un grupo de superdelegados, Richardson le dijo cinco veces en su cara que no apoyaría a Obama. Richardson dijo ayer que eso nunca pasó: "nunca vi cinco veces a Bill Clinton, sólo lo vi cuando nos juntamos a ver el SuperBowl".

En todo este round Clinton-Richardson, hay un recuento que podría ser revelador de la opinión o de la estrategia (según qué tan mal pensado pueda ser uno) de los Clinton. Según informa el jefe de la oficina de Washington de ABC News, George Stephanopoulos -un hombre, por decir lo menos, con muy buenas fuentes, dado que trabajó para Bill Clinton como asesor en la campaña del 92 y luego como director de comunicaciones de su gobierno-, el ex presidente fue bastante enfático en una reunión antes de que Richardson decidiera apoyar a Obama. Directamente le dijo a Bill Richardson que Obama no ganaría en la elección general. "No puede ganar, Bill. No puede ganar".

¿Es una amenaza de "los Clinton o nada" o una legítima preocupación por las opciones Demócratas frente a John McCain?