sábado, 23 de febrero de 2008

McCain y el New York Times: la pareja de la semana


La
publicación del controversial reportaje del New York Times el jueves (y el miércoles por la noche en su página web) sobre el vínculo de John McCain con la lobbysta Vicky Iseman ha dado origen a un episodio digno de libro de clases sobre edición periodística, comunicación estratégica y manejo de crisis, por lo menos. 

En corto, el reportaje del NYTimes, en el que trabajaron cuatro periodistas desde noviembre del año pasado, se trata de los temores de los asistentes de McCain sobre la manera en que deja que la excesiva confianza que tiene en su propio criterio lo haga cometer imprudencias. Imprudencias como, por ejemplo, haber sido demasiado cercano a la rubia lobbysta Iseman -quien, dicho sea de paso, es igualita a la esposa del candidato, Cindy McCain-, una representante de figuras de la industria de las telecomunicaciones. ¿Qué significa "demasiado cercano"? He ahí el corazón del asunto. Según el reportaje, los miembros de su campaña presidencial anterior, el 2000 -cuando perdió las primarias contra un tal George W. Bush- estaban convencidos de que la relación era romántica e intervinieron directamente para alejarla. Según McCain y Iseman, nunca lo fue. Pero la revelación de este episodio, ocho años después, ha sido el motivo del escándalo.  


Según la completa crónica de The New Republic, la cantidad de periodistas trabajando en la historia daba cuenta de la importancia que le atribuyó el NYTimes, y la demora en su publicación -en medio de presiones , particularmente del abogado de McCain para "matarla"- generó peleas en el diario entre el equipo y el editor general, Bill Keller. Keller decía que al reportaje le faltaban datos para respaldar las afirmaciones que ahí se hacían; los periodistas se quejaban de que el trabajo estaba hecho y que había otras consideraciones operando ahí. El abogado de McCain para esta ocasión, dicho sea de paso, es Bob Bennett, ex abogado de Bill Clinton, un político que sabe de escándalos. Como cuenta Gabriel Sherman en su crónica "The Long Run-Up" para The New Republic, el hecho de que McCain se hiciera asesorar por el abogado de Clinton levantó especulaciones de que el escándalo era real. 


El hecho de que en diciembre  el sitio Drudge Report -el mismo que hace diez años tiró la primera bomba en el caso Clinton-Lewinsky- haya contado que el NYTimes trabajaba en esta historia puede haber influido en la decisión de demorarla, pero lo concreto es que semejante demora terminó beneficiando a McCain: la sola sospecha -al menos al parecer fundada- de que tuvo una relación extramatrimonial podría haber complicado su marcha triunfal hacia la nominación Republicana. Finalmente el reportaje salió publicado -quizás presionados porque la publicación de la crónica en The New Republic era inminente- cuando McCain ya tiene la nominación en su bolsillo. Y en política, como en la comedia, el timing es determinante. 


La reacción fue desde la negación, el basureo a la calidad del reportaje -que no establece con claridad la existencia de tal relación-, a la publicación de otros reportajes y artículos relacionados (por la gentileza de la web del NYTimes, el Washington Post salió el mismo día con su propio reportaje, que agregaba otros antecedentes aunque se basaba -dando el crédito correspondiente, como debe ser- en el del NYTimes). 


La campaña de McCain, quien aunque tenga la nominación asegurada igual necesita ganarse a la base conservadora que sigue votando por Huckabee (algunos hasta especularon que este era el "milagro" que Huckabee esperaba), ha aprovechado lo que considera un ataque del New York Times para repetir un "hit" seguro con los conservadores: la acusación de que, como el Times es un diario "liberal", él está siendo víctima de una conspiración barata de ese odiado sector. A fines de enero, cuando en una tradición de la prensa norteamericana, la junta editorial del New York Times decidió apoyar la candidatura de John McCain  (y de Hillary Clinton, en el lado Demócrata), la asociación fue vista -y usada- como una "evidencia" de que McCain no era un "verdadero conservador" sino un liberal infiltrado en el partido Republicano. Fue otro de los torpedos de Mitt Romney que no funcionó. Ahora, el Times le ha dado la salida perfecta de ese entuerto al mismo McCain, al darle una excusa para victimizarse y acusar conspiración. 


Entre el timing de la publicación y esta "salida digna", John McCain puede tener bastante más de lo que desearía para agradecerle al New York Times. Eso, claro, si el escándalo no sigue creciendo: Como escribió Clark Hoyt, el ombudsman o "editor público" del diario, "sin el sexo, el Times tenía una buena historia". Esa historia es la de cuánto se vio comprometida la independencia del senador McCain, entonces a la cabeza del comité de comercio del Senado, a causa de la "cercanía" con Vicky Iseman.  Y esa historia está aún en desarrollo, con versiones sobre reuniones, llamadas y peticiones de McCain que podrían haber beneficiado a los clientes de Iseman, con desmentidos, contradicciones y, al parecer, mucho que descubrir. Es el tema de fondo para el otro electorado de McCain: los Republicanos no conservadores y los independientes, que valoran el perfil de corrección a toda prueba en el que ha trabajado McCain.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Times parece siempre arreglárselas para meterse en problemas sin que nadie lo obligue. Siempre son escándalos que, después de sucedidos, parecen absolutamente evitables.