No hubo grandes golpes ni bochornos. Pero si alguien ganó fue el Demócrata Joe Biden, al menos a juzgar por las encuestas instantáneas.
CNN: ¿Quién lo hizo mejor en el debate? Biden 51%; Palin 36%.
CBS News (Focus group de 473 votantes indecisos): Biden 46%; Palin 21%.
En este mismo sondeo se preguntó cuántos votantes se habían decidido por Obama y cuántos por McCain. Por Obama fueron 18%, por McCain 10%. El resto seguía indeciso.
Para lo que podría hacer sido un desastre para Sarah Palin, este debate fue un tremendo triunfo... si ella fuera el tema. Sería también un rotundo triunfo si estuviera compitiendo por la reelección como gobernadora de Alaska (¿cuántas veces dijo Alaska? Ocho veces ella, trece veces fue mencionado el estado en total ¿En cuántos debates había sido mencionado tantas veces Alaska? Nunca, seguro).
Pero el debate se trataba de la elección presidencial, de las posiciones de los compañeros de fórmula de los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain y de la eventualidad de que estos candidatos a la vicepresidencia se tuvieran que hacer cargo de la presidencia (si a uno lo asesinan; si el otro se muere de viejo, es algo que no se dice en televisión pero que acá lo podemos decir).
Y en ese frente Joe Biden hizo un mucho mejor trabajo: nunca perdió de vista que el objetivo a atacar era John McCain, corrigió cuantas veces pudo los cargos falsos de Palin sobre el programa de Obama y logró un tono amable pero no condescendiente con Palin. No se salió de libreto -un triunfo para él-, pero mostró carácter. Cuando reivindicó su cercanía personal con las dificultades de criar una familia se emocionó -su esposa y su hija murieron en un accidente días antes de que él asumiera como senador; él juró desde el hospital donde sus hijos se recuperaban- y se le quebró la voz, en un inesperado momento de emoción que no podría haber sido fingido. Pero principalmente fue efectivo y elocuente en ligar al ticket McCain-Palin con la administración Bush.
Biden tuvo un gran momento también al criticar a Dick Cheney como el más peligroso vicepresidente en pasar por la Casa Blanca -después de una vaga respuesta de Palin-, ante la pregunta sobre la manera de Cheney de concebir su puesto (principalmente considerarlo parte de la rama legislativa para evadir los controles a los que está sujeta la rama ejecutiva del gobierno). Pero en mi opinión, la mejor jugada de Biden llegó al final del debate. Durante los 90 minutos Palin estuvo repitiendo eslogans y frases hechas más para autoadhesivos de parachoques que para explicar propuestas políticas: "caminar el camino en lugar de discursear el discurso", "devolver el gobierno al lado de la gente", cosas por el estilo. Pero el más insistente de todos: John McCain es un "maverick" (independiente, un librepensador dispuesto a contradecir a su grupo), y yo soy una "maverick". Lo repitió tantas veces como si estuviera promocionando una marca de detergentes. Y sólo al final Biden dijo: "Déjenme decir algo sobre aquello de que McCain es un maverick", y acusó al Republicano de no ser ni votar distinto a su partido y su gobierno. Ya no quedaba opción para que Palin retrucara.
Para los Republicanos y Sarah Palin este fue un excelente debate: despejó dudas (la duda era si sería un bochorno absoluto), se mostró relativamente articulada y no cometió grandes errores (quizás el enfatizar el poco tiempo que lleva en carrera ante la pregunta de "¿Qué promesas que ha hecho en esta campaña no podrá cumplir como consecuencia de la crisis económica" puede haber sido uno: "¿Cuánto llevo en esto? ¿Cinco semanas?"). En otras palabras, pareció legitimarse con su base. Sobrevivió al único gran choque de la carrera. ¿Convenció a algiuen más de votar por el ticket Republicano? Imposible saber, pero parece dudoso.
En resumen, este debate de candidatos a la vicepresidencia no pareció tener elementos para cambiar la dinámica de la carrera. Y eso es sobre todo una buena noticia para la campaña de Obama, que va en alza.
Mañana (hoy, en realidad) la noticia será otra: la votación en la Cámara de Representantes del plan de rescate financiero aprobado el miércoles por el Senado. Y el fin de semana los comentarios girarán probablemente más concentrados en ese frente que en lo que dijeron o dejaron de decir Palin y Biden.
Si los representantes Republicanos vuelven a hacer fracasar la votación, podrían borrar las sonrisas -o el recreo- que este debate dibujó en la campaña de McCain.
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